La tensión entre Occidente y Rusia por la guerra de Ucrania se agravó en las últimas horas luego de que el presidente de EEUU, Donald Trump, ordenara desplegar submarinos nucleares ante lo que calificó como declaraciones «incendiarias» de parte del vicepresidente del Consejo de Seguridad de Moscú, Dimitri Medvedev. Más temprano, Vladimir Putin anunció que movilizará misiles hipersónicos a Bielorrusia.
El ida y vuelta entre Trump y Medvedev comenzó a raíz del anuncio del líder republicano de reducir el plazo a Rusia para que selle un alto el fuego en Kiev. El exmandatario ruso cuestionó duramente el ultimátum. “Trump está dando un ultimátum a Rusia: ¿50 días o 10? Debería recordar dos cosas: Rusia no es Israel, ni siquiera Irán. Cada nuevo ultimátum es una amenaza y un paso hacia la guerra”, le advirtió. Además, lo acusó de seguir el camino de Joe Biden.
La reacción del magnate no tardó en llegar y acusó al moscovita de realizar afirmaciones “insensatas” e “incendiarias”. “Ante las provocadoras declaraciones del expresidente ruso Dimitri Medvédev, he ordenado el despliegue de dos submarinos nucleares en las regiones correspondientes”, dijo.
Mediante un mensaje en su red social Truth Social, el mandatario estadounidense le advirtió a Medvedev que las palabras utilizadas públicamente «son muy importantes y, a menudo, pueden tener consecuencias imprevistas. Espero que este no sea uno de esos casos”, añadió. De todas maneras, aclaró que se trata de una medida precautoria “por si las declaraciones fueran más allá”.
Por su parte, Putin anunció este viernes que Rusia comenzó la producción de sus misiles hipersónicos más modernos. Acompañado del presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, en la isla Valaam, cerca de San Petersburgo, detalló que el Ejército ya seleccionó los sitios en territorio bielorruso para el despliegue del misil balístico de alcance intermedio Oreshnik.
“El trabajo preparatorio está en marcha, y lo más probable es que lo terminemos antes de fin de año”, afirmó el mandatario ruso. Además, informó que ya se ha producido la primera serie de misiles y de sus sistemas, que incluso ya han sido incorporados al servicio militar.
El traslado de estas armas hacia territorio de Bielorrusia aleja las posibilidades de un acuerdo sobre la guerra. El país que gobierna Lukashenko comparte 1084 kilómetros de frontera con Ucrania. El emplazamiento de los misiles le permitiría a Rusia reducir el tiempo de respuesta y aumentar el alcance de sus operaciones contra objetivos ucranianos. Además de incrementar su capacidad de amenaza hacia miembros de la OTAN en Europa del Este y Central.
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