Atender las exigencias de Trump – Por Juan Manuel de Prada

Por Juan Manuel de Prada

Como anticipábamos en un artículo reciente, acogiéndonos a las enseñanzas infalibles que Pemán publicaba en ABC, el amago de guerra arancelaria decretado por el bocazas de Trump contra las colonias del pudridero europeo acabará en un tratado comercial, que por supuesto será ventajoso para quien declaró la guerra. No puede ser de otro modo, dada la naturaleza servil del pudridero europeo, cuyos gerifaltes siempre utilizan la misma táctica: primero ensayan algunos jeribeques y aspavientos para consumo de cretinos, haciendo creer que se rebelan contra el Tío Sam; y a la postre hacen sumisamente lo que el Tío Sam les exige, después de besar su culete. Así ha ocurrido con el ‘rearme’, que los gerifaltes del pudridero europeo han vendido ante las masas cretinizadas como una rebelión contra Trump, cuando en realidad no hacen sino atender las exigencias de Trump (que, por supuesto, se cumplirán a costa de dolorosas exacciones y recortes sociales). Y así ocurre ahora con la guerra de los aranceles, cuya ‘solución negociada’ se resumirá -ya lo ha anticipado
Trump- en mayores compras de petróleo y gas a los gringos.

¡Con lo sencillo que hubiese sido responder al envite de Trump exigiendo que el Tío Sam retirase sus bases militares de Europa! Pero la naturaleza servil del pudridero europeo impide tales raptos de gallardía; y Ursulina Von der Leyen, después de anunciar la ‘solución negociada’, ha exhortado a China a evitar una mayor escalada en la guerra comercial, a la vez que la locoide Kaja Kallas ha arremetido contra la potencia asiática. La guerra arancelaria decretada por Trump era una ocasión formidable para que las colonias del pudridero europeo entablasen alianzas provechosas entre iguales con potencias emergentes; pero las colonias del pudridero no entienden las relaciones entre iguales, sólo saben besar el culo del fuerte y humillar al débil, excluyéndolo del ‘jardín europeo’. No han entendido que el mundo ha cambiado vertiginosamente, y que China, a estas alturas, es ya la primera potencia económica mundial. La penosa derecha patria, tanto la cobarde como la valiente, ha despotricado contra el doctor Sánchez, por «entregar España a los intereses del comunismo chino»; cuando lo cierto es que su reciente visita a Pekín (puro postureo cosmético, para que no se note que participa del beso en el culete de Trump que el pudridero se dispone a consumar) prueba que tiene más olfato político que todos sus detractores.

Las opiniones y análisis expresados en este artículo pueden no coincidir con las de la redacción de Kontrainfo. Intentamos fomentar el intercambio de posturas, reflejando la realidad desde distintos ángulos, con la confianza de aportar así al debate popular y académico de ideas. Las mismas deben ser tomadas siempre con sentido crítico.

La presente coyuntura está sirviendo, por lo demás, para delatar la inanidad de esa izquierda caniche que se desgañitaba reclamando una economía de cercanías que estimulase el consumo de productos locales. Ha bastado que el bocazas de Trump amagase con una guerra arancelaria para que toda la izquierda caniche se haya puesto a defender el libre comercio y la globalización. Como ya hemos pronosticado en otras ocasiones, vamos a mamar doctor Sánchez hasta que San Juan baje el dedo.

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