El expresidente argentino Alberto Fernández fue denunciado por la exprimera dama, Fabiola Yañez, ante el juez Julián Ercolini por recibir de su parte violencia física y psicológica. Paradojas del destino, en 2021 Fernández se presentaba públicamente como “el primer feminista”: “Acá que hay muchas mujeres, por favor, empodérense. Los hombres también tenemos que hacer ese aprendizaje, porque venimos de esa cultura que ponía en segundo lugar a la mujer. Les prometo que el primer feminista voy a ser yo”.
Según la denuncia que Yañez hizo este martes al mediodía, “los graves hechos denunciados por la damnificada, sumado al contacto amenazante que ha expresado que ocurre actualmente, brindan un escenario de riesgo que debe ser mitigado por medio de los mecanismos que la norma procesal brinda”.
“Me da vergüenza que en la Argentina una mujer padezca violencia de género”, decía Alberto Fernández el Día de la Mujer de 2022. “Debemos entender de una vez por todas que eso no puede seguir ocurriendo y denunciar a los violentos que, por la sola condición de género, avasallan a una mujer”, agregaba el ex presidente en José C. Paz.
En la causa se da cuenta de “conversaciones e imágenes que indicarían la posible comisión del delito de lesiones leves en un contexto de violencia de género”.
También se agrega que ella manifestó estar padeciendo lo que definió como “terrorismo psicológico”, por parte del expresidente así como “acoso telefónico, de manera diaria”.
Como resguardo de la seguridad de la denunciante, el juez ordenó la prohibición de que Fernández se acerque a ella a una distancia inferior a 500 metros; también prohibió todo tipo de contacto: “Tal prohibición de acercamiento importa suspender todo tipo de contacto físico, telefónico –por línea fija y/o celular–, por correo electrónico, sistema de mensajería de texto y/o voz a través de cualquier plataforma, por vía de terceras personas y/o por cualquier otro medio”.
El juez también prohibió al expresidente salir del país.
La causa surgió en base a chats que Yañez mantuvo con la entonces secretaria personal de Fernández, María Cantero. cuando el celular de la secretaria estaba siendo peritado por la justicia en el marco de otra causa, vinculada a posibles delitos por la contratación de seguros durante su mandato. Fue allí que el juzgado de Ercolini descubrió que había chats entre Cantero y Yañez en los que ella le mandaba a la secretaria del expresidente fotos, videos, audios y mensajes de texto en los que relataba episodios de violencia sufridos por parte de Fernández en la Quinta de Olivos cuando ambos vivían allí, “ya es la tercera vez que me pegás así”, dice uno de los chats. Yañez incluso habría intentado recurrir en algún momento al “Ministerio de las Mujeres”: la respuesta habría sido “ya va a pasar, no se puede hacer nada”.
El “primer feminista” termina denunciado por golpear a quien fuera su mujer. Lejos quedaron los días en los que, tras la aprobación de la Ley de Aborto, Alberto Fernández encabezó sonriente el acto para agasajar al movimiento feminista, junto a una enorme pantalla verde detrás con la consigna “es Ley”. “Estoy muy feliz de estar poniéndole fin al patriarcado, es una gran injusticia que se ha vivido durante siglos”, exclamó Fernández en aquella ocasión.
De comprobarse las acusaciones contra Fernández, quedará expuesto una vez más lo vacío de muchas consignas y las hipocresías varias de una ideología progresista que se vende a sí misma como “defensora de las mujeres” en teoría, pero que terminó resultando un gran fracaso para evitar las situaciones concretas de violencia. Eso sí, muy exitosa a la hora de recibir financiación de fundaciones internacionales y crear negocios y cargos para sectores militantes afines.
La hipocresía del personaje no debería extrañar a nadie: quien daba lecciones sobre no mantener reuniones sociales en tiempos del Covid por cadena nacional, con el dedo en alto, mientras realizaba fiestas en Olivos, cómo no iba a pretender dar cátedra sobre el buen trato entre hombres y mujeres, al tiempo que, de ser ciertas las acusaciones, hacía todo lo contrario con la mujer que más cerca tenía.
