Por Yarisley Urrutia*
El gasto militar global creció un 6,8% en 2023 y alcanzó 2,44 billones de dólares, según el Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz. En Europa, Polonia y Finlandia lideran el crecimiento porcentual. España añade 1.129 millones de euros para 2024 mientras sus tropas ya sufren bajas mortales en las maniobras de la OTAN.
El gasto en armamento y defensa marcó en 2023 un nuevo máximo a nivel global, el mayor de los últimos 15 años, al alcanzarla cifra de 2,44 billones de dólares. Con solo un incremento del 2,3%, EEUU fue el país que más dinero gastó: 916.000 millones de dólares, el equivalente al 68% del gasto militar conjunto de toda la OTAN.
A EEUU le siguieron China (296.000 millones y un aumento del 6% respecto a 2022), Rusia (109.000 y 24%) y la India (83.600 y 4,2%), según datos recogidos en el último informe del Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI). Porcentualmente, el avance más significativo se dio en la UE, donde Polonia (75%) y Finlandia (51%) destacaron entre el aumento general del 31% registrado en Europa del Este en apenas un año. Ucrania empleó 64.800 millones de dólares en 2023 (un 51% más) y se convirtió en el octavo país del mundo de mayor gasto.
Los potencias de la UE, Alemania y Francia, se anotaron unos aumentos del 9% y del 6,5%, respectivamente. Las cifras europeas, también las del Reino Unido, concuerdan con la decisión de la OTAN y la UE de aumentar las partidas militares de los presupuestos al objeto de limar su dependencia de Washington y ganar en autonomía.
“Los Estados están dando prioridad a la fuerza militar, pero corren el riesgo de entrar en una espiral de acción-reacción en un panorama geopolítico y de seguridad cada vez más volátil”, afirma Nan Tian, investigador senior del Programa de Gasto Militar y Producción de Armas del SIPRI.
Por regiones, África del Norte lideró los incrementos porcentuales con un 38% en conjunto. Argelia, por ejemplo aumentó su gasto militar en un 76% hasta alcanzar los 18.300 millones de dólares, el mayor nivel de gasto jamás registrado por este país y producto en gran medida, según los investigadores del SIPRI, del “fuerte aumento de los ingresos procedentes de las exportaciones de gas a países de Europa a medida que se alejaban de los suministros rusos”.
Después del continente africano (un 22% respecto a 2022), Europa es la región que registró el segundo mayor aumento: un 16%. La cifra supone un récord desde la Guerra Fría. En Oriente Medio, Israel empleó 27.498 millones de dólares para aumentar su gasto en un 24% (el 5,3% de su PIB), pero el líder regional fue Arabia Saudita (75.813 millones). Irán invirtió siete veces menos: 10.283 millones de dólares.
El gasto de España
El 16 de abril el Consejo de Ministros de España aprobó con carácter extraordinario destinar un estimado de 1.129.648.285,92 euros para “el suministro de diverso material para el refuerzo de capacidades de diversos sistemas de armamento, material, munición y equipamiento militar”, según consta en la referencia del Consejo de Ministros de esa fecha.
“La situación internacional actual está incursa en un contexto de alta volatilidad, incertidumbre e inestabilidad, por lo que es necesario realizar un refuerzo urgente de las capacidades militares al objeto de incrementar la reserva estratégica disponible”, se consigna tal referencia, que no concreta en qué se va a gastar ese dinero.
La ministra de Defensa, Margarita Robles, se limitó a indicar que “invertir en Defensa es invertir en paz, en paz con mayúscula” y que tales inversiones redundan en “políticas de disuasión”.
El socio del Gobierno de coalición, Sumar, mostró su rechazo a la compra de armamento, que expresó mediante una queja formal dirigida al seno del Ejecutivo. Los 1.129.648.285,92 euros aprobados de manera urgente suponen algo más del 8% del presupuesto anual de Defensa.
En cualquier caso, los cinco ministros de Sumar secundaron la partida en el Consejo de Ministros. Preguntada por esta aparente incongruencia, la ministra de Sanidad, Mónica García, declaró en entrevista con Telecinco que los costos de defensa “son bajos”. De hecho, el presidente Pedro Sánchez alude a la necesidad de cumplir con el compromiso asumido ante la OTAN de llegar antes de 2029 a un gasto militar equivalente al 2% del PIB, pues en 2024 la inversión en defensa solo alcanzará el 1,24%.
Pero esta última cifra bien pudiera ser una falacia. Según un análisis conjunto del Centro Delàs de Estudios por la Paz de Barcelona y el International Peace Bureau (IPB), el gasto militar de España en 2023 alcanzó los 28.591,81 millones de euros, luego de añadir al presupuesto consolidado del Ministerio de Defensa (el inicial de 16.877,4 millones más los incrementos extraordinarios) el resto de gastos militares repartidos y camuflados en otros ministerios.
“El Gobierno español, a pesar de tener congelado el presupuesto para este año 2024, continúa aumentando el gasto en defensa con la excusa de querer cumplir el compromiso de alcanzar el 2% del PIB que exige la OTAN. Pero esto supone, básicamente, hacerse trampas al solitario, porque si se tienen en cuenta el resto de las partidas militares repartidas en otros ministerios, España ya ha superado el 2% del PIB en gasto militar“, explica Pere Ortega, investigador del Centro Delàs.
En su conclusión, Ortega alerta de que la voluntad del Gobierno español de continuar incrementando el gasto militar “para contentar” tanto a aliados como a la industria, “irá necesariamente en detrimento de otros servicios públicos como la sanidad, la educación y los servicios sociales”.
Maniobras accidentadas
Los presupuestos de defensa no paran de aumentar y, a la par, también lo hacen los riesgos para los militares españoles. El 22 de abril falleció un cabo del Ejército de Tierra en el transcurso de un ejercicio con fuego real en Polonia y otro más tuvo que ser atendido en un hospital por lesiones en un oído.
Según informó el ente castrense, el militar, un cabo de 43 años de edad originario de Ecuador perteneciente a la Comandancia General de Ceuta, murió en el polígono de Bemowo Piskie, a unos 65 km al sur de la frontera con la región de Kaliningrado, a consecuencia de un accidente con un mortero durante el ejercicio táctico Saber Strike, que discurre en el marco de las maniobras Steadfast Defender 24.
El estado de la munición utilizada está siendo sometido a análisis, pues el proyectil estalló dentro del tubo de un mortero de 81 mm de calibre. “Se ha atascado una granada en el tubo lanzador de morteros y ha pegado un reventón”, confesó un compañero del fallecido al diario Ceuta al Día.
La Asociación de Tropa y Marinería (ATME) ha pedido que se investiguen las circunstancias del suceso. El portavoz de ATME, Marco Antonio Gómez, confirmó a Cuatro que esta organización ha solicitado al Ministerio de Defensa investigar si la munición “era defectuosa” y si la manipulación fue la correcta.
“La información que nos llega es bastante confusa hasta que Defensa intente aclarar las preguntas que hemos hecho. Nuestra profesión es de alto riesgo. Y los muertos que llevamos a lo largo de este año lo avalan”, dijo Gómez.
Aparte de exigir la declaración de la profesión militar como profesión de riesgo debido a su alta siniestralidad, ATME también pide un aumento en las retribuciones salariales. A tal efecto, los representantes de esta organización se reunieron el 24 de abril con los portavoces de la Comisión de Defensa del Congreso de los Diputados.
Las condiciones en las que se están desarrollando los ejercicios tácticos de las maniobras Steadfast Defender en Polonia dejan mucho que desear en algunos aspectos, a tenor de las declaraciones de varios militares al citado periódico ceutí. Hay quejas sobre la escasez y mala calidad de las raciones de comida que suministra el Ejército polaco a los militares españoles. Además, “entre 200 y 300 musulmanes” del contingente español se han quejado de la presencia de carne de cerdo, por lo que en un principio se vieron obligados a comprar comida fuera de su base.
ATME preguntará al Ministerio de Defensa al respecto de una situación que solo se palió cuando los militares de EEUU intervinieron en la intendencia de las viandas, cediendo parte de sus raciones. “Los estadounidenses han traído comida de los israelíes, que también es halal”, e incluye “pollo y galletas”, declaró un soldado musulmán de Ceuta.
Las condiciones de estancia tampoco son óptimas. “Los españoles somos los únicos que dormimos en tiendas, en zona fangosa. Y luego, para más inri, nos dan una bolsa con tres lonchas pequeñas de pan, chopped, chorizo y queso, y nos dicen que es para el desayuno y la comida”, aseguró otro soldado.
*Periodista. Corresponsal de Sputnik en España
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