Sindicatos argentinos del sector energético reclamaron por la continuidad del proyecto de la central nuclear Atucha III. La construcción de la cuarta central nuclear argentina, por realizarse con capitales chinos ha venido siendo paralizada a lo largo de los años por la negativa de los EEUU hacia el proyecto. Esta semana, la incertidumbre se incrementó al no estar prevista la obra en el presupuesto público nacional para 2023.
La construcción de Atucha III, la cuarta central nuclear en el país, es uno de los proyectos de infraestructura más significativos firmados entre Argentina y China, con una inversión de alrededor de 8.300 millones de dólares.
Trabajadores sindicalizados vinculados al sector energético reclamaron al Gobierno federal por la reanudación de las obras de la Central Nuclear de Atucha III en la localidad de Lima, provincia de Buenos Aires: “Estamos afectados y nos preocupa muchísimo la suspensión de la construcción de la cuarta central nuclear argentina”, expresó el delegado de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE) en Atucha, Ernesto Simionato.
Simionato explicó que “acaban de suspender un proyecto de complejidad”. La suspensión tiene no solo efectos sobre la soberanía energética nacional, señaló, sino también en el plano laboral: “No queremos volver […] a tener que estar peleando por compañeros despedidos, porque sabemos en qué termina cuando se frena un proyecto de esta magnitud”, destacó el dirigente sindical, rememorando los casi 2.000 despidos en el Complejo Atucha durante el Gobierno de Mauricio Macri (2015-2019).
“Si no nos tienen en cuenta dentro de su agenda, vamos a tener que protestar sea donde sea esto que quede claro, nosotros estamos para bancar a los trabajadores que estaban esperanzados con este proyecto”, concluyó Simionato.
El 1 de febrero de 2022, se firmó el contrato entre Nucleoeléctrica Argentina S.A. y la Corporación Nuclear Nacional de China para la construcción de Atucha III, la cuarta central nuclear en el país, con una vida útil inicial de 60 años. Las obran preveían la creación de 7.000 empleos y la integración de un 40% de proveedores nacionales.
Atucha III tiene el objetivo de poner en marcha un reactor de 1200 Mw a partir del proceso de fisión de uranio enriquecido. La Central Nuclear Atucha I cuenta con una potencia eléctrica bruta de 362 Mw, mientras que Atucha II es una central nucleoeléctrica con una potencia bruta de 745 Mw. Atucha III contará con el reactor nuclear de origen chino Hualong One. Es un equipo de tercera generación, que se empezó a utilizar en 2015, y constituye una pieza clave en el proyecto de Xi Jinping para convertir a China en una de las mayores potencias de energía nuclear.
En el contrato se desataca la incorporación de un 40% de participación nacional en todo el proceso, en tanto se garantiza la transferencia tecnológica. Sobre el financiamiento se detalla que se trata de un crédito por el 85% del total presupuestado, desembolsos periódicos, parte en dólares y parte en renmibis, que serán canalizados por un consorcio de bancos del gigante asiático encabezados por el comercial ICBC. El crédito contempla un período de gracia hasta la puesta en marcha del reactor, con lo cual el pago quedaría cubierto por la venta de energía. Sin embargo, ante el ajuste presupuestario acordado con el FMI, el gobierno ahora busca que China se haga cargo del 100% del financiamiento. Por otro lado, la cuestión del financiamiento choca contra “una cláusula del acuerdo con el FMI que impide explícitamente relaciones comerciales bilaterales en monedas propias”, explicó el director de una empresa energética.
Junto a la oposición de ONG’s globales, como Greenpeace, siempre críticas de la soberanía nuclear y petrolera de las naciones, se sumó en febrero de este año, un senador republicano de los Estados Unidos, Jim Risch, quien expresó su preocupación por el acuerdo firmado entre la Argentina y China para la construcción de la cuarta central nuclear en el país (Atucha III). Risch es el republicano de mayor rango en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado de los Estados Unidos. Publicó en Twitter: “Me preocupan los planes para instalar tecnología nuclear no probada china en la Argentina y sus implicaciones para la seguridad regional y la soberanía de ese país”.
El 6 de abril pasado hubo una visita de la Subsecretaria de Política de No Proliferación del Departamento de Estado de los Estados Unidos, Ann Ganzer, que fue recibida por Béliz en la Casa Rosada. Ganzer también estuvo con el jefe de Gabinete, Juan Manzur y los ministros de Defensa y de Ciencia, Jorge Taiana y Daniel Filmus, respectivamente. Según coincidieron en señalar varios de los funcionarios que Ganzer visitó, hubo una advertencia clara de Washington sobre la supuesta inconveniencia geopolítica de que Argentina dependa de la tecnología china para Atucha III.
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