Detrás de la “Guerra de los 12 días” – Por Thierry Meyssan

Por Thierry Meyssan

Aún no hay explicaciones sobre ciertos aspectos de la “Guerra de los 12 Días”, lo cual no impide que cada uno de sus actores principales (Israel, Estados Unidos e Irán) afirme haberla ganado. Sobre todo, las interrogantes que se plantean sobre ciertos elementos fundamentales no permiten determinar con claridad si Washington violó deliberadamente el derecho internacional o si creyó tener que hacerlo para evitar lo peor.

El programa iraní de investigación nuclear

Desde Red Voltaire hemos explicado detalladamente el conflicto alrededor de las investigaciones nucleares iraníes [1]. Esas investigaciones comenzaron en 1981, cuando la República Islámica de Irán reclamó el uranio enriquecido que tenía derecho a recibir en el marco del programa nuclear irano-francés, programa que el presidente de Francia Valery Giscard d’Estaing y el primer ministro Jacques Chirac habían propuesto al Shah Mohammad Reza Pahlevi y que a su vez era parte del programa estadounidense denominado “Átomos para la Paz”. Fue en ese contexto, marcado por la negativa de Francia de suministrar a la República Islámica lo que antes había prometido al régimen del Shah, que se registraron atentados de las Fracciones Armadas Revolucionarias Libanesas, vinculadas a Irán, que costaron la vida a diplomáticos estadounidenses e israelíes en Francia.

El conflicto se desarrolló a partir de invasión anglosajona contra Irak, en 2003. Los gobiernos de Estados Unidos y Reino Unido, que ya habían inventado la falacia sobre las supuestas armas de destrucción masiva del presidente iraquí Sadam Husein, convirtieron aquel cuento en una historia sobre armas de destrucción masiva iraníes.

Washington y Londres lograron entonces que el Consejo de Seguridad de la ONU adoptara las resoluciones 1737 (del 23 de diciembre de 2006) y 1747 (del 24 de marzo de 2007) que iniciaban la preparación de una guerra contra Irán. Pero, después del Grupo de Estudio sobre Irak –el Iraq Study Group o “Comisión Baker-Hamilton”–, Washington abandonó aquellas elucubraciones y el conflicto con Francia llegó a resolverse [2].

El conflicto resurgió cuando el presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, inició un gran programa de investigación sobre la fusión nuclear, un proyecto que podría ser de utilidad tanto en el ámbito civil como en el plano militar [3]. Con el apoyo de una mayoría de Estados miembros de la ONU, el presidente Ahmadineyad rechazó entonces, con toda razón, que el Consejo de Seguridad exigiese que Irán renunciara a su derecho de investigar en el campo de la energía nuclear sólo para «restaurar la confianza» de otros países hacia la República Islámica (resolución 1696 del 31 de julio de 2006), polémica que es un claro ejemplo de la manera como las potencias occidentales aprovecharon la disolución de la URSS para desviar las Naciones Unidas de sus objetivos internacionalmente reconocidos.

Irán, que ya había vivido el derrocamiento de Mohammad Mossadeg –el primer ministro que había tratado de nacionalizar el petróleo–, no podía dejar de oponerse a aquel intento occidental de impedirle hallar una fuente inagotable de energía. La polémica empeoró cuando el Consejo de Seguridad adoptó la resolución 1929 (el 9 de junio de 2010), en contra de la opinión –favorable a Irán– de la mayoría de la Asamblea General de la ONU.

Los sionistas revisionistas israelíes –o sea los discípulos del fascista judío ucraniano “Zeev” Jabotinky, a quienes no debemos confundir con los “sionistas” a secas, que son los seguidores de Teodoro Hertzl– no tardaron en apoderarse del cuento del “programa nuclear militar de los ayatolas”. Y son precisamente los sionistas revisionistas quienes, 15 años después, han logrado infiltrarse en el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), a pesar de que Israel no es miembro de esa estructura, y ejercer su influencia sobre su director, el argentino Rafael Grossi [4].

El 2 de abril de 2025, el ministro de Exteriores de Francia, Jean-Noel Barrot, declaraba ante la Comisión de Asuntos Exteriores de la Asamblea Nacional francesa: «Sólo disponemos de algunos meses antes de la expiración de este acuerdo [el JCPoA, del que Estados Unidos se retiró abruptamente en 2918]. En caso de fracaso, una confrontación militar parece casi inevitable.» [5] El jefe de la diplomacia francesa agregaba entonces que nuevas “sanciones” de la Unión Europea contra Irán, vinculadas a la detención de ciudadanos extranjeros, serían aprobadas en las próximas semanas.

El 28 de abril, el Consejo de Seguridad de la ONU realizó dos reuniones a puertas cerradas sobre la “No proliferación de armas de destrucción masiva”. No se sabe exactamente qué se dijo en esas reuniones, pero el ambiente fue bastante tormentoso, como lo demuestra la publicación, al día siguiente, de una carta de protesta de la República Islámica de Irán (S/2025/261 [6]). Según la protesta de Iran, el ministro de Exteriores de Francia, Jean-Noel Barrot, que había llegado especialmente de París para participar en la reunión del Consejo de Seguridad, había afirmado que Irán estaba «a punto de adquirir el arma nuclear».

Tanto el ministro francés de Exteriores Jean-Noel Barrot como su ministro delegado para Europa, Benjamin Haddad, llegaron a esos cargos con el gobierno del efímero primer ministro Michel Barnier, cuyo sucesor, Francois Bayrou, los mantuvo en los mismos puestos. Si bien se desconocen las conviciones del ministro Barrot, no sucede lo mismo con las de su ministro delegado Benjamin Hadad, quien, además de ser un alto funcionario del servicio exterior de la Unión Europea, fue también, durante muchos años, un empleado del Tikvah Fund, del sionista revisionista estadounidense Elliott Abrams [7]. Fue Benjamin Hadad quien trazó la estrategia de Benyamin Netanyahu para convencer a los europeos de que tenían que apoyar a Israel contra los palestinos [8].

Un mes después, el OIEA afirmaba en sus dos informes trimestrales sobre la Verificación y Control en la República Islámica de Irán a la luz de la resolución 2231 (2015) del Consejo de Seguridad de la ONU [9] y sobre el Acuerdo de Garantías TNP con la República Islámica de Irán [10] que las autoridades iraníes escondían algo.

Pero esos documentos no se basaban en observaciones objetivas sino en las conclusiones del programa de inteligencia artificial Mosaic. Este programa informático, supuestamente capaz de detectar complots terroristas mediante el análisis de un enorme volumen de datos, presentaba sus alertas no como probabilidades sino como hechos. Es la primera vez que un sistema de inteligencia artificial, concebido para detectar anomalías, se utiliza como un medio de describir la realidad. El resultado fue que anomalías detectadas en Irán fueron interpretadas como la preparación de una bomba atómica. Basándose en ese sistema, tan grotesco como oneroso, el argentino Rafael Grossi, como director del OIEA, envió el 12 de junio una alerta al Consejo de Gobernadores de ese Organismo.

También hay que tener en cuenta que el sistema informático de inteligencia artificial Mosaic es un producto de Palantir Technologies, una firma cuyos principales clientes son la CIA y el Departamento de Defensa estadounidenses, así como el ejército y el Mosad israelíes, además de la Dirección General de la Seguridad Interior (DGSI) de Francia. Palantir Technologies es propiedad de Peter Thiel, quien es miembro del consejo de administración del Club de Bilderberg y posee simultáneamente las nacionalidades de Estados Unidos, Sudáfrica y Nueva Zelanda.

El 12 de junio, durante una reunión particularmente agitada, el Consejo de Gobernadores del OIEA adoptó una resolución según la cual «el Director General, como se indica en el documento GOV/2025/25, no puede garantizar que el programa nuclear de Irán sea exclusivamente pacífico» [11].

A pesar de las protestas de China y Rusia, el OIEA ponía así el asunto en manos del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. La delegación de Rusia en la ONU distribuyó entonces, con carácter urgente, un análisis (S/2025/377) que denuncia la duplicidad manifiesta de Alemania, Francia y Reino Unido y su interpretación falaz de los datos del OIEA [12]. La lectura del análisis ruso muestra claramente que Alemania, Reino Unido y Francia no fueron engañados por Rafael Grossi sino que fueron partícipes del montaje.

Sólo Estados Unidos dispone de radares capaces de cubrir el territorio de Irán. Para poder bombardear las instalaciones nucleares iraníes, Israel tuvo que tener acceso a los datos de inteligencia satelital del Mando de las fuerzas militares de Estados Unidos en el Gran Medio Oriente (CentCom).

La operación “León rampante”

Israel inició inmediatamente la “Operación León Rapante” (“Rising Lion”). Por ahora, no se sabe con certeza si Alemania, Francia y Reino Unido conspiraron para abrir el camino a esa operación. Es posible que esos tres países sólo hayan sido manipulados para que le aportaran su apoyo. Pero hechos anteriores, como el de junio de 2024 [13], muestran que Alemania, Francia y Reino Unido no respetaban su compromiso de levantar sus “sanciones” contra Irán, obligación que habían contraído en su condición de firmantes del Acuerdo de Viena (JCPoA). Además, en los años 1980, después de la proclamación de la República Islámica, Alemania, Francia y Reino Unido ya no se consideraban obligados a respetar el acuerdo nuclear que habían firmado con Irán en tiempos del Shah. Y hoy, también a pesar de haberlo firmado, tampoco se creen obligados a respetar el JCPoA desde que Estados Unidos salió unilateralmente de ese acuerdo.

Todo eso hace pensar los gobiernos de Alemania, Francia y Reino Unido favorecieron la agresión de Israel contra Irán.

Oficialmente, también se convenció al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de que Irán se disponía a fabricar una bomba atómica en 15 días. Al menos eso dijo él, ignorando incluso la opinión de la directora de la Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard, quien señalaba en el informe de las agencias de inteligencia estadounidenses que Irán no tiene un programa nuclear de carácter militar [14].

Lo que sí aseguró la misma Tulsi Gabbard al presidente Trump fue la inminencia de un ataque nuclear… de Israel contra Irán –la llamada “Opción Sansón”–, precisando incluso que el ataque atómico israelí apuntaría contra las instalaciones nucleares iraníes. El presidente Trump propuso entonces que Estados Unidos apoyara un ataque israelí, pero con armas convencionales, en aras de evitar un bombardeo nuclear… israelí.

La aviación israelí lanzó entonces un ataque masivo contra los centros iraníes de investigación nuclear, contra el sistema de misiles balísticos de Irán y contra varios responsables militares y científicos vinculados a la investigación nuclear. El ataque de Israel se basó en los datos de inteligencia recogidos por los radares estadounidenses instalados en la base al-Udeid (en Qatar) –los radares israelíes no cubren el territorio iraní.

El ministro de Exteriores israelí, Gideon Saar, afirma en su presentación al Consejo de Seguridad de la ONU (S/2025/390 [15]), que Israel quiso «neutralizar la amenaza existencial e inminente que representan los programas de armas nucleares y de misiles balísticos de Irán». El jefe de la diplomacia israelí menciona los debates del OIEA –que no se basan en observaciones sino en las estimaciones de la inteligencia artificial del software Mosaic– para afirmar falsamente que Irán no cumplía sus obligaciones hacia el OIEA y que había «acelerado sus esfuerzos clandestinos por obtener armas nucleares». Pero, incluso suponiendo que los dirigentes de Israel hayan creído que Irán estaba realmente a punto de disponer de una bomba atómica y que iba a utilizarla contra Israel, el hecho es que la Operación León Rampante también apuntaba contra el sistema de misiles balísticos de la República Islámica y contra responsables militares y científicos. Eso demuestra que el objetivo del ataque israelí no era el que Tel Aviv alega sino destruir las capacidades iraníes de defensa y de investigación.

Y nuevamente se plantea la cuestión de la violación de los compromisos internacionales de Israel y de Estados Unidos, más claramente de sus violaciones del derecho internacional [16].

El representante permanente de Israel en la ONU, el embajador Danny Danon, habló de una guerra «preventiva y preemptiva» [17]. O sea, según Danon, Israel atacó sabiendo que iba a ser atacado y en interés de la comunidad internacional. Según esa manera de ver las cosas, usted podría asesinar a su vecino en cualquier momento. Ya ha podido comprobarse, incluso antes de la Operación Espadas de Hierro, que Israel actúa sin tener en cuenta las vidas de los civiles, o sea, según los términos utilizados en la Conferencia de La Haya de 1899, la conferencia fundacional del derecho internacional, Israel no actúa «como una nación civilizada sino como los bárbaros». La participación militar de Estados Unidos, con sus radares de la base al-Udeid, justifica el mismo juicio al evaluar el comportamiento de Washington.

Israel no se limitó a bombardear desde sus aviones de guerra. El ejército de Israel utilizó drones, previamente introducidos en Irán, para atacar en sus domicilios a responsables militares y científicos iraníes. Es la segunda vez que se ve ese modus operandi, la primera fue en el ataque de Ucrania contra varias bases de los bombarderos estratégicos rusos –la reciente Operación Tela de Araña, realizada el 1º de junio pasado. ¿Se puede entonces dejar de ver la similitud entre las dos operaciones?, sobre todo si recordamos que en el momento de la operación ucraniana se mencionó que su ejecución tiene que haber exigido la participación de un servicio secreto no ucraniano… ¿estadounidense o israelí? ¿Será que Israel ha declarado en secreto la guerra a Rusia? También tenemos que recordar que el director del servicio de seguridad ucraniano (SBU), el general Vassyl Maliuk, nacionalista integrista declarado, es un gran admirador del coronel SS Otto Skorzeny [18], sin olvidar que después de la Segunda Guerra Mundial, Skorzeny, bajo la protección de la CIA estadounidense y del MI6 británico, formó incluso su propia agencia –el Paladin Group– que “trabajó” para Israel.

Por otra parte, el día antes del ataque de Israel –que sin embargo no bombardeó la central atómica iraní de Bouchehr, donde trabajan numerosos ingenieros rusos– la prensa iraní había publicado los primeros documentos secretos robados en Israel por la inteligencia iraní. Entre esos documentos israelíes hay una lista de científicos iraníes… que el director del OIEA, el argentino Rafael Grossi, puso en manos de Israel. Y en esa lista aparecen los nombres de los científicos iraníes asesinados durante la operación israelí León Rampante. Eso no signica que el director del OIEA designó personalmente a los científicos que había que asesinar, pero si lo hace cómplice de los asesinatos.

La Operación Martillo de Medianoche

Por su parte, el presidente estadounidense ordenó la Operación Martillo de Medianoche, realizada en la noche del 21 al 22 de junio, contra 3 instalaciones del programa iraní de investigación nuclear. Según la versión oficial, las bombas GBU-57 utilizadas esa noche, destruyeron esas instalaciones. Puede que sí, puede que no… pero lo cierto es que al asegurar que el bombardeo estadounidense destruyó las instalaciones iraníes, el presidente Trump privó al gobierno de Netanyahu de toda posibilidad de seguir justificando sus bombardeos contra Irán.

Mientras que en Washington se iniciaba una polémica con la Agencia de Inteligencia de la Defensa (DIA), Israel seguía bombardeando Irán, destruyendo depósitos de combustible y diversas infraestructuras, objetivos que nade tenían que ver con los que Tel Aviv hacia anunciado inicialmente, exactamente como en Gaza donde matar de hambre a los civiles palestinos nada tiene que ver con el objetivo oficialmente planteado por el primer ministro Netanyahu, que sería vencer al Hamas.

Ya en ese momento, el presidente Trump dio el clásico puñetazo sobre la mesa… y los aviones israelíes que todavía volaban hacia Irán recibieron órdenes de regresar a sus bases.

Thierry Meyssan
[1«¿Quién le teme al programa nuclear civil de Irán?», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 9 de julio de 2010.

[2No obstante, por presiones de Estados Unidos, Francia todavía mantiene encarcelado al jefe de las Fracciones Armadas Revolucionarias Libanesas, Georges Ibrahim Abdallah, a pesar de que, según las leyes francesas, ese ciudadano libanés tendría que haber sido liberado desde hace más de 20 años. Georges Ibrahim Abdallah es el preso político más antiguo de Francia.

[3«Lo que no se dice sobre el programa nuclear iraní», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 24 de junio de 2025.

[4«El argentino Rafael Grossi, director del OIEA, estuvo a punto de desencadenar una guerra nuclear», por Alfredo Jalife-Rahme, La Jornada (México), Red Voltaire, 28 de junio de 2025.

[5«Situation internationale: audition de Jean-Noël Barrot», Comisión de Asuntos Exteriores de la Asamblea Nacional de Francia, 2 de abril de 2025.

[6«Protesta de Irán contra las falsedades del ministro de Exteriores de Francia», por Amir Saeid Iravani, Red Voltaire, 29 de abril de 2025.

[7«El golpe de Estado de los straussianos en Israel», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 7 de marzo de 2023.

[8«El espacio que ocupan Estados Unidos e Israel en los gobiernos de la Unión Europea y de Francia», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 1º de octubre de 2024.

[9Verificación y Vigilancia en la República Islámica del Irán a la luz de la Resolución 2231 (2015) del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, Informe del Director General Rafael Grossi, Organismo Internacional de la Energía Atómica (ref: GOV/2025/24), 2 de junio de 2025.

[10Acuerdo de Salvaguardias en relación con el TNP concertado con la República Islámica del Irán, Informe del Director General Rafael Grossi, Organismo Internacional de la Energía Atómica (ref: GOV/2025/25), 4 de junio de 2025.

[14Annual Threat Assessment of the US Intelligence Community”, Office of the Director of National Intelligence, marzo de 2025.

[15«Israel presenta la Operación León Ascendente», por Gideon Sa’ar, Red Voltaire, 17 de junio de 2025.

[16«¿Cuál orden internacional?», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 7 de noviembre de 2023.

[17El adjetivo “preemptivo” no existe en español. En idiomas como el inglés (pre-emptive) y el francés (préemptif) ese adjetivo se utilizaría para algo que hacemos porque tenemos derecho a hacerlo antes de que otro lo haga. O sea, en la mente del embajador israelí, Israel “tiene derecho” a atacar a otro país si intuye que va a ser atacado. Nota del Traductor.

[18«¿Quién teledirige los drones de Kiev?», por Manlio Dinucci, Red Voltaire, 9 de junio de 2025.

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