
Una explosión de gran magnitud seguida de un voraz incendio en el Polo Industrial de Ezeiza, al sudoeste del Gran Buenos Aires, sacudió la zona y reavivó los recuerdos del trágico incendio de Iron Mountain en 2014, el que se cree fue intencional. El intendente local, Gastón Granados, confirmó que uno de los depósitos destruidos pertenece a la empresa estadounidense de almacenamiento de documentos sensibles, tanto comerciales como políticos, que recientemente había trasladado sus operaciones a este sector para custodiar archivos de la administración pública. El siniestro, ocurrido en la noche de este viernes, no dejó víctimas fatales gracias a que las instalaciones afectadas estaban cerradas a esa hora, pero generó una alerta inmediata por humo tóxico que se extendió varios kilómetros.
Este incidente no es el primero para Iron Mountain en Argentina, cuya historia está marcada por sospechas de irregularidades. En febrero de 2014, un incendio intencional en su depósito de Barracas, Buenos Aires, cobró la vida de diez bomberos y rescatistas, y destruyó miles de documentos sensibles, incluyendo archivos financieros de alto perfil. La Justicia determinó que el fuego fue provocado, posiblemente para eliminar pruebas en medio de una disputa societaria y acusaciones de lavado de dinero, lo que derivó en el juicio a 18 personas, entre directivos de la empresa y exfuncionarios públicos. Aquel caso expuso vulnerabilidades en el manejo de información confidencial y generó reformas en las normativas de seguridad para depósitos de este tipo.
El estallido de este viernes en Ezeiza provocó el colapso de estructuras en al menos cuatro empresas: además de Iron Mountain, una fábrica de neumáticos, una planta de plásticos y otra de envases resultaron gravemente dañadas. Testigos reportaron que la onda expansiva hizo estallar vidrios en domicilios y comercios cercanos, mientras que el fuego se propagó rápidamente debido a la presencia de materiales altamente inflamables. Autoridades de Defensa Civil emitieron recomendaciones para que los residentes de la zona se resguardaran en sus hogares y utilizaran barbijos para evitar inhalación de sustancias nocivas. Más de 100 bomberos trabajaron durante horas para sofocar las llamas, que finalmente fueron controladas al mediodía del sábado.
La explosión en Ezeiza ha encendido nuevas alarmas sobre la gestión de documentos estatales por parte de privados y la posibilidad de que se estén destruyendo pruebas sensibles de manera intencional. Aunque las causas del nuevo siniestro aún se investigan, el historial de Iron Mountain alimenta especulaciones sobre negligencias o motivaciones ocultas. Expertos en seguridad industrial llaman a una revisión exhaustiva de los protocolos en polos logísticos, mientras que vecinos exigen compensaciones por los daños materiales y ambientales. El Gobierno nacional, a través del Ministerio de Seguridad, anunció que enviará peritos para esclarecer los hechos, en un contexto donde la transparencia en el manejo de archivos públicos es un reclamo creciente.

