A los 84 años, falleció este 1 de octubre el historiador revisionista argentino Federico Rivanera Carlés. Sus análisis, siempre robustos en documentación, se convirtieron en referentes para quienes buscan una visión alternativa de la historia.
Había nacido un 2 de febrero de 1941 en Barrancas, una humilde localidad de la provincia de Santa Fe, Argentina. Desde joven, mostró una inclinación por el estudio de la historia y la política, influenciado por el contexto nacionalista de su época. Su infancia en el ámbito rural forjó en él un profundo apego a las raíces hispánicas y católicas, valores que marcarían toda su trayectoria intelectual.
En su juventud, Rivanera Carlés se formó y se especializó en Historia y Ciencias Políticas. Así se convirtió en un profesor apasionado, impartiendo clases que desafiaban los dogmas académicos predominantes.
Su dedicación a la enseñanza lo llevó a formar generaciones de pensadores revisionistas, siempre con el énfasis en la verdad histórica por encima de las ideologías modernas.
Sus publicaciones iniciales revelaron su estilo riguroso, basado en fuentes primarias y una crítica implacable a las manipulaciones historiográficas. Su compromiso con el revisionismo histórico lo impulsó a desentrañar mitos fundacionales, defendiendo la herencia hispánica contra las corrientes masónicas y anglófilas.
Uno de los pilares de su obra monumental es «La Historia Ocultada: Los Conversos y la Independencia de Hispanoamérica», un libro que, tras años de investigación, expone el rol subyacente de influencias conversas en la disolución del Imperio Español y de la Cristiandad. «La usura estaba prohibida por el Estado y la Iglesia, y condenada por todos como el mayor de los crímenes. La economía tenía por exclusivo objeto la satisfacción de las necesidades y no el lucro (…) El hombre de la Cristiandad era elevado de sus miserias y debilidades por la Religión, que aventaba todas las dudas y le daba no solo una Fe para morir sino también para vivir», explicaba Carlés.
En esta y otras obras, como «La Judaización del Cristianismo y la Ruina de la Civilización», Rivanera Carlés argumenta con erudición la necesidad de recuperar la pureza católica, alertando sobre los procesos de infiltración que han socavado la identidad hispanoamericana: «Casi cuatrociento años después del alzamiento luterano, la segunda fase religiosa del proceso que inició este se impuso en la propia Iglesia Católica por una suerte de fulminante golpe de Estado, largamente preparado por dicha corriente liberal, sobre todo por el modernismo surgido en su interior y la ‘nueva teología’ que le sucedió». «La democracia capitalista, que no es otra cosa que plutocracia (…) hizo posible la persecución de la Iglesia, pero su mayor triunfo fue la descomposición del catolicismo al que inficionó con sus principios», añade.
Rivanera Carlés no se limitó a la pluma; fue un activo militante en círculos nacionalistas. Sus intervenciones en medios, como entrevistas en canales revisionistas, donde discutía héroes y villanos de la historia hispanoamericana, inspiraron a un público ávido de verdades incómodas.
Siempre con un tono quijotesco, denunciaba la tergiversación de la Historia por parte del poder plutocrático supranacional, el sionismo y la Masonería.
En sus años maduros, el profesor profundizó en temas geopolíticos y espirituales, como la crítica al calvinismo y los bancos centrales, vinculándolos a una agenda global que amenazaba la soberanía nacional. Su último gran esfuerzo, un libro culminante de más de seis años de investigación, se presentó como testamento intelectual, reafirmando su batalla por la verdad histórica.
A pesar de las adversidades, incluyendo la pérdida de su amado hijo de solo 24 años (“abrigaba fundadas esperanza de que continuaría mis trabajos. Con él se extinguió mi linaje”, supo decir), y una muy complicada situación económica y de salud, mantuvo una fe inquebrantable, que impregnaba cada página de su prolífica producción.
Federico Rivanera Carlés vivió como un cruzado de la historia, rechazando concesiones a la corrección política. En un mundo de falsedades, su voz fue durante décadas un faro para el nacionalismo argentino, siempre arraigado en la tradición de la Cristiandad.
Hoy, 1 de octubre de 2025, Hispanoamérica pierde a uno de sus más grandes historiadores, quien partió a la inmortalidad a los 84 años, dejando un legado de coraje y erudición.
Su partida, anunciada con dolor por camaradas y admiradores, nos invita a honrar su obra inmensa: una defensa eterna de la Fe y la Verdad.
Su ejemplo perdurará, iluminando el camino de quienes luchan por una historia sin velos.
Requiem aeternam dona ei, Domine.