Por Cristian Taborda
Quienes hoy dicen combatir el “fascismo” (aunque ya no exista) y el “discurso de odio” (odiando) en nombre de la “igualdad” (desigualando) y de la “inclusión” (excluyendo) son aquellos que desde los medios gobiernan a base del miedo y el terror, con la censura (en nombre de la democracia), la vigilancia y control social total (en nombre de la seguridad interior) y pidiendo represión (para cuidarnos, por salud). Sobre el “antifascismo”, que hoy es expresado desde la izquierda radical y la progresista hasta diversos movimientos, financiados por el poder financiero como “Black lives Matter” o “Antifa”, que dicen luchar por los “derechos civiles” o derechos de minorías, ya nos advertía Pier Paolo Pasolini quien describía este antifascismo como un nuevo fascismo, un fascismo de izquierda. Decía Pasolini en sus “Escritos corsarios”:
“Este nuevo fascismo, esta sociedad de consumo, ha transformado profundamente a los jóvenes, les ha tocado en lo íntimo de su ser, les ha dado otros sentimientos, otros modos de pensar, de vivir, otros modelos culturales. Ya no se trata, como en la época mussoliniana, de un alistamiento superficial, escenográfico, sino de un alistamiento real que les ha robado y cambiado el alma. Lo que significa, en definitiva, que esta civilización del consumo es una civilización dictatorial. Si la palabra fascismo significa prepotencia del poder, la sociedad de consumo ha realizado cabalmente el fascismo”.
En la carta al Congreso del Partido Radical leída dos días después de ser asesinado escribía:
“La lucha por los derechos civiles haciéndola entrar en su código progresista, o conformismo de izquierda, no hace otra cosa que seguirle el juego al poder. Cuanto más fanaticamente convencido está un intelectual progresista de la bondad de su contribución a la realización de los derechos civiles, más acepta la función socialdemócrata que el poder le impone aboliendo, a través de la realización falsificada y totalizadora de los derechos civiles, cualquier alteridad auténtica. Así pues, dicho poder se prepara para adoptar a los intelectuales progresistas como sus clérigos”.
Estas citas taxativas del escritor y cineasta italiano han sido escritas aquí de forma vasta para evitar tergiversaciones. En ellas es sorprendente la actualidad del pensamiento de Pasolini cuando describe a este nuevo fascismo como un “aislamiento real” que ha cambiado y robado las almas, transformando el modo de ser, dando otros modos de pensar y vivir, otros modelos culturales, en una época, hoy, donde hemos sido encerrados de forma excepcional y permanente, aislados de manera real y total, aislamiento que era uno de los métodos de la tiranía expuestos por Aristóteles en “Política”. Una época dominada por el totalitarismo del pensamiento único que controla el modo de pensar, la dictadura de género que controla el modo de vivir y la homologación de la cultura globalista que establece un solo modelo cultural, el monoculturalismo mundialista liberal. Funcional a un mercado que mercantiliza la vida y los cuerpos, que hace de las identidades un producto a vender y de los pensamientos un crimen.
Este nuevo fascismo se esconde tras una nueva máscara y un neolenguaje que cambia las palabras y su sentido, los antifascistas se convierten en brigadas y policías del pensamiento y los que dicen luchar contra el “discurso de odio” en censores ejerciendo el poder de los microfascismos.
Una neolengua que habla de “inclusión”, “igualdad” y “diversidad” de manera teórica e idealizada cuando en la realidad y la práctica ocurre lo contrario: hoy podemos ver como los trabajadores son excluidos cada vez más en relación a otras épocas, una desigualdad económica extrema e inusitada y la uniformidad de pensamiento total en medios de comunicación y universidades en una alianza, entre “periodistas”, “intelectuales” y políticos que conforman una clase político-mediático antagónica a los trabajadores. Una vez más lo pre anunciaba Pasolini: “Profetizo la época en que el nuevo poder usará sus palabras libertarias para crear un nuevo poder homologado, para crear una nueva inquisición, para crear un nuevo conformismo. Y sus clérigos serán clérigos de izquierda”.
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