Por Marcelo Ramírez
La guerra es una situación de engaños, no saber cómo actuará el enemigo es una forma de obstaculizar las decisiones a tomar. La historia del fin de semana pasado con la PMC Wagner continúa, aunque se van aclarando algunas cosas.
Es probable que se hayan presentado múltiples versiones, desde que Prigozhin ha sido un eminente traidor hasta que se integra en una acción pactada con el gobierno de Putin. Larry Johnson, a su vez, tiene una versión alternativa explicando que el malestar del responsable de la comunicación de Wagner nace en una operación en Siria conocida como la batalla de Khasham, un enfrentamiento en los campos de Conoco en febrero de 2018 en Deir ez-Zor, Siria.
Esto fue, según explica Johnson, por la ambición económica de Prigozhin que había negociado capturar pozos petroleros en manos de los EE. UU. Los generales rusos habrían desconocido a esta operación como propia, lo que significó un ataque a esas tropas de Wagner. Esto sería la explicación del resentimiento de Prigozhin y lo que desencadenó años después el suceso. Por supuesto, Johnson ha sido parte de la CIA y su pertenencia, más allá de desmarques naturales, será hasta el fin de su vida. No se sale cuando se quiere de estas organizaciones. Por ello esta es una versión más a considerar, pero tampoco mucho más que eso.
No podemos saber qué sucede en el críptico mundo de la Inteligencia, nadie va a hacer pública la verdad sino solo lo que a su interés convenga. En consecuencia, nuestra oportunidad de espiar apenas dentro de ese mundo y sacar conclusiones es viendo las consecuencias reales dentro de un marco de hechos. El primer hecho es que Rusia ha posicionado tropas altamente entrenadas como las de Wagner en Bielorrusia, donde además ya había localizado armas nucleares previamente. Entre los tantos rumores que hoy circulan, existe uno insistente en que se prepara un golpe contra Lukashenko.
Esto es bastante plausible debido a que cuando se enfrenta un gran poder se buscan las zonas blandas. Rusia es un hueso muy duro para ser atacado frontalmente, y así como a un toro de lidia se lo aguijonea y cansa antes de la estocada final del matador, también se puede usar esa estrategia entre las naciones. Siria fue un ataque contra Rusia porque presionaba sobre zonas claves, lo mismo que Ucrania y ahora Bielorrusia parece seguir en la lista. Minsk es parte del Estado de la Unión con Rusia y proyecta su fuerza sobre Europa, y es fundamental para Kaliningrado.
Aislar y debilitar a Moscú es la premisa, por lo que en este contexto de sanciones recurrentes que se aplican aún al costo de destruir la propia economía, es el objetivo. Armar múltiples focos de conflicto alrededor de las zonas de seguridad rusas es muy importante para que Rusia se debilite y caiga. Lukashenko en algunos momentos pareció dudar sobre cuál es su mejor opción, pero el intento de revolución de color parece que fue suficiente para que comprenda que su futuro no será color de rosas si Occidente tiene más injerencia. Nada raro, a Erdoğan le ha pasado lo mismo y aun siendo OTAN, su posición se ha ido deslizando hasta el punto que ha dado su apoyo a Putin en la hipotética asonada.
Todo esto se envuelve en una niebla, en un mundo de humo y espejos que impide la fácil evaluación de los hechos. Los mismos no son claros y se reflejan a la luz pública distorsionados, por lo cual el acercamiento a la verdad se da por los resultados y los acontecimientos alineados en coincidencias que tal vez no sean tales.
La lucha por Bielorrusia ha comenzado y determinará en buena medida el futuro curso de una guerra que Occidente está perdiendo. Son múltiples los hechos que avalan estas conclusiones, desde la falta y fracaso del equipamiento occidental hasta el desgaste militar y económico de las naciones occidentales en el esfuerzo.
Los sucesos de Francia no se pueden dejar de lado cuando ampliamos el foco analítico. Si bien es cierto que las tensiones sociales en ese país no son nuevas, no podemos olvidar que Macron ha tenido una política que lo muestra como perteneciente al Occidente Colectivo pero con algunas particularidades. Francia fue dejada de lado en la venta ya acordada de submarinos de propulsión nuclear a Australia en una operación que se llegó a estimar en 70.000 millones de dólares. París tragó saliva y aceptó su destino, pero su presidente se ha mostrado muy independiente para el paladar negro anglosajón.
No es que Macron no sea parte de esas élites, porque sí lo es, pero Francia parece tener juego propio. El país galo ha sido desplazado de África ante la indiferencia del resto de occidente por Rusia y sus Wagner, una política que Moscú ha ratificado asegurando su colaboración aún en medio de la cuestión de la rebelión. Macron ha impulsado la candidatura de Lula aun antes de ser el candidato, su interés en el Amazonas es importante y de alguna manera es independiente de los EEUU. No podemos olvidar que Lula ha mostrado cierta descortesía a Washington que lo liberó para que sea candidato.
También el líder de Francia ha intentado un plan de paz por su cuenta en la misma hoja de ruta que el brasileño, y en la cuestión energética París sigue insistiendo en la energía nuclear pese a que la UE va en sentido contrario. Son muchas las pequeñas diferencias entre los halcones anglosajones y los franceses que aún son nostálgicos de su imperio y la rivalidad con los anglosajones aún está presente en el ADN de muchos de los galos. ¿Por qué traer estas cuestiones para analizar lo que sucede en Francia con las revueltas?
Bien, la situación, como no podría ser de otra manera en estos tiempos, es confusa. Un asesinato ha conmocionado el país hasta un nivel que sorprende a todos. Los análisis versan sobre si las causas son por un racismo endémico que es bastante conocido y que excede el problema musulmán o el color de piel. Muchos viajeros cuentan con desagrado lo poco colaborativos y amables que son los franceses con los extranjeros, negándose a hacer un mínimo esfuerzo para poder comunicarse e insistiendo en que si no se les habla en un francés perfecto, no pueden entender qué se les dice y, por lo tanto, ayudar. Mito o estereotipo, la realidad indica que han sido muy duros en sus aventuras coloniales y en el trato de los inmigrantes, a quienes traen como mano de obra barata, pero que luego abandonan a su suerte cuando ya no los necesitan.
Algunos han ganado dinero con la llegada de extranjeros, que como sucede siempre, son masivamente de países pobres y hacen las tareas que los locales desprecian. Generalmente peores pagos que los locales y ocupando lugares en el mercado laboral, presionan a la baja en los salarios y en las condiciones generales de trabajo, por lo que todo funciona bien hasta que llega la recesión económica.
En este momento en que se buscan culpables, la mirada se dirige a los inmigrantes, que han sido aislados en guetos donde sus condiciones de vida son generalmente difíciles. El mercado negro, los negocios ilegales y la delincuencia terminan por aparecer, muchas veces de la mano de los nacidos en el sitio que están a caballo de dos mundos. No tienen el espíritu de sacrificio de sus padres que buscaban una vida mejor por su esfuerzo y se ven tentados por una sociedad opulenta que les exhibe sus lujos mientras que no les permite pertenecer. Con la llegada masiva de inmigración descontrolada e ilegal, llegan delincuentes de todo tipo que las naciones que expulsan emigrantes suelen sacarse de encima, aprovechando la masividad.
A este cóctel explosivo se le agrega el extremismo islámico fogoneado por la propia Inteligencia occidental, que ha reclutado jóvenes para atentados en distintas partes del mundo para sus propios intereses y ha colaborado en la creación de grupos como el DAESH (ISIS). Jóvenes frustrados, con pocas o ninguna posibilidad de salir de su situación de marginalidad, son expuestos a estos personajes radicalizados que explotan esa situación. La incomprensión invade a la sociedad francesa que señala entonces a los culpables en una forma simplista. Es importante recalcar que si bien puede haber bases religiosas o raciales, la situación crece basándose en la pobreza. Si el inmigrante es adinerado y refinado, la mirada será otra.
Es un problema que se refleja en muchas naciones. Brasil es un claro ejemplo de una sociedad en la que se quiere importar un conflicto racial de EE.UU., pero que no prende como esperan sus promotores. Esto se debe a que lo que se desprecia es al pobre sin educación, no es un tema racial, sino de clase social. Los países europeos, así como otros asiáticos como Japón, se encuentran en el punto de despreciar una clase inferior que por sus características sobresalientes es identificada como musulmana, árabe o africana. De todas maneras las causas son múltiples y debatibles, porque hay argumentación a favor de diferentes interpretaciones.
Lo importante para nuestro análisis es comprender que hay una situación explosiva que se alimenta día a día con la llegada de más inmigrantes por las pésimas condiciones a las que los propios países occidentales han sometido a las naciones más pobres. Recordar lo que hacía el rey belga, Leopoldo II, con el Congo, que era su estancia personal, nos evita muchas explicaciones.
La situación, sean por las razones que sean, es explosiva y las guerras en el norte africano, la destrucción de países enteros como Libia o Siria, potenciaron olas gigantescas de inmigrantes.
Todo estaba bajo un relativo control hasta que desembarcó la crisis, primero con una extraña pandemia donde los biolabs estadounidenses han dejado sus huellas, al menos según señalan los rusos, y las múltiples y salvajes sanciones propiciadas desde el Occidente Colectivo contra Moscú que se volvieron un boomerang. Por si algo faltaba, se agregan el cierre de plantas de energía, de fertilizantes y de producciones agrícolas con la lucha por el medioambiente como excusa. ¿Falta algo? Sí, la suba de tasas de interés para contener una inflación por ellos mismos generada. Los argentinos podemos dar lecciones sobre como terminará la historia de ajustes económicos eternos que destruyen la economía, destierran las industrias y empobrecen el país.
En este cuadro dantesco se produce un asesinato de un joven y se desata la furia. Se debate sobre la inmigración, sobre el Islam, pero el resto de las causas pocas veces son mencionadas. A estas causas agreguemos una más, que bien puede ser un movimiento para desembarazarse de Macron y poner alguien con menos aires molestos como Scholz, alguien que obedezca sin más.
¿Puede estar viviendo una revolución de color? Puede, aunque no hemos visto las campañas de prensa intensas como en otras oportunidades. La explicación puede ser que Francia es más poderosa y puede responder si sus servicios de Inteligencia detectan con anticipación y alertan sobre una campaña desestabilizadora.
Otro punto es que los tiempos se acortan, el fracaso de las sanciones sumado a las derrotas militares exigen soluciones desesperadas y rápidas. Una vez más, estamos en un plano hipotético que con el correr del tiempo podremos ver con mayor claridad, pero sabemos que la especialidad de la casa de la Inteligencia anglosajona, es la desestabilización. Francia es territorio propio pero con ciertas imperfecciones que seguramente son indeseables ante las perspectivas de una escalada final contra Rusia. Las expresiones de los máximos dirigentes de ese país no hace que sea confiable que en caso de una guerra directa con Moscú, Francia se sume y no se mantenga al margen de las hostilidades. París no es Londres ni Washington, tiene sus propias ambiciones como hemos visto y los franceses son, en términos generales, más rebeldes que los estadounidenses o británicos con sus dirigencias, si estas no hacen las cosas bien en forma evidente.
Este es el panorama que se nos presenta, puede parecer lógico que el mundo anglosajón haya decidido incendiar Francia o al menos cambiar su gobierno, puesto que hemos visto cómo han destruido la economía alemana ante la pasividad de los alemanes y la complicidad de sus dirigentes. El propio Erdoğan es la cabeza del segundo ejército más numeroso detrás de los EE. UU., con medio millón de hombres, dentro de la OTAN, y, sin embargo, la CIA organizó un golpe hace casi una década contra él. Nuevamente, durante las elecciones, ha apostado por un cambio de régimen y hasta están analizando si Turquía debe ser sancionada.
A medida que la situación se hace más extrema, las diferencias entre pertenecer o no al mundo anglosajón se hacen visibles. Ante la urgencia se traicionan aliados y se queman alianzas para tratar de sostener el núcleo ante la caída. ¿Por qué el turno del sacrificio no puede haber llegado a Francia? Si repasamos la historia reciente de aliados estrechos, vemos la utilización pragmática de los mismos. Los anglosajones han desarrollado una extraordinaria influencia para incidir desde dentro en las naciones, al menos de Occidente. Casi imperceptiblemente han posicionado políticos venales y traidores en las administraciones de los Estados que están a su servicio y que sacrifican a sus países a cambio de algunas prebendas personales.
Pero cuando no consiguen el 100 % de los objetivos planteados, no dudan en atacar a sus propios aliados, que ya no les sirven, y sacrificarlos en virtud de posicionar otros intérpretes de una misma melodía.
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