Se hunde la empresa multinacional de carne sintética de Bill Gates con una caída en bolsa de un 77% en 2025

Por Unai Cano

Nuevo golpe a la ideología woke: la empresa multinacional de la falsa «carne» Beyond Meat se desploma en bolsa y confirma que el experimento no está funcionando. La compañía, presentada durante años como el emblema de la alimentación del futuro, acumula una caída que supera el 77% en lo que va de año, reflejando el desgaste de un modelo que no ha convencido ni a consumidores ni a inversores.

El hundimiento bursátil no es un hecho aislado, sino la consecuencia de varios fracasos encadenados. Beyond Meat prometió sustituir a la carne tradicional con productos supuestamente más sostenibles y éticos, pero se ha encontrado con ventas a la baja, márgenes cada vez más estrechos y un creciente rechazo del público. El consumidor medio no sólo percibe estos productos como caros y ultraprocesados, sino que además duda de sus supuestos beneficios para la salud y el medio ambiente.

Durante años, la empresa fue impulsada por grandes fondos y figuras del globalismo tecnológico, entre ellas Bill Gates, que defendieron la carne sintética y los sustitutos vegetales como una necesidad climática. Sin embargo, el mercado está enviando una señal clara: el relato ideológico no basta cuando el producto no resulta atractivo ni competitivo frente a la carne tradicional.

Mientras Beyond Meat se desploma, el sector cárnico clásico muestra una resistencia notable. En muchos países occidentales el consumo de carne se mantiene estable e incluso repunta, impulsado por la desconfianza hacia experimentos alimentarios percibidos como artificiales. La «carne de laboratorio» y los sucedáneos vegetales han pasado, para una parte creciente de la población, de ser una promesa futurista a una imposición cultural asociada al progresismo más radical.

En Europa, el rechazo ha ido aún más lejos. Italia aprobó una prohibición explícita a la comercialización de carne cultivada en laboratorio, amparándose en la defensa de su tradición gastronómica y de su sector agroalimentario. Hungría ha seguido una línea similar, vetando este tipo de productos y alertando de los riesgos económicos, sanitarios y culturales de sustituir la producción ganadera por experimentos industriales.

Todo ello dibuja un panorama claro: el entusiasmo inicial por la carne sintética y los productos ultraprocesados de inspiración ideológica se está desinflando. Las quiebras de empresas de insectos, el desplome de Beyond Meat y las decisiones políticas en varios países apuntan en la misma dirección. Lejos de «salvar el planeta», este modelo ha terminado chocando con la realidad del mercado y con el sentido común de millones de consumidores.

Más que una simple corrección bursátil, lo que está ocurriendo es un cambio de tendencia. La carne tradicional no solo resiste, sino que gana terreno frente a un experimento woke que prometía mucho y ha entregado poco. Para muchos, la conclusión es evidente: cuando la ideología intenta imponerse al gusto, la cultura y la economía real, el resultado acaba siendo un fracaso.

 

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