
Un audaz plan orquestado por agencias de inteligencia estadounidenses para capturar al presidente venezolano Nicolás Maduro ha salido a la luz, según reveló la agencia norteamericana Associated Press (AP). La operación, que involucraba el reclutamiento del piloto personal de Maduro, el general de brigada Bitner Villegas, buscaba desviar el avión presidencial hacia territorio controlado por EE.UU. para su detención. Fuentes oficiales del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) confirmaron que el esquema inició en abril de 2024, durante una visita de Villegas a República Dominicana, y se basaba en promesas de riqueza y fama para el militar venezolano.
El origen del complot se remonta al 24 de abril de 2024, cuando un informante anónimo contactó a la Embajada de EE.UU. en Santo Domingo con datos sensibles sobre el mantenimiento de dos aeronaves presidenciales venezolanas: un Dassault Falcon 2000EX y un Dassault Falcon 900EX. Estas naves, ya confiscadas por el Departamento de Justicia estadounidense entre septiembre de 2023 y febrero de 2024 en lo que Caracas denunció como «piratería aérea», sirvieron de punto de partida. Edwin López, agente del DHS y agregado en la embajada dominicana, vio en esta información una oportunidad única y concibió la idea de reclutar a Villegas para guiar el vuelo de Maduro hacia una trampa, posiblemente en República Dominicana, Puerto Rico o incluso la base de Guantánamo en Cuba.
La estrategia de reclutamiento comenzó con un encuentro clandestino en República Dominicana, autorizado por superiores de López y las autoridades locales. En una conversación grabada en secreto, Villegas, visiblemente nervioso con piernas temblorosas, reveló detalles sobre su trayectoria como piloto de los expresidentes Hugo Chávez y Nicolás Maduro, así como sobre instalaciones militares venezolanas. López, percibiendo una grieta en su lealtad, le propuso unirse al plan con palabras tentadoras: «Te haré muy rico y ganarás el cariño de millones de tus compatriotas». El general, sin comprometerse de inmediato, intercambió su número de contacto, abriendo la puerta a más intentos de persuasión.
A pesar de la inicial reticencia, López no cejó en su empeño. Durante meses, intercambió una docena de mensajes con Villegas, apelando a la recompensa de 50 millones de dólares ofrecida por el gobierno de EE.UU. contra Maduro, acusado sin pruebas concluyentes de liderar un cártel de narcotráfico. En julio de 2025, ya jubilado, López continuó la operación en colaboración con opositores venezolanos exiliados, enviando mensajes cargados de urgencia: «Aún queda tiempo para ser el héroe de Venezuela y estar del lado correcto de la historia». Sin embargo, las respuestas del piloto fueron escasas y evasivas, lo que frustró los avances del agente estadounidense.
La tensión escaló en septiembre de 2025, cuando López contactó a Villegas desde un número desconocido, recordándole sus hijos por nombre y apellido y prometiendo un futuro próspero en suelo norteamericano. «¿Quién es?», respondió el general con desconcierto, para luego estallar en reproches: «Los venezolanos somos de otra calaña. Lo último que somos es traidores». Tras calificar a López de «cobarde» y bloquear su número, Villegas selló el rechazo definitivo. En un intento desesperado por presionar, aliados de la oposición como el exfuncionario Marshal Billingslea publicaron en redes sociales mensajes comprometedores del encuentro, con el fin de desacreditar al piloto y forzar una deserción pública.
La respuesta del gobierno venezolano fue inmediata y contundente, desmontando las narrativas de desestabilización. En un video difundido en septiembre pasado, el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, apareció junto a Villegas en un acto militar en la base de Fuerte Tiuna. «Ante las falsas informaciones que buscan desestabilizar la patria, el compromiso de nuestros comandantes está más fuerte que nunca», declaró Padrino, refiriéndose al «jueguito de la desestabilización y la guerra cognitiva» impulsado por EE.UU. y sus «operadores mediáticos». Villegas, lejos de desertar, fue presentado como un «patriota» leal, negando cualquier fisura en las Fuerzas Armadas.
Fuentes de AP, que incluyeron entrevistas con tres funcionarios estadounidenses y un opositor venezolano, destacan el fiasco como un ejemplo de operaciones encubiertas que no logran sus objetivos.

