Algunas observaciones pedagógicas en torno al 12 de Octubre – Por Facundo M. Quiroga

Algunas observaciones pedagógicas en torno al 12 de Octubre
Por Facundo M. Quiroga

En el marco del 530° aniversario del Descubrimiento de América, nos tomamos un tiempo para ir más allá del artículo que hemos escrito respecto de la misma fecha un año atrás, profundizando sobre algunas cuestiones que quedaron pendientes respecto del abordaje de la fecha en el contexto de la formación docente. Invitamos, una vez leído el artículo, a tomar nota de las observaciones para dilucidar cómo se propagan en el sistema educativo, y así comenzar a tomar una posición crítica al respecto.

En primer lugar, este abordaje se centra, hoy, en el concepto de interculturalidad. Siguiendo los materiales orientadores hace unos meses enviados por el gobierno a través del Instituto Nacional de Formación Docente (INFoD)(i), se proponen directrices en relación al concepto, incluso derivándonos hacia afiches informativos para exhibir en las escuelas (diseñados con el título “El género de la Patria”, con figuras exclusivamente femeninas acompañadas de alguna sinopsis muy escueta) y recursos didácticos diversos. (ii)

En el portal del gobierno educ.ar, se difunden actividades para debatir y analizar el 12 de octubre. Es interesante, por sólo poner un ejemplo, que se recurra a los grabados del neerlandés Theodor De Bry, ampliamente desmentidos por su falsedad propagandística, y recortando la fecha sólo al testimonio de Colón. (iii) También la TV Pública se hace eco emitiendo un programa del ciclo “Caminos de tiza” en donde, a nuestro criterio de una forma aberrante, se exhiben a “expertos” que desembozadamente reparten a millones de televidentes todo el relato negrolegendario sin dar pie a nadie que salga a confrontar sus posicionamientos. (iv)

Todo esto nos suscita la necesidad de realizar estar observaciones, para brindar a padres, docentes, directivos, elementos críticos de un relato que es hegemónico en nuestra formación. Inmersos en un contexto global en el que urge, partiendo de la unidad nacional, construir bloques civilizatorios con representatividad y acción política concreta, no encontramos inocente que se expandan hasta en los más recónditos rincones de la enseñanza, ideas como la de interculturalidad, junto con las demás perspectivas: ambiental, DDHH, género… De hecho, los materiales orientadores forman parte de una colección de libros que reciben todos los colegios, como para no sospechar que hay una agenda que cumplir, no precisamente proveniente de las entrañas de nuestro pueblo.

En primer lugar, se señala la perspectiva “intercultural” pero desde una nueva “separación”. Al analizar los materiales y discursos construidos en torno a dicho concepto, España, y en concreto la hispanidad, están ausentes de esta perspectiva. La referencia es generalmente Europa o los “conquistadores europeos”, es decir: como que la perspectiva intercultural, más que intercultural es separatista. Por un lado, los pueblos originarios; por el otro, España.

Por otra parte, uno de los errores más importantes de esta perspectiva es que se inventa una unidad de los “pueblos originarios” que nunca existió. De hecho, el vehículo que posibilitó que los distintos pueblos se conocieran entre sí sin conflicto fue precisamente España, a través de la lengua. Construyen una “unidad” sin referente histórico concreto; expresión por demás palmaria de la metodología posmoderna: juzgar el pasado (casi siempre en términos morales) con sus propios ojos presentes, y a partir de allí construir una ficción sumamente vendible a través del victimismo de los buenos infinitamente buenos (los pueblos “originarios”) y los malos infinitamente malos (los españoles). No dejamos de recomendar, a cuento de esta metodología, el dibujito de Canal Pakapaka titulado “La asombrosa excursión de Zamba con los pueblos originarios”.(v) Aconsejamos respirar hondo antes de verlo porque es directamente una mentira tras otra, destinada ni más ni menos que a los niños de todo el país.

Para poder hacer efectiva toda esta maniobra, se debe recurrir a la tergiversación de la historia en todos los campos, incluido el académico; nadie en su sano juicio histórico puede sostener la idea del “genocidio”, ni política, ni antropológica, ni mucho menos biológicamente. La mayoría de la población del continente tiene al menos un antepasado indígena (me resisto a aplicar el término “sangre” para no caer en el mismo biologicismo en que cae el indigenismo “por izquierda”, creyendo ingenuamente que actúan en nombre del bien), llegando en muchos países de Hispanoamérica a superar el 80% de población mestiza, lo que automáticamente debería refutar la idea del genocidio. Es decir: mestizaje y genocidio se excluyen mutuamente, no pueden convivir ambos fenómenos en el mismo proceso histórico.

De la perspectiva intercultural también está totalmente ausente el análisis histórico del origen y evolución de la celebración del 12 de Octubre. No se menciona que su origen se halla en las profundas raíces del pueblo, y que fue la propia Nación Argentina la que tuvo un papel fundamental en la festividad, iniciada como Día de la Raza por el gobierno popular de Hipólito Yrigoyen (vi) en 1917. Quizás se omita esta información básica porque se descubrirían cosas que molestan, como el origen popular de la fiesta, y el hecho de que ningún pensador americano de la época, ni mucho menos los gobiernos, fueron antihispánicos.

Retomando la cuestión de España y Europa, detectamos dos continuidades ficticias que la perspectiva intercultural aplica constantemente: la primera, totalizar a Europa como una unidad colonialista, esto es, sindicar a Europa como un todo disimulando, o bien ignorando, las profundas tensiones que se dan al interior del viejo continente una vez descubierta América (e incluso antes), sin las cuales no se puede comprender el proceso de conquista y competencia entre el imperio hegemónico y las potencias en ciernes. Para la perspectiva intercultural (y en esto es fundamental el aporte que hicieron a la misma la mal llamada “filosofía de la liberación” de Enrique Dussel y la teoría “decolonial” de Mignolo, Walsh y otros), todo es “imperialismo”, “colonialismo”, etc. La decolonialidad carece de una teoría de los imperios, no sabe diferenciar siquiera un imperio generador (España) de uno depredador (Gran Bretaña).

La segunda continuidad ficticia nos atañe a nosotros y es determinante: nos referimos a la continuidad Conquista de América-Conquista del desierto. Al carecer de una perspectiva de procesos, se colocan ambas conquistas en un mismo plano. El principal texto que legitima esta falacia es “Pedagogía de la desmemoria”, de Marcelo Valko, pero también se reproduce en numerosos materiales periodísticos y antropológicos. El objetivo es reproducir un imaginario falso en el cual existieron unas tribus puras e impolutas (ni hablar en la región desde donde emito estas líneas, la Patagonia Argentina) que resistieron a todo y nunca negociaron espacios políticos.

Por caso, se tergiversa y se oculta que en la Paz de Quillín de 1647, las distintas etnias reunidas bajo el paraguas mapuche nunca renegaron de ser súbditas de la Corona española, aceptando defender el territorio autónomo de los enemigos de España… vaya si se han traicionado a sí mismos muchos de los mapuches jóvenes actuales, víctimas de la ignorancia y el fundamentalismo esparcidos por agentes como la universidad.

Por otra parte, y en relación a la Argentina, de la política de pactos y alianzas desarrollada por Juan Manuel de Rosas en lo que fue la primera campaña al desierto, que logró, relativamente, pacificar nuestras pampas durante veinte años, no se habla ni una línea. Se hace una elipsis temporal desde el siglo XVI hasta 1870 saltándose olímpicamente el período fundamental para entender el porqué del accionar posterior de Julio Argentino Roca y sus ejércitos. Quizás sea debido a que no pueden soportar que un gobernante hispano y católico haya sido quien más se acercó a lograr la paz en dichas tierras.

Si hay que mencionar un ocultamiento que a estas alturas de los hallazgos antropológicos y arqueológicos es escandaloso, es el de la antropofagia masiva del imperio azteca y los sacrificios humanos de los incas. Esto va acompañado a lo que dijimos más arriba respecto de la difusión de falsedades sobre el poblamiento y la cultura indígena, simulando una unidad que nunca existió. El ocultamiento del imperialismo sangriento de las civilizaciones precolombinas invita a formase ese imaginario del “buen salvaje” en el estudiante, que automáticamente es compelido a armarse en su cabeza la imagen de la “resistencia indígena” totalmente ajena a lo realmente acontecido, hoy incluso institucionalizada en países como Venezuela o Bolivia, tristes y ridículas puntas de lanza de la leyenda negra, totalmente funcionales a la fragmentación territorial y cultural de nuestro continente, más allá de los aciertos que pudieron tener sus gobiernos en otros ámbitos.

Para cerrar, o más bien para abrir más reflexiones, no dejamos de señalar lo contradictorio que es hablar de interculturalidad desde esta perspectiva interseccional, posmoderna, anglosajona, sencillamente porque esa interculturalidad ya existía: se trata del mundo hispoanocriollo que hemos construido y del cual dan cuenta los pensadores populares americanos que el politólogo Marcelo Gullo englobó en lo que llama “generación de la indignación”, que contestan tanto al positivismo imperante en la generación del ’80, como al naciente imperialismo estadounidense. No por casualidad, quienes se dedican a hablar contra lo criollo, acusándolo de machista, homofóbico, y el etcétera de siempre, son antropólogos como Alejandro Grimson o Rita Segato, cabezas de playa de la inserción de la perspectiva intercultural deconstruccionista en el país, apañados por el Estado.

El objetivo final de todas estas políticas educativas es que terminemos odiando nuestro origen mestizo, al introducir un nuevo separatismo cultural en pos de una balcanización funcional al globalismo. En un mundo que marcha hacia la caída de la globalización unipolar, las grandes ecúmenes civilizatorias se reorganizan luego de la sangría neoliberal, y acuerdan políticas concretas contra el relativismo posmoderno. No por nada todos los estados y bloques que ponen coto al globalismo de la oligarquía financiera internacional, son absolutamente resistentes a la adopción del indigenismo, el ecologismo y el género, hoy perspectivas obligatorias en nuestros planes de estudios. Debemos debatir cara a cara sin temor a las agresiones, pero procurando convencer con los hechos, la realidad histórica está de nuestro lado, el relato negrolegendario es a todas luces insostenible, y sólo se expande por una profusa campaña de propaganda neocolonial.


 

i Ofrecemos el link a los materiales completos. https://www.educ.ar/recursos/157478/coleccion-derechos-humanos-genero-y-esi-en-la-escuela. Invitamos a observar cada uno de ellos, y dar cuenta del marco ideológico y político que se encuentra expresado sin ambages en cada uno de los volúmenes

ii Link al material de interculturalidad: https://www.educ.ar/recursos/157749/interculturalidad

iii Link: https://www.educ.ar/recursos/92815/12-de-octubre-de-1492-descubrimiento-o-encuentro

iv Link al programa: https://www.youtube.com/watch?v=DRQ-bbgGxQ4&ab_channel=Televisi%C3%B3nP%C3%BAblica

v Link al programa: https://www.youtube.com/watch?v=lNOkGvkTmsM&ab_channel=MundoZamba

vi Para profundizar sobre ello, el link al artículo anterior: https://noticiasholisticas.com.ar/12-de-octubre-hispanidad-identidad-nacional-e-indigenismo-una-lectura-critica-del-dia-de-la-diversidad-cultural-por-facundo-m-quiroga/

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