Por Unai Cano
La promesa del partido socialdemócrata y la CDU realizada durante la campaña de llevar a cabo deportaciones diarias y de endurecer las políticas migratorias se ha esfumado en menos de tres días. En este momento, el Gobierno federal ha reanudado los vuelos de entrada previamente suspendidos para los afganos. Según informó el diario Welt, ayer martes por la mañana aterrizaron en el aeropuerto de Berlín-Brandeburgo 155 ciudadanos afganos que ingresaron al país aprovechándose de varios programas de acogida.
Desde mediados de 2021, cuando la Bundeswehr (fuerzas armadas) se retiró de Afganistán, Alemania ha transportado a casi 36.000 personas desde ese país a su territorio. La mayoría de ellos son antiguos colaboradores de las tropas alemanas que quedaron en situación vulnerable tras la retirada. La cifra total de afganos que Alemania tiene previsto acoger supera los 48.000, según el Ministerio Federal de Asuntos Exteriores. Hasta la fecha, el coste del proyecto se estima en varios cientos de millones de euros, superando con creces las previsiones iniciales.
Los vuelos de entrada fueron cancelados en las semanas previas a las elecciones federales, tras una serie de incidentes violentos protagonizados por ciudadanos afganos en Alemania. Oficialmente, el Ministerio del Interior alegó problemas logísticos como motivo de la suspensión de dos vuelos chárter en el último momento. Sin embargo, según fuentes diplomáticas citadas por Welt, la decisión de la ministra del Interior, Nancy Faeser (SPD), estuvo más relacionada con la estrategia electoral que con dificultades operativas reales.
Mientras tanto, alrededor de 3.000 afganos aguardan en Islamabad su traslado a Alemania. La capital paquistaní se ha convertido en un punto de tránsito en el que se llevan a cabo controles de seguridad antes de embarcar en los vuelos chárter organizados por el Gobierno alemán. Pakistán ha concedido visados temporales a estos solicitantes, pero estos documentos expiran a más tardar el 31 de marzo. Algunas deportaciones de afganos de vuelta a su país ya han tenido lugar, aunque muchos han logrado regresar a Pakistán con el respaldo de Alemania.
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Actualmente, el Ministerio de Asuntos Exteriores trabaja para extender los visados de los refugiados en Pakistán, pero la situación en el país asiático es cada vez más difícil para ellos. La falta de perspectivas, la incertidumbre sobre su futuro y la pérdida de bienes materiales han provocado un aumento en los intentos de suicidio entre los refugiados, según testimonios recogidos en el terreno. Esta crisis ha generado interrogantes sobre si los programas de acogida alemanes han contribuido a agravar la situación en lugar de aliviarla.
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