Más de tres millones de personas se unieron a las marchas en Francia, solo en la novena jornada de manifestaciones, este jueves, contra la impopular reforma jubilatoria. Mientras el gobierno de Macron espera que la movilización “decaiga”, los sindicatos ya llamaron a nuevas protestas, algunas de las cuales ya piden la destitución del presidente.
Las más de 300 manifestaciones convocadas por los sindicatos en todo el país, fueron acompañadas por disturbios en París y otras ciudades, como cada noche desde la decisión del Gobierno de implementar por decreto su reforma hace una semana.
El ex empleado de la banca Rothschild, Emmanuel Macron, sostuvo que asume la “impopularidad” de una reforma que quiere en vigor “para finales de año”, y atacó a sindicatos, oposición y manifestantes a los que comparó con “sediciosos”.
Por su parte, el líder del sindicato CGT, Philippe Martinez, acusó al Gobierno de “echar un bidón de gasolina al fuego”, mientras que su homólogo de la CFDT, Laurent Berger, pidió “acciones no violentas” para no perder el apoyo de la opinión pública.
El objetivo de las manifestaciones es la anulación del plan que eleva la edad jubilatoria de 62 a 64 años para 2030.
Los sindicatos ya movilizaron el 7 de marzo a 1,28 millones de personas, según la policía, y 3,5 millones, según la CGT, en las protestas más grandes contra una reforma social en tres décadas. Este jueves, entre 1,089 y 3,5 millones, según el Gobierno y la CGT respectivamente, participaron en las protestas, que registraron un récord en París con entre 119.000 y 800.000 manifestantes, según las mismas fuentes.
De acuerdo alministro del Interior, Gérald Darmanin, hubo 123 policías resultaron heridos y alrededor de 80 manifestantes fueron detenidos.
Mientras el gobierno espera que la movilización pierda intensidad, los sindicatos ya convocaron a nuevas protestas para este fin de semana y a una nueva gran jornada de manifestación el martes 28 de marzo. Las huelgas también provocaron problemas en el transporte público de París, la recolección de residuos, la anulación de la mitad de trenes de alta velocidad, el cierre de escuelas, el bloqueo de liceos y universidades, e incluso el cierre de la Torre Eiffel.
Las complicaciones en Francia también cancelaron el primer viaje al extranjero del rey Carlos III del Reino Unido, que estaba programado para la próxima semana, con París bajo toneladas de basura por una huelga de recolectores.
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