Putin: China supera a EE.UU. y las razones de la guerra
Por Marcelo Ramírez
Una noticia que en Occidente pasó prácticamente desapercibida, pero que tiene implicancias significativas para el futuro del orden mundial, es una reciente declaración del presidente Vladímir Putin. En el marco del Foro Económico Oriental, el mandatario ruso afirmó que China ya es la economía número uno del mundo en términos de paridad de poder adquisitivo (PPA), y que Rusia ha superado a Alemania, posicionándose como la cuarta economía global.
Estos hechos son una prueba más de cómo el eje de poder económico global está cambiando. Mientras Occidente se hunde en crisis autoimpuestas, los BRICS avanzan como los verdaderos arquitectos de una nueva arquitectura global. Este movimiento no solo desafía el antiguo orden internacional, dominado por Estados Unidos y Europa, sino que también plantea preguntas fundamentales sobre el papel de cada país en este nuevo escenario.
Es importante detenerse en lo que significa la medición por paridad de poder adquisitivo (PPA), que Putin resaltó con énfasis. Mientras el PIB nominal mide el valor total de los bienes y servicios producidos en un país, la PPA ajusta esos valores para reflejar las diferencias en los precios entre países. En otras palabras, mientras en Estados Unidos ciertos productos cuestan cinco veces más que en China, la capacidad de compra real en China es mayor.
Putin ha sido claro al señalar que, bajo esta medida, China ha superado a Estados Unidos, y que la brecha sigue ampliándose cada año. Este es un hecho que, a pesar de los esfuerzos de Occidente por negarlo o minimizarlo, está transformando la geopolítica y la economía global.
Rusia, por su parte, ha superado a Alemania en términos de PPA. Este logro no es casualidad, sino el resultado de un crecimiento económico sostenido, impulsado en parte por su control sobre recursos energéticos clave y su resiliencia frente a las sanciones impuestas por Occidente. Alemania, mientras tanto, sigue luchando con una crisis energética que golpea fuertemente su industria.
Los BRICS, esa alianza de economías emergentes que une a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, se están convirtiendo en un motor clave en esta transformación global. No se trata solo de una plataforma económica, sino de una organización que busca ofrecer una alternativa al sistema internacional hegemónico impuesto por Occidente.
Putin lo dejó claro: Rusia, China e India son los “padres fundadores” de esta nueva estructura global. Estos países comparten el objetivo de crear una arquitectura mundial más equilibrada, una que refleje mejor el poder económico y geopolítico de un mundo multipolar. No es casualidad que más de 30 países ya hayan expresado su interés en unirse a los BRICS, sumándose al desafío de reconfigurar las relaciones internacionales.
Un aspecto clave en esta discusión ha sido la reciente decisión de Argentina de no unirse a los BRICS. La canciller argentina, en una postura alineada con Estados Unidos, afirmó que los BRICS “no tienen nada que ofrecer” al país. Sin embargo, esta postura ha sido fuertemente criticada. Mientras potencias como Turquía buscan acercarse a este nuevo eje de poder, Argentina parece haber desperdiciado una oportunidad crucial para integrarse en el mundo multipolar del futuro.
Es notable cómo los medios occidentales, con The New York Times y el Financial Times a la cabeza, intentan ocultar o distorsionar el ascenso de China y Rusia. Mientras los datos económicos apuntan a un crecimiento imparable, las narrativas mediáticas insisten en hablar de crisis en China o del colapso inminente de la economía rusa. Estos análisis, basados en prejuicios y en el miedo de perder el control, fallan una y otra vez en sus predicciones.
Lo que Occidente no puede aceptar es que su modelo, basado en la hegemonía del dólar y en la imposición de sanciones, está perdiendo fuerza. Países como Rusia y China ya están trabajando activamente en alternativas financieras que les permitan reducir su dependencia del sistema dominado por Estados Unidos. Los BRICS ya están promoviendo el uso de monedas locales en el comercio entre sus miembros, y el yuan chino está ganando terreno como moneda internacional.
En definitiva, el mundo ya no es el que era hace una década. Las declaraciones de Putin en el Foro Económico Oriental son un claro reflejo de este cambio. China ha superado a Estados Unidos como la principal economía mundial en términos de poder adquisitivo, y Rusia avanza firmemente en su posicionamiento global. Mientras tanto, los BRICS continúan su expansión, consolidando un nuevo orden multipolar en el que Occidente ya no tiene la hegemonía absoluta.
Este nuevo equilibrio de poder traerá consigo desafíos y resistencias. Sin embargo, la realidad económica y geopolítica se está inclinando a favor de un nuevo orden, donde países como China, Rusia, India y otros actores emergentes tendrán un papel protagónico en la configuración del futuro global.
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