Argentina: Estudio científico sostiene que el ibuprofeno inhalado reduce un 50% la mortalidad por COVID-19

El estudio “Inferencia causal durante una pandemia: evidencia sobre la efectividad del ibuprofeno nebulizado (NaIHS) como tratamiento no probado para el COVID-19 en Argentina”, que contó con financiamiento de la Universidad de Harvard y fue publicado en el National Bureau of Economic Research, a la espera de la revisión de pares, demostró que “el ibuprofeno inhalado disminuye 50% la mortalidad por COVID-19″. El estudio explica el tratamiento de un gran número de pacientes COVID-19 con ibuprofeno nebulizado, una “solución hipertónica de ibuprofeno (ibuprofenato sódico soluble)” que, al someterlo al sistema de nebulización, “genera partículas con efecto viricida, que al intercalarse en la bicapa lipídica de virus envueltos como el SARS-CoV-2 desestabilizan la membrana generando lisis, o sea, muerte del virus”, tal como había explicado en agosto de 2020 su creador, el doctor en Bioquímica, investigador principal del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y del Centro de Excelencia en Productos y Procesos de Córdoba (Ceprocor), Dante Beltramo. Como todo tratamiento de bajo costo, fue desestimado sistemáticamente en el pasado.

“Estudiamos el caso del ibuprofeno nebulizado, un medicamento que se usó ampliamente en pacientes con COVID-19 en Argentina en medio de afirmaciones salvajes sobre su efectividad y sin aprobación regulatoria. Estudiamos datos de 5.146 pacientes hospitalizados en 11 centros de salud repartidos en cuatro provincias, de los cuales un total de 1.019 (19,8%) recibieron el tratamiento”, plantearon los autores en la publicación de sus conclusiones.

“Nuestro análisis del uso de ibuprofeno nebulizado como tratamiento para COVID-19 nos brinda una ventana única para estudiar cómo se usó un tratamiento no probado durante la pandemia y constituye uno de los estudios multicéntricos más grandes de pacientes hospitalizados disponibles para países en desarrollo -continuaron los investigadores-. Una primera revisión de los datos restringe la atención a los hospitales que en algún momento usaron NaIHS y documenta una gran reducción de la mortalidad, estadísticamente significativa, que podría atribuirse al tratamiento con NaIHS. Una preocupación obvia es que esta diferencia podría deberse a la selección de pacientes de menor riesgo para el tratamiento con NaIHS. Sin embargo, las diferencias medias no ponderadas de las características basales no están sistemáticamente sesgadas hacia los pacientes de menor riesgo. Más formalmente, el estimador de ponderación de probabilidad inversa doblemente robusto confirmó la correlación después de corregir las fuentes más plausibles de posible sesgo de selección”.

Según refiere la periodista Valeria Chávez, Beltramo “había modificado la molécula del ibuprofeno haciéndola 100% soluble en agua para administrarlo en nebulizaciones con el objetivo de tratar a pacientes con fibrosis quística, una enfermedad genética con altas tasas de mortalidad que afecta a niños y adolescentes. Y dado los interesantes resultados preliminares observados, en marzo de 2020 el médico especialista en medicina interna, neumonólogo e investigador clínico Alexis Doreski (MN 141740) se planteó la posibilidad de utilizarla en pacientes con COVID-19”.

Según Doreski, “los efectos observados sobre la salud de todos los pacientes tratados, la mejoría en valores de laboratorio y en la saturación de oxígeno, y el cambio favorable en la sintomatología llevaron a continuar con las investigaciones a pesar de todas las críticas de colegas y sociedades científicas. Más de un año y medio después, con publicaciones en prestigiosas revistas revisadas por pares, obtuvimos el argumento necesario para volver a afirmar que en aquel momento, en plena crisis sanitaria, los pacientes no tenían tiempo de esperar los papers”.

El neumonólogo aseguró que con los nuevos resultados “si se hiciera una inferencia, demuestran que hubieran muerto 65.000 argentinos menos por COVID-19 si se autorizaba el uso de este tratamiento”. Desde Fundación Respirar, entidad en la que Doreski está a cargo de la Dirección de Investigación y que utiliza el fármaco desde 2018 en pacientes con fibrosis pulmonar idiopática y fibrosis quística, se solidarizaron hoy con “todos aquellos que perdieron amigos y familiares en la pandemia porque no había ‘evidencia’ suficiente para la utilización de este tratamiento, como pregonaron desde varias sociedades científicas”.

“Esta evidencia, por un lado muestra que no estábamos observando nada disparatado cuando veíamos aumentar la saturación en sangre o cuando veíamos pacientes graves que revertían sus cuadros en 24/48 horas”, se explayó el investigador.

Y concluyó: “Esto hubiera cambiado mucho la historia de la pandemia, al menos en nuestro país, si las autoridades se hubieran detenido a escuchar lo que estábamos diciendo”.

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