La explosión bursátil del ‘dólarcentrismo’ unipolar – Por Alfredo Jalife Rahme

Por Alfredo Jalife Rahme

En un enfoque multidimensional —sumado a la inminente derrota de Ucrania y la tensión entre Israel e Irán— la detonación de la crisis financiera en los mercados globales, en especial el estallido de la burbuja tecnológica de Wall Street, es exacerbada por la explosión del ‘dólarcentrismo’ unipolar que recula frente al ascenso de los BRICS.

Los dramáticos viernes y lunes negros de las bolsas en los mercados globales —en particular el desplome del Nikkei nipón en 12% y la brutal caída de las sobrevaluadas acciones tecnológicas de Silicon Valley—, entraron al terreno de la volatilidad cuando cualquier anuncio negativo, como la caída del empleo en EEUU, es susceptible de detonar su burbuja especulativa.

El portal Bloomberg se lamenta de la evaporación de 6,4 billones de dólares cuando el “gran reajuste” apenas ha iniciado.

Más allá del alto nivel de desempleo en EEUU, se perfila cada vez más, como comenta el británico Ambrose Evans-Pritchard, una “rígida recesión”. El experto incluso sentencia que la “tormenta inmediata puede pasar,” pero advierte que las nubes ennegrecidas seguirán sobre la economía estadounidense y pone en relieve que “las salvajes convulsiones que se difunden en el sistema financiero dolarizado del mundo” se han exacerbado por la “delgada liquidez”.

Jerome Powell, gobernador de la Reserva Federal de EEUU —que aglutina los intereses conjuntos de los principales bancos de Wall Street—, se ha consagrado a combatir la inflación doméstica mediante el incremento de las tasas de interés, pero “súbitamente” se le apareció el fantasma de la recesión que, sumada a la inflación en curso puede llevar a un todavía peor escenario incoercible de una estanflación (la suma de inflación con estagnación), a 100 días de la elección presidencial en EEUU.

La Reserva Federal apretó demasiado las tuercas de la economía —que iba creciendo gracias a la “economía de guerra” que tiene EEUU por interpósitas personas en sus frentes de Ucrania y Gaza— cuando la eurozona se encuentra en plena estagnación y la economía de la Unión Europea en su totalidad, encabezada por Alemania y con la excepción bizarra de España, ha proseguido su desindustrialización.

La narrativa justificadora de los muy sesgados medios occidentales, que intentan encubrir una crisis financiera que ya estaba escrita en el muro, endosa la detonación de la crisis al alza mínima de las tasas de interés de Japón que desenvolvió el famoso carry trade (¡la exageración de dinero fácil adquirido durante décadas!): el diferencial de las tasas de interés entre el yen nipón, comprado a tasa cero con el dólar estadounidense e invertido en bonos y acciones dolarizadas que sufrieron su choque de ajuste con el alza intempestiva de las tasas de interés de la divisa nipona.

Una de las divisas más castigadas a nivel global fue el súperpeso mexicano que desde la elección presidencial del 2 de junio ha sufrido una fuerte devaluación de más del 20% y hoy sufre los embates del ajuste del carry trade.

A mi juicio, la narrativa del carry trade (el diferencial de las tasas de interés) del yen nipón y el dólar, y a su vez del dólar con el súperpeso mexicano, está sobredimensionada.

A cada quien sus teoremas gaseosos. Para Bloomberg —que acepta la burbuja de las acciones de la Inteligencia Artificial(IA) y la ralentización de la economía de EEUU— “los pilares que apuntalaron las ganancias financieras durante años han sido sacudidos”, tales: “la economía de EEUU es imparable”; la “IA revolucionaría los negocios por doquier”; y “Japón nunca elevaría sus tasas de interés”.

A mi juicio, a Bloomberg le faltó señalar el seminal factor geopolítico: la inminente derrota en Ucrania de la OTAN que frena de tajo la economía de guerra de EEUU que estaba haciendo crecer su economía en forma artificial.

Más allá de que JP Morgan-Chase, el principal de los megabancos de Wall Street, admita que el famoso carry trade apenas se encuentre a mitad de camino, existen otros factores mayúsculos a considerar en el mundo del dolarcentrismo bursátil, como la guerra de los chips que decretó Washington al gigante asiático, y que expuse en mi libro “Guerra Multidimensional entre EEUU y China”.

El desplome de las llamadas “Siete Magníficas” de Silicon Valley, y anexas, estaba escrito en el muro y fue más visible con dos eventos relevantes: 1. El despido de alrededor de 10.000 empleados de Intel, fabricante estadunidense de chips de computación y hoy al borde de la quiebra, y 2. La venta que Warren Buffet hizo de sus acciones en Apple por más de 75.500 millones de dólares en acciones (¡la mitad de la tenencia de sus acciones!).

Al corte de caja, después del viernes y lunes negros, las “Siete Magnificas”; es decir, Apple, Nvidia, Alphabet, Amazon, Meta (proscrita en Rusia como organización extremista), Microsoft y Tesla, tuvieron una pérdida de tres billones de dólares.

Como si lo anterior fuera poco, el bitcoin, que ahora Trump busca utilizar como reserva para el alicaído dólar, perdió 18%.

Hoy más que nunca, ante la dramática explosión del ‘dólarcentrismo’ bursátil, cobra una dimensión de salvación y redención la cumbre 16 de los BRICS+ en Kazan, donde en los próximos dos meses sea muy probable que se aborde la imperativa necesidad de crear un nuevo orden geofinanciero global y quizá hasta el lanzamiento de la tan esperada divisa del bloque, como apunté en mi libro “Nuevo Orden Geofinanciero Multipolar: Desdolarización y Divisa BRICS”.

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