Viendo hacia la Rusia del futuro – Por Alexander Dugin

Por Alexander Dugin

Preguntémonos seriamente: ¿cómo debemos relacionarnos con la URSS? Por un lado, los bolcheviques causaron un daño irreparable al pueblo ruso. Un daño terrible y cruel. Esto es indiscutible, su ideología era auténticamente rusofóbica, anticristianismo y puramente satanista.

Por otro lado, la élite del Imperio ruso era occidentalista y rusófoba desde el siglo XVIII, desde Pedro el Grande. Completamente servil y, de hecho, yeltsinista. ¿Cómo no iba a rebelarse el pueblo ruso contra una élite tan occidentalizada? Y digo: rebelarse.

Y se rebeló. Pero de nuevo bajo el mando de una élite completamente diferente. Y de una ideología diferente. De nuevo rusófoba.

¿Qué se podía esperar?

El pueblo ruso pasó a través del comunismo, a través del sovietismo, ansiando a Dios y a las estrellas. ¡Qué pueblo tan hermoso e indestructible es el pueblo ruso!

En la URSS se combinaban el marxismo y el rusismo. El rusismo es hermoso, el marxismo no y de hecho es peligroso. El elemento popular era muy importante en la URSS. Los rusos querían ser libres. Y querían abolir a las élites occidentalistas. Y ahora los rusos quieren lo mismo. Pero eso, por ahora, no importa.

Volvamos a la URSS. Este equilibrio entre lo ruso y lo no ruso en la Unión Soviética nunca se resolvió. Y hoy en día, en la Federación Rusa, algunos suspiran por la Unión Soviética (¡Stalin, vuelve!), otros rusos piensan en el Imperio y piden que saquen a Lenin del Mausoleo.

La idea de la URSS nos divide. Y debería suceder lo contrario: que nos uniera a nosotros, los rusos. Por lo tanto, o bien hay que interpretar la URSS de otra manera (ni a favor ni en contra, sino en nombre del pueblo ruso), o bien hay que dejarla de lado y seguir adelante, hacia el futuro ruso. Si no somos capaces de entender la URSS desde la perspectiva rusa (y no lo somos), quizá sea mejor dejar de intentarlo. Dejémoslo para más adelante. Construyamos la Gran Rusia, independientemente del pasado. Hacia el futuro. Necesitamos la Rusia del futuro. Hermosa, grande y próspera. Libre y soberana. Ortodoxa y popular. Construyámosla.

Es hora de empezar a crear nuestra propia cultura. Liberarnos de los clichés y crear nuevas ideas. Todo lo que hubo antes no debe detenernos. Fue y pasó. Podemos crear algo sin precedentes. El pueblo ruso es grande, poderoso, alegre y capaz de muchas cosas.

Solo hay que desprenderse. Tanto del Occidente (que hoy en día es un basurero) como de lo que no nos salió bien antes.

Hay que apoyarse más en nuestras propias fuerzas.

Alguien alguna vez dijo que la autarquía es mala. Es un error: la autarquía es lo mismo que la soberanía, la autosuficiencia, solo que en griego. Y la soberanía y la autarquía son buenas. Necesitamos una autarquía creativa.

Traducción de Juan Gabriel Caro Rivera

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