Rusia se prepara para algo grande, mientras EEUU convoca a Zelensky – Por Marcelo Ramírez

Por Marcelo Ramírez*

Tiempo crucial es el que estamos atravesando en estos días. La visita de Volodímir Zelenski a Biden en los EE. UU. es la primera excursión que realiza luego de comenzado el enfrentamiento armado con Rusia.
¿Qué puede ser tan decisivo, tan determinante, que empuje a este viaje transatlántico? No lo sabemos aún, pero sin dudas es algo gordo porque la acción no registra precedentes. Pero sí podemos saber que hay muchas cosas que no marchan bien para el Occidente Colectivo. En primer lugar, la guerra económica y financiera ha fallado en su objetivo enunciado que es el de forzar la rendición rusa, o al menos una negociación favorable a Ucrania (es decir, al Occidente Colectivo), partir de desmoronar la economía de Moscú.

Si ese era el objetivo inicial, ya podemos adelantar un enorme fracaso si tenemos en cuenta que las reservas rusas, que no confiscó Occidente, se han duplicado y alcanzado los niveles anteriores. El rublo se fortaleció, las exportaciones encontraron nuevos mercados, las importaciones se fueron regularizando y lo que Occidente no quiso negociar terminó bridándole a naciones como China, India o Turquía, la oportunidad de ocupar mercados a bajísimo costo. Los propios magnates rusos y el Estado se quedaron a precio de ganga con activos Occidentales, pero lo más notorio es que la vida del ruso promedio sigue como hasta entonces.

Sin embargo, Occidente no ha corrido la misma suerte. La inflación se disparó, el poder adquisitivo cae sin parar, la desocupación ha comenzado a hacerse sentir en Europa y próximamente llegará a los EE. UU. de la mano de la recesión. Las tensiones internas en los países y en las organizaciones en la UE son visibles, gobiernos caen, otros concitan el rechazo generalizado de la opinión pública. El quiebre de Occidente es notable, EE. UU. ha aprovechado la ocasión para volverse contra los europeos y vemos en consecuencia qué empresas del Viejo Continente migran plantas y técnicos hacia el país americano.

El campo militar no trae mejores novedades, la ofensiva ucraniana terminó hace semanas y la sobre extensión de sus líneas plantea dudas sobre que sucederá si Rusia se decide a emplear en una ofensiva los ucranianos aprovechando la acumulación de tropas frescas, equipos militares y la virtual destrucción de la red de energía de Kiev. La resistencia, aun con el apoyo de la OTAN en su conjunto, es imposible, siendo solo cuestión de tiempo el derrumbe de la línea de frente.

El presidente del Parlamento húngaro Laszlo Kover fue descarnadamente realista. En declaraciones a InfoRadio que levanta el portal RT, señaló que el conflicto de Ucrania ha cambiado el mapa geopolítico mundial. Agregó que a medida que Occidente introdujo nuevas sanciones contra Rusia, las élites políticas europeas, “por alguna razón, se entusiasmaron con destruir a Rusia económica y políticamente” mientras la separaban de la UE mediante “la creación de una nueva cortina de hierro”. Mientras condenaba la campaña militar de Rusia en Ucrania, el orador señaló que Occidente había estado empujando a Moscú desde sus “antiguas fronteras imperiales” durante varias décadas. Además, Moscú vio que “esto no es suficiente para Occidente”, ya que se estaba acercando a los territorios centrales de la nación, dijo.”
“Creo que el mundo occidental cometió un error estratégico cuando intentó no solo sacar a Ucrania de la esfera de interés de Rusia, sino también convertirla en una gran población y base militar contra Rusia”, enfatizó, y agregó que Moscú sintió que no podía permanecer inactivo frente a estos esfuerzos.

Tal vez sea porque los días de Hungría en la UE y en la OTAN parecen tener fecha de caducidad, el jefe del Parlamento no hizo más que decir en voz alta lo que todos sabemos qué está sucediendo.
Occidente no acierta en cómo encontrar las herramientas adecuadas para detener el ascenso de China y de Rusia. Putin ya ha advertido reiteradas veces que esta guerra no se trata de Ucrania sino de un cambio de orden mundial. Rusia ha previsto cada uno de los movimientos del bloque anglosajón y ha generado una respuesta adecuada, transformando así las acciones en su contra en golpes a Occidente, tanto en su economía como en su propia estabilidad política.

La tregua que busca el atlantismo es manifiesta, sus medios han comenzado hace semanas a machacar con un acuerdo en ciernes. Así iniciaron una campaña para imponer mediáticamente que Rusia se hacía receptiva a una negociación de paz cuando ello estuvo presente en todo momento. Siempre Moscú dejó en claro que tenía predisposición a negociar la paz, pero que no encontraba eco en Ucrania y en la OTAN.
La intención es mostrar que Rusia no quiere negociar, si se rehúsa o que lo hace porque las sanciones están haciendo mella. La realidad es un poco diferente, Putin está enfrentando a una Ucrania al borde del knockout sostenida por una OTAN exhausta que arrastra tensiones internas entre los países que la componen y una impopularidad creciente hacia sus élites políticas.

No habiendo entonces propuestas envenenadas de paz, que ya han dicho Poroshenko, Merkel, que solo las usa Occidente para ganar tiempo para prepararse para la guerra, la situación llega a un punto de inflexión que augura un desenlace. Rusia ha venido acumulando tropas y equipos militares, inclusive tejiendo alianzas con otras fuerzas armadas. El invierno se está haciendo presente y Kiev carece de las condiciones mínimas para sostener a su población con una infraestructura eléctrica colapsando. Es el momento ideal para que Rusia avance sobre Ucrania.

Lo que aún no sabemos es cuales son sus planes. Si consideramos el pasado y los resultados del Minsk I y II, Putin sabe que no hay posibilidades de un acuerdo con Zelensky y sus adláteres o mentores. Rusia necesita un gobierno amigable en Ucrania o la propia desaparición de este Estado, que podemos recordar que es un país nuevo resultante de una unidad contra natura entre pueblos de distintos orígenes.
Estos pueblos convivieron perteneciendo a la URSS, pero al poco tiempo de su caída estallaron sus diferencias aguijoneadas por los anglosajones hasta llegar a la actual situación.

Rusia puede presionar hasta hacer el país inhabitable, poco probable, o puede tratar de imponer un gobierno diferente. Occidente está dispuesto a luchar hasta el último de los ucranianos, que es lo único que explica la terquedad del actual gobierno que está llevando a Ucrania a la desaparición. Rumania, Hungría, Turquía y sobre todo, Polonia tiene ambiciones territoriales. Una debacle contra Rusia, como ya se avizora, puede detonar la partición de Ucrania en territorios que serán anexados por sus vecinos, quedan tal vez Kiev como un recuerdo de lo que hoy es ese país, o simplemente la desaparición del Estado.

Rusia, no podemos descartar, puede ambicionar simplemente ocupar toda Ucrania y reemplazar su gobierno. Si bien hay una hostilidad en buena parte de los ucranianos que aún viven en las zonas no rusoparlantes, es un costo a asumir en su guerra con Occidente. La mayoría de los analistas consideran imposible que Moscú ocupe Ucrania porque debería destinar muchos más recursos que aún no ha dispuesto. Pero no descartemos que esta situación pueda llegar a ser posible. Una ofensiva desde el norte con los 70 000 hombres que Lukashenko puede destinar hacia una operación militar. Ese contingente reforzado por tropas rusas bien puede avanzar en las zonas del oeste ucraniano que están poco defendidas debido a que Ucrania concentra cerca del 85 % de sus fuerzas al sur, donde combate con Rusia y a prever un posible avance hacia la capital desde el norte.

La hipótesis de abrir un corredor que una Bielorrusia con el sur de Ucrania puede privar a Kiev de los insumos vitales para sus fuerzas armadas y para su población. Tampoco está en condiciones de resistir si ese avance, además se acompaña de una ofensiva desde el Sur y sobre la costa del Mar Negro. Rusia intentó terminar el asunto ucraniano con una movilización que produjera la caída de Zelensky, algo que no ocurrió por la intervención de la OTAN. ¿Está ahora preparando un choque real contra la OTAN si es necesario?

Nuevamente, la mayoría de los analistas no parecen comprender que esto no es una batalla por el control de un territorio, es una guerra de otras características. Putin ha hablado reiteradamente de una lucha del Bien contra el Mal, y si eso significa lo que realmente parece, la guerra real en Ucrania es posible. Sumemos una consideración más, Serbia está a punto de ser nuevamente blanco de la OTAN. Las provocaciones en Kosovo buscan un enfrentamiento para poder intervenir, y Serbia está aislada geográficamente, solo rodeada de países de la OTAN y sin salida al mar. Teniendo en cuenta la situación de Hungría con la OTAN y la UE, a quienes ha obstaculizado varias de sus políticas, la forma de llegar a Serbia es a través de Hungría, que no solo es un país amistoso hoy con Rusia, sino que tienen muchas coincidencias ideológicas en el rechazo de la cultura woke. Esto hace clave el control de Ucrania para sostener Transnistria y Serbia. Rusia es muy sensible a sus poblaciones fuera de su país y hay mucha presión para que se las defienda en su sociedad. Una vez más, recordemos pensar como lo hacen los rusos, no los anglosajones, su lógica es diferente y sus reacciones, también.

Este es el escenario en estos momentos, Rusia se prepara para algo grande, pero no sabemos bien qué, EE. UU. convoca a Zelensky luego de reclamar una tregua infructuosamente.
¿Para qué? ¿Qué es tan importante que exige ese viaje? En el 2023 seguramente tendremos la respuesta.


*Marcelo Ramírez es analista en Geopolítica y director de AsiaTV.

 

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