Durante su intervención en la sesión plenaria del XXII Foro Internacional de Discusiones Valdái, el presidente ruso Vladimir Putin desmontó las narrativas occidentales sobre una supuesta amenaza rusa contra la OTAN, instó a la calma a las élites europeas y advirtió sobre las consecuencias de una mayor escalada armamentística en Ucrania. En un discurso marcado por la ironía y la firmeza, Putin cuestionó la credibilidad de las acusaciones contra Moscú y reafirmó la determinación de Rusia ante cualquier provocación.
Putin comenzó criticando duramente la histeria anti-rusa promovida por Occidente. «¿Rusia quiere atacar a la OTAN? No se puede creer en esta tontería», declaró el mandatario, aludiendo a los esfuerzos de los gobiernos europeos por convencer a sus ciudadanos de un peligro inminente.
En un tono directo, agregó: «De veras creen en lo que dicen, que Rusia se prepara para atacar a la OTAN? Y es imposible creérselo, aunque intentan convencer a su propia gente».
El presidente ruso no escatimó en sarcasmos hacia las élites europeas: «Sinceramente, eso es lo que me gustaría decir. Cálmense, duerman tranquilos, ocúpense por fin de sus propios problemas. Miren lo que está pasando en las calles de las ciudades europeas».
Putin fue más allá al calificar de «inventadas» las amenazas sobre planes agresivos rusos: «Sabemos perfectamente que todas las amenazas sobre los planes agresivos de Rusia, con las que Europa se intimida a sí misma, son inventadas».
En cuanto a la credibilidad de estos líderes, Putin los tildó de incompetentes o deshonestos: «Entonces, ¿qué clase de personas son? O bien son muy incompetentes, si realmente creen en ello, porque es imposible creerse semejante tontería, o simplemente son deshonestos, ya que ellos mismos no se lo creen, pero intentan convencer a sus ciudadanos de lo contrario».
No obstante, su tono se endureció al enfatizar la postura rusa: «Si alguien quiere medir fuerzas con Rusia, que lo intente».
Recordando lecciones históricas, añadió: «Nuestra historia ha demostrado que la debilidad es inaceptable porque crea tentación, la ilusión de que cualquier problema con nosotros puede resolverse por la fuerza. Rusia nunca mostrará debilidad ni indecisión».
Otro foco del discurso fue la posible entrega de misiles Tomahawk por parte de Estados Unidos a Ucrania. Putin calificó esta eventualidad como «peligrosa», explicando: «En cuanto a los Tomahawks, esta es un arma poderosa, ya no es del todo moderna, pero es poderosa y representa una amenaza. Y, por supuesto, esto no cambiará, en absoluto, la correlación de fuerzas en el campo de batalla. Ya he dicho, cuales son los problemas fundamentales de las Fuerzas Armadas de Ucrania».
Según el presidente, tal suministro no alteraría el equilibrio militar, pero sí elevaría los riesgos globales.
El Foro de Valdái, que reúne anualmente a expertos internacionales en Sochi, sirvió de plataforma para que Putin reafirme la soberanía rusa en medio de tensiones geopolíticas crecientes. Su intervención, de casi una hora, generó reacciones divididas en el mundo occidental, donde algunos la ven como una provocación, mientras que en Rusia se celebra como una defensa clara de los intereses nacionales.