Por Rebeca Crespo
El Gobierno británico da un nuevo paso hacia la censura ideológica. La unidad oficial contra la radicalización, Prevent, ha lanzado una nueva versión de su curso obligatorio para funcionarios públicos en la que se advierte de que cuestionar la inmigración masiva o denunciar la falta de integración de ciertos grupos puede ser motivo suficiente para activar mecanismos de vigilancia estatal.
Según el programa, que se presenta como una herramienta para «apoyar a las personas susceptibles a la radicalización», expresar preocupación por la amenaza que supone la inmigración para la cultura occidental es ahora una señal de alarma. En otras palabras: criticar el multiculturalismo puede bastar para ser etiquetado como extremista y ser investigado por potencial radicalización.
La formación, disponible en el sitio web del Gobierno británico, debe ser completada por miles de profesionales del sector público, en particular docentes y empleados de administraciones locales, como parte de su desarrollo profesional. La imposición de este tipo de contenidos se enmarca en una política cada vez más represiva contra quienes disienten del discurso oficial sobre inmigración y cohesión social.
Prevent ya fue objeto de críticas por equiparar la amenaza del terrorismo islamista —con 96 muertos en Reino Unido en el siglo XXI— con la llamada «extrema derecha», responsable de tres víctimas mortales en el mismo periodo. A pesar de que las derivaciones por islamismo han ido a la baja, los casos vinculados a la derecha no han dejado de crecer y ya suponen el 24% del total, frente al 18% del año anterior.
El Ministerio del Interior ha intentado justificar esta deriva ideológica afirmando que el objetivo no es restringir la libertad de expresión, sino «proteger» a quienes podrían radicalizarse. Pero lo cierto es que las nuevas directrices convierten a cualquier ciudadano preocupado por el futuro de su país en un potencial sospechoso. Hasta el propio primer ministro Keir Starmer podría encajar en los nuevos criterios, tras su reciente discurso en la conferencia «La isla de los extraños«.
El director del MCC Bruselas, Frank Furedi, ha advertido de lo que realmente se esconde tras la actualización de Prevent: «No buscan llenar las cárceles con nacionalistas culturales. Quieren silenciar el debate sobre raza, islam, cohesión social y multiculturalismo. Su objetivo es que esas opiniones se vuelvan inaudibles».
Mientras el programa amplía su control sobre la disidencia, los verdaderos radicales siguen actuando impunemente. Varios «derivados» del programa, como Axel Rudakubana, el asesino de tres personas en Southport, han terminado cometiendo crímenes violentos pese a haber pasado por la supervisión de Prevent. Un ejemplo más del fracaso de un sistema obsesionado con perseguir opiniones mientras ignora amenazas reales.
Las opiniones y análisis expresados en este artículo pueden no coincidir con las de la redacción de Kontrainfo. Intentamos fomentar el intercambio de posturas, reflejando la realidad desde distintos ángulos, con la confianza de aportar así al debate popular y académico de ideas. Las mismas deben ser tomadas siempre con sentido crítico.
CONTRA LA CENSURA: Si le gustó nuestro trabajo apoye a KontraInfo con su suscripción. No recibimos ni recibiremos jamás dinero de ONG's ni partidos políticos. Por hacer un periodismo alternativo venimos siendo sistemáticamente censurados y desmonetizados.
*Ayúdenos con su suscripción, ingresando a este enlace.Si va a reproducir este material, cite la fuente: www.kontrainfo.com