Del ciudadano idealizado al consumidor sumiso. Parte I. El trabajo en la comuna medieval – Por Ricardo Vicente López

Por Ricardo Vicente López

Una investigación acerca del proceso mediante el cual se ha transformado el hombre solidario en el hombre egoísta y competitivo

(Extraído de un trabajo más extenso que lleva el mismo título)

I.- Una primera aproximación al tema

Le propondré en estas páginas, amigo lector, un análisis del proceso por el cual hemos llegado a habitar un mundo en el cual la mercancía ha desplazado la dignidad humana, y esto en dimensiones impensables (de este tema no habla la historiografía moderna occidental). Tal vez esta afirmación pueda presentarse como un poco brutal ¡Es posible! Pero creo necesario aplicar una especie de terapia de shock para sacudir la conciencia del ciudadano de a pie que se ha ido sumergiendo, muy lentamente, en una nebulosa que va invadiendo su conciencia, a lo largo de los últimos siglos. El siglo XX comenzó la investigación de estos temas y en lo que va del XXI este proceso continúa con más virulencia. Es posible, por no haber advertido a tiempo, hasta dónde podía llegar la utilización de los mecanismos perversos:

 <<Estos métodos fueron utilizados, de modo similar a la exposición a la radiación de los rayos X, los rayos gamma u otros tipos de radiación que se usan en el tratamiento o la detección de las enfermedades de la piel. Quiero decir: aplicados en dosis milimétricas que no permiten una fácil detección. Esos métodos, en su utilización masiva, han logrado someter la conciencia de los ciudadanos de a pie. Los cuales fueron utilizados, con mayor intensidad, pero en la última etapa de la globalización [[1]]».

Todo ello ha sido diseñado y utilizado para ese propósito [[2]]. Los dispositivos utilizados desde el siglo XX, logrados mediante el aporte mercenario de las ciencias sociales al servicio de la manipulación del ciudadano de a pie, ha dado frutos, impensables décadas atrás:

«Una persona manipuladora es aquella que necesita controlar, cambiar y deformar los comportamientos o percepciones de los demás. Son muy difíciles de identificar ya que son individuos muy hábiles socialmente y cuando nos damos cuenta de la manipulación, el daño ya está hecho. Esta es la razón por la cual se hace necesaria la utilización de las relaciones humanas en la gestión de empresas. El tema clave al que van dirigidas es la eliminación del conflicto en la empresa, en las relaciones capital-trabajo» [[3]].

Los poderes internacionales han dispuesto de un arsenal científico que desarrolló una gran cantidad de técnicas para el logro ese objetivo. Se podría afirmar que éste ha sido uno de los últimos pasos de un proceso que  comenzó con la Revolución Industrial Inglesa del siglo XVII-XVIII. Conseguir una población sumisa ha sido un objetivo fundamental del empresariado capitalista. Erich Fromm [[4]] (1900-1980) nos dice al respecto:

«Nuestro empeño en dominar la naturaleza y en producir más bienes, hace que hayamos transformado los medios en fines. Hemos querido producir más en los siglos XIX y XX para dar al hombre la posibilidad de una vida humana más digna. Pero, en realidad, lo que ha pasado es que la producción y el consumo se han convertido en fines: han dejado de ser medios para convertirse en fines, así que estamos produciendo y consumiendo como locos».

Este investigador describe, con las siguientes palabras, el resultado de ese proceso:

«El hombre se convierte en una cosa, se lo trata y se lo maneja como tal, y las llamadas “relaciones humanas” son las más inhumanas, porque son relaciones “cosificadas” y “alienadas”».

Agrego acá, amigo lector, una sugerencia que ya he planteado en otros trabajos míos: ver, si ya no lo hizo, la genial película de Charles Chaplin Tiempos modernos (1936), dijo de ella la crítica de entonces:

«La película pone el énfasis en mostrar la forma como el maquinismo y el capitalismo le quitan  humanidad a los trabajadores [[5]]. Se agregó a ello, después, la utilización generalizada de los conocimientos de la psicología clínica, la psicología profunda, la psicología social, la antropología, en manos de especialistas en técnicas de mercado: todo ello ha desarrollado la mercadotecnia: se ha aplicado al manejo del consumidor y del trabajador y como consecuencia, a la sumisión posible de todo el mundo capitalista, mediante las técnicas de campaña política».

Dice wikipedia:

«El marketing es el proceso de exploración, creación y entrega de valor para satisfacer las necesidades de un mercado objetivo en términos de bienes y servicios; potencialmente incluida la selección de un público objetivo; selección de ciertos atributos o temas para enfatizar en la publicidad; explotación de campañas publicitarias; diseño de productos y empaques atractivos para los compradores; definir los términos de venta: precio, descuentos, con personas que creen que influyen en los hábitos de compra de los demás. Todo ello intenta crear una conciencia de lealtad y sentimientos positivos sobre una marca. El marketing generalmente lo realiza el vendedor. A veces, para esas tareas se contratan a una empresa de marketing dedicada o a una agencia de publicidad».

Agrega Fromm que las ideas clásicas de democracia a partir de un ciudadano responsable:

«En la práctica se distorsionan cada vez más, por la utilización de los mismos métodos que se desarrollaron primero en la investigación de mercado y después en las “relaciones humanas”».

También, como resultado posterior de la Revolución Industrial Inglesa del siglo XVIII, la distorsión del trabajo del obrero industrial o del oficinista, sometidos a tareas repetitivas, monótonas, sin un sentido claro para el trabajador que desconoce los porqués debe hacerlo, los por qué y para qué, aunque intuye que el objetivo es, sin duda, el sagrado lucro de la sociedad capitalista. El trabajador que no encuentra sentido al trabajo realizado, empieza a experimentar que éste nada le aporta a su realización humana, se va convirtiendo sólo en una parte de la monstruosa maquinaria total  de la que se siente como una pieza más, intercambiable como tal. Esto es, claramente, la cosificación de la que nos habla Fromm:

«La maquinaria social, gobernada por una gran burocracia, hace que el hombre, inconscientemente, odie su trabajo, porque se siente atrapado en él, prisionero de él, porque siente que está gastando la mayor parte de su energía en algo que no tiene sentido en sí mismo».

Se puede comprender mejor: cómo y por qué la manipulación padecida por el hombre de trabajo, en los últimos siglos, lo ha convertido en una marioneta del mercado, manejada por los hilos de una publicidad planificada y aplicada al logro supremo de convertirlo en un sumiso consumidor.  El itinerario que propongo recorrer, se justifica, si logramos comprender la maraña ideológica que gobierna hoy nuestro mundo, de la que sólo podremos liberarnos en la medida que nos liberemos de sus mandatos.

II.- El ocultamiento de la importancia de la vida en las comunas urbanas medievales

Amigo lector, le anticipo en esta apartado, una tesis que he estado elaborando desde la época de mis primeros pasos en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Buenos Aires en los años sesenta. Debo, gran parte de todo ello, a grandes Maestros de la Historia Medieval entre los que más me enseñaron por sus tesis historiográficas, sus hipótesis, derivadas de sus investigaciones, respecto de que es la cultura burguesa: sus orígenes y sus aportes, apoyado en los grandes maestros, llamados los medievalistas: se denomina medievalismo no solo a la cualidad o carácter de medieval, ​sino al interés por la época y los temas medievales y su estudio.

El Doctor José Luis Romero (1909-1977) Historiador e intelectual argentino, considerado como el máximo representante de la corriente de renovación historiográfica, autor de un libro central para el tema: La revolución burguesa en el mundo feudal (1967); Henry Pirenne (1862-1925) historiador belga, Profesor de Historia en la Universidad de Gante; Jacques Le Goff (1924-2014) historiador medievalista y escritor francés especializado sobre todo en los siglos XII y XIII, Pedro Kropotkin (1842-1921) geógrafo,  naturalista ruso, teórico político y economista, escritor y pensador, autor de un libro revolucionario en su época: El apoyo mutuo, publicado en 1902.

Toda esa experiencia me permitió elaborar una tesis que se puede titular así: Razones y causas por las cuales la historiografía moderna occidental ocultó una etapa de esa historia, la que va del siglo X al XV, dentro de la Edad Media, período histórico de la civilización occidental comprendido entre el siglo V y el XV. Su inicio se sitúa en el año 476, el año de la caída del Imperio romano de Occidente, y su final en 1492, año en el que Colón llegó a América.

Mi propuesta sostiene que, tal vez sin total conciencia de lo que se hizo, bajo el impacto cultural de la Revolución industrial inglesa entre los siglos XVII y XVIII y la Revolución francesa entre los años 1789 y 1799, el período de la historia europea entre los siglos X y XV, dentro del cual se desarrolló una experiencia de vida comunitaria ejempla por su humanismo quedó tapado por los pensadores del Iluminismo que hablaron del oscurantismo medieval. Es necesario dejar afirmado que una decisión política del liberalismo del siglo XIX contribuyó también a esa mala imagen. Nuestra educación así nos lo ha transmitido, por ello vale el señalamiento de Jacques Le Goff:

«Aquellos que hablan de oscurantismo no han comprendido nada. Esa es una idea falsa, legado del Siglo de las Luces y de los románticos. La era moderna nació en el medioevo. El combate por la laicidad del siglo XIX contribuyó a legitimar la idea de que la Edad Media, profundamente religiosa, era oscurantista. La verdad es que la Edad Media fue una época de fe, apasionada por la búsqueda de la razón. A ella le debemos el Estado, la nación, la ciudad, la universidad, los derechos del individuo, la emancipación de la mujer, la conciencia, la organización de la guerra, el molino, la máquina, la brújula, la hora, el libro, el purgatorio, la confesión, el tenedor, las sábanas y hasta la Revolución Francesa».

A pesar de las advertencias de académicos e investigadores de gran reconocimiento intelectual, el peso de la burguesía triunfal de los siglos XVIII y XIX, se impuso de modo tal que en los manuales de esa época, y desde entonces en adelante, se habla de las maravillas de la Revolución industrial. Por ello han quedado ocultas las miserias extremas en que cayeron los trabajadores y la marginación inhumana de las clases subalternas. Novelistas de fama mundial de la talla de Charles Dickens (1812-1870), un escritor inglés que creó algunos de los personajes de ficción más conocidos en el mundo y muchos lo consideran el mejor novelista de la época victoriana: David Copperfield, Oliver Twist, Historia de dos ciudades, pintan con toda claridad el estado social de pobreza extrema que padecía un sector muy importante de población británica.

III.- La armonía en la vida de la comuna urbana

La Revolución que el hombre burgués propone y desarrolla, en esta primera etapa, se irá concretando alrededor de la obtención de ventajas y privilegios para sus necesidades industriales y comerciales. Sólo después adquirirá el carácter político de los siglos XVII y XVIII, en los cuales ya podemos hablar de la aparición del ciudadano como sujeto de derechos civiles. Pirenne, como resultado de sus investigaciones puede afirmar sobre este tema:

«Basta con echar una ojeada sobre sus principales reivindicaciones para convencerse de que no van más allá de lo estrictamente necesario. Se trata, antes que nada, de la libertad personal, que garantizará al mercader o al artesano la posibilidad de ir y venir, residir donde quiera y poner a punto su persona, así como la de sus hijos, al abrigo del poder feudal. Inmediatamente después reclama la concesión de un tribunal especial, gracias al cual el burgués podrá eludir la multiplicidad de jurisdicciones de las que depende y los inconvenientes del procedimiento formalista del antiguo derecho. Y, finalmente, un grado más o menos extenso de autonomía política y de autogobierno local».

El producto del trabajo tenía una estrecha relación con el productor. No era una mera mercancía, como ocurrirá en pleno capitalismo; existía el orgullo de la producción artesanal, rayana en lo artístico. Esta manera de entender el trabajo quedará de lado, no mucho tiempo después, con la producción en gran escala que exigen los mercados de ultramar. La Reforma religiosa no generó el espíritu capitalista, pero sin ella es difícil pensar que la conciencia social hubiera dado un paso tan grande que desmoronara tradiciones tan arraigadas y posibilitara un proceso de tal magnitud. Es necesario tener en cuenta que todo proceso de cambio histórico es tributario de un complejo sistema de factores, que se condicionan mutuamente, se modifican, que el hacer y el pensar humanos, combinados en diferentes dosis, producen un resultado, difícil de prever y explicar.

Se puede entrever, en esta síntesis, el proceso de tibia autonomía con que comienza lo que llegará a ser la  futura entronización del poder burgués que se coronará, posteriormente con la Revolución Francesa, en el siglo XVIII. Desde comienzos del siglo X, entonces, podemos observar este proceso de conquistas paulatinas que, a mediados del siglo XII, conseguirá las primeras formas de autonomía comunal. Así va a institucionalizar en formas de organización en las que se consolidarán la incipiente autonomía que exhibían desde el  comienzo.

Lo que intento rescatar de esta etapa es el carácter moral que impregna la legislación urbana. Según Rubén Calderón Bouchet [[6]] (1918) ésta transcribe en reglas jurídicas «los principios morales impartidos por la doctrina cristiana», para quienes era necesario «establecer para cada producto el justo precio, esto es, el precio mínimo». Realizó todo esto de modo tal, que despierta la admiración de Pirenne, quien nos lo expresa con palabras que no pueden sino sorprendernos:

«Lo consiguieron mediante una reglamentación tan maravillosamente adaptada a su objetivo que se la puede considerar como una obra maestra de su género. La economía urbana es digna de la arquitectura gótica, de la que es contemporánea. Creó todas las piezas y diría gustosamente que creó ex nihilo una legislación social más completa que la de cualquier otra época de la historia incluida la nuestra. Al suprimir los intermediarios entre el comprador y el vendedor, garantizó a los burgueses el beneficio de una vida barata, persiguió incansablemente el fraude, protegió al trabajador contra la competencia y la explotación, reglamentó su trabajo y su salario, cuidó la higiene, se ocupó de su aprendizaje, impidió el trabajo de las mujeres y de los niños, al mismo tiempo que consiguió reservar para la ciudad el monopolio de alimentar con sus productos los campos de los alrededores y encontrar en zonas alejadas salidas para su comercio».

No podemos dejar de admirar que en una organización sociopolítica de varios siglos atrás se haya tenido en cuenta la preservación de ciertas dimensiones — lo industrial, lo comercial, lo social y lo cultural— de modo tal que privilegiara los contenidos humanos por sobre lo mercantil. Pero debo decir que esta sorpresa sólo encuentra explicación en el ocultamiento histórico que se ha hecho de esta experiencia política, que se convierte en una especie de crítica anticipada respecto de la comparación con el capitalismo posterior.

Es necesario estudiar este tipo de organización de la vida en comunidad, que atendiera a tantas y tan variadas cuestiones, y las resolviera de ese modo para seguir pensando un mañana mejor. La autoridad académica y la seriedad intelectual de quien nos cuenta esto no permiten dudas sobre el particular.

[1] Sugiero, para un estudio más específico, la lectura de mi trabajo La cultura Homero Simpson: el modelo cultural que propone la globalización en la página www.ricardovicentelopez.com.ar

[2] Sugiero la lectura del análisis del profesor Noam Chomsky – Emérito del Instituto Tecnológico de Massachusetts:: Wikipedia –  Manipulación mediática según Noam Chomsky.

[3] Sugiero la lectura de mi trabajo El control de la opinión pública en la misma página, para un análisis más detallado de este tema.

[4] Destacado psicoanalista, psicólogo social y filósofo humanista alemán. Miembro del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad de Frankfurt.

[5] La película está disponible en www.youtube.com/watch?v=GLeDdzGUTq0.

[6] Licenciado en Filosofía por la Universidad de Cuyo. Profesor de Historia de las Ideas Antiguas y Medievales, en la Escuela de Estudios Políticos y Sociales de Mendoza. Fue contratado por la Facultad de Filosofía y Letras de Mendoza, como profesor de Ética Social, hasta 1993.

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