El primer ministro de Rumanía, Marcel Ciolacu, anunció su dimisión este lunes tras el arrollador triunfo del candidato nacionalista George Simion en la primera vuelta de las elecciones presidenciales celebrada el domingo. Simion, líder de la Alianza por la Unidad de los Rumanos (AUR), obtuvo cerca del 41% de los votos, dejando en evidencia la fragilidad de la coalición gobernante formada por el Partido Socialdemócrata (PSD), el Partido Nacional Liberal (PNL) y la Unión Democrática de los Húngaros de Rumanía (UDMR).
Ciolacu, visiblemente afectado, reconoció que los resultados electorales reflejan una clara pérdida de legitimidad de la coalición. «Hemos visto cómo votaron los rumanos. La coalición no tiene legitimidad en su forma actual», declaró en una rueda de prensa tras una reunión de emergencia con su partido en Bucarest. El socialdemócrata, que asumió el cargo de primer ministro en 2023, decidió no esperar al término de su mandato y presentó su renuncia, agravando la crisis política que atraviesa el país.
El triunfo de Simion, un político euroescéptico de 38 años alineado con la extrema derecha internacional, supone un terremoto político en Rumanía, miembro de la UE y la OTAN. Su discurso, centrado en el patriotismo y la crítica a las élites europeas, ha capitalizado el descontento social, especialmente tras la anulación de las elecciones presidenciales de noviembre de 2024 por presunta injerencia rusa. Simion, quien se presentó acompañado del polémico Calin Georgescu —vencedor de aquellos comicios anulados—, ha prometido nombrar a este último como primer ministro si logra la presidencia.
En la primera vuelta, Simion superó con creces a sus rivales, dejando en segundo lugar al independiente Nicușor Dan, actual alcalde de Bucarest, con un 21% de los votos, y al candidato de la coalición gobernante, Crin Antonescu, con un 20,18%. Dan y Simion se enfrentarán en la segunda vuelta el próximo 18 de mayo, en unos comicios que definirán el rumbo de Rumanía en un contexto de creciente polarización.
La dimisión de Ciolacu no solo debilita a la coalición proeuropea, sino que plantea interrogantes sobre la estabilidad política del país en las semanas previas a la segunda vuelta. Los socialdemócratas anunciaron que no respaldarán oficialmente a ningún candidato en el balotaje, dejando a sus votantes libertad para decidir. Por su parte, Antonescu, tras reconocer su derrota, evitó pronunciarse sobre un posible apoyo a Dan, delegando la decisión en la coalición.
Estas elecciones, consideradas las más trascendentales de la era poscomunista en Rumanía, se celebran bajo la atenta mirada de la Unión Europea y la OTAN, preocupadas por el ascenso de un candidato que aboga por una política exterior más aislacionista y crítica con el apoyo militar a Ucrania. La participación electoral, que alcanzó el 53,21%, refleja la alta polarización y el interés de los rumanos en unos comicios que podrían redefinir el futuro del país.
Mientras Simion celebra su victoria como un mandato para «devolver la soberanía al pueblo rumano», Nicușor Dan insiste en la necesidad de mantener a Rumanía alineada con los valores occidentales. El resultado de la segunda vuelta será decisivo no solo para Rumanía, sino también para la estabilidad del flanco oriental de la OTAN en un momento de tensiones geopolíticas.
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