Por Ricardo Vicente López
Parte I
Amigo lector, le voy a proponer la lectura de algunas partes de un libro fundamental para entender, con la mayor claridad posible, en qué mundo vivimos y por qué estamos como estamos: sumergidos en una sociedad tan impiadosa. El resultado de esta investigación sólo es posible para una inteligencia desprejuiciada, no contaminada con la corrientes académicas que están a favor del status quo y eso con la mayor indolencia posible respecto del por qué y cómo llegamos a este estado de cosas. Esas son dos preguntas que subyacen al contenido del libro. Responderlas con toda claridad hace suponer un grado de valentía cuasi-desaparecido en el mundo académico.
Le propongo, amigo lector, un comentario crítico de la nota de referencia* por el cual intento ofrecerle una lectura que profundice su contenido, en una especie de debate respetuoso que agregue mayor claridad para profundizar y esclarecer, en la medida de lo que pueda yo ayudar. Entonces, una primera aproximación al tema la extraigo de wikipedia porque, aunque parezca sólo un alarde de erudición, aporta un contenido nada despreciable, arroja mucha luz sobre un vocabulario que, en la academia o en el periodismo se maneja con mucha ignorancia, cuando no por intereses inconfesables:
«El concepto oligarquía (del griego ὀλιγαρχία (oligarchía); derivado de ὀλίγος (olígos), que significa “poco, escaso, reducido”, y ἄρχω (archo), que significa (“mandar, ser el primero”); para la Ciencia Política es una forma de gobierno en la que el poder supremo está en manos de pocas personas, generalmente de la misma clase social. Los escritores políticos de la Antigua Grecia emplearon el término para designar la forma degenerada y negativa de aristocracia (etimológicamente, gobierno de los mejores). Estrictamente, la oligarquía surgirá cuando la sucesión de un sistema aristocrático se perpetúe por transferencia sanguínea o mítica, sin que las cualidades éticas y de dirección de los mejores surjan por mérito propio».
La claridad etimológica permite pensar con mayor profundidad. El haber soslayado esta precaución nos ha sumergido hoy en infinitos debates que, en la mayor parte de ellos, parece regir la ignorancia. Sin olvidar que los medios concentrados utilizan el tema con intensiones espurias para ocultar sus propósitos.
El autor de la nota, el periodista Ángel Bermúdez le pregunta al entrevistado, Jeffrey Winters, su propósito en la publicación de su libro en español: le plantea algunos temas respecto de sus planteamientos más polémicos [[2]] como, por ejemplo, su afirmación de que todas las democracias liberales de la actualidad son, al mismo tiempo, oligarquías [[3]]. También aborda las razones por las cuales considera que la participación democrática se ha vuelto ineficaz para hacer frente al poder de las oligarquías, así como la paradoja de que las sociedades democráticas -que se fundamentan en la igualdad política- sean en la actualidad “increíblemente desiguales desde el punto de vista económico”.
Entonces: ¿De qué hablamos cuando hablamos de oligarquía? El autor, Jeffrey Winters, argumenta que el concepto oligarquía se refiere al poder político de la riqueza. Desde la antigüedad, el poder de esas pocas personas, que han tenido una enorme riqueza, ha sido utilizada para imponer sus intereses. El poder político puede asumir muchas formas como, por ejemplo, ocupar un cargo político o controlar capacidades coercitivas, como un caudillo militar, pero una de las fuentes más importantes históricamente de poder político, a lo largo de la historia, ha sido poseer una riqueza masiva y, en la actualidad, tenemos oligarcas de la misma manera que los tenían en el mundo antiguo.
Reproduzco partes de este diálogo:
– ¿Por qué debería importarnos la oligarquía en este momento?
– Debería preocuparnos porque todos los países democráticos del mundo también son simultáneamente oligarquías. Son una mezcla de ambas. Los países que permiten la competencia política entre partidos y gozan del derecho al voto también tienen un pequeño número de personas que usan el enorme poder de su riqueza para financiar candidatos incluso antes de que todos los ciudadanos acudan a votar. Generalmente, el poder del dinero determina primero quién es un candidato viable (esto sucede en los EEUU, descaradamente – RVL). Una segunda razón es porque, especialmente en las democracias actuales, tenemos una desigualdad mayor que nunca antes en la historia. Esto es irónico porque normalmente pensamos en la desigualdad como un problema de sociedades no democráticas pero, de hecho, las democracias liberales son increíblemente desiguales desde el punto de vista económico.
Una razón de ello es que durante los últimos 250 años los oligarcas han usado su poder para asegurarse de que la democracia no haga la sociedad más igualitaria en términos económicos. Entonces, la explosión de desigualdad que vemos en el mundo y la explosión de rabia que vemos en los ciudadanos se relacionan con los manejos de la oligarquía, y hoy esto es más fuerte en las democracias de lo que ha sido en décadas.
– ¿Cómo es posible que la democracia no pueda solucionar este problema de desigualdad debido a la oligarquía?
– La democracia tiene una capacidad limitada para solucionar este asunto porque las leyes ya han sido redactadas por las mismas democracias para favorecer la capacidad de los oligarcas de usar el poder de su riqueza. Le doy un ejemplo. En Estados Unidos tuvimos en 2010 un caso muy famoso llamado Citizens United [[4]], en el que la Corte Suprema equiparó el uso del dinero en política al ejercicio de la libertad de expresión. Esto abrió las compuertas al uso del dinero para influir en el sistema político. Y hoy en Estados Unidos, debido a la existencia de comités especiales de acción política, no solo la cantidad de dinero que los oligarcas pueden usar es prácticamente ilimitado, sino que también es en su mayor parte secreta, porque no sabemos exactamente quién está influyendo en la política sino hasta mucho tiempo después de que el dinero haya sido usado.
– Cuando se habla de un pequeño grupo de personas muy ricas que utilizan su poder y su riqueza, la mayoría de la gente pensaría en las élites. ¿Cómo diferencia entre élites y oligarcas?
– La élite también se refiere a una minoría de personas que tienen una enorme cantidad de poder, pero que se basa en cosas distintas a la riqueza. Por ejemplo, alguien como Barack Obama ocupaba un cargo político cuando fue presidente, por lo que era un miembro de la élite pero no era rico. Alguien como Gandhi era un miembro de la élite porque era tremendamente poderoso, pero no tenía riqueza.
– ¿Cómo se explica que en las democracias liberales, en las que las elecciones son libres y todos los ciudadanos tienen derecho a votar, los oligarcas puedan influir tanto?
– Volvamos al ejemplo de Estados Unidos: mucho antes de que alguien pueda votar ya sea en una elección primaria o en la elección de un cargo público, tenemos algo llamado la primaria de la riqueza. Las primarias de la riqueza son aquellas en las que el candidato que quiere postularse se dirige primero a todos los ricos y les dice: “¿Qué quieren? Déjenme asegurarme de que las políticas van a favorecerles”. Luego, los ricos deciden a quién respaldarán. Por lo general, las primarias de los ricos comienzan un año o dos antes de cualquier tipo de campaña para un cargo público. Y si usted quiere postularse, pero no puede atraer el dinero de los ricos, la mayoría de las veces no puede competir. Entonces, el papel del poder de la riqueza es limitar los candidatos a un número muy pequeño de personas que ya son aceptables para los oligarcas. Después de que los oligarcas hayan eliminado a los otros candidatos, entonces abren la posibilidad a la gente para que pueda decidir entre los candidatos A, B y C, todos los cuales son completamente aceptables para los oligarcas.
– Permítame ser claro: ¿tienen los ciudadanos la posibilidad de elegir?, ¿son libres?, ¿pueden votar libremente?
– Sí, pero tenemos que entender que la combinación de oligarquía y democracia limita severamente las opciones y las políticas que son posibles debido a que buscan asegurar que se mantengan la desigualdad, la desigualdad extrema y la concentración de la riqueza. A veces este proceso fracasa y la democracia produce candidatos o partidos que no son aceptables para los oligarcas. Cuando eso ocurre, normalmente es la democracia misma la que se derrumba, porque los oligarcas la consideran inaceptable. Un ejemplo muy claro fue el caso de Allende en Chile. La democracia produjo un partido y un candidato que eran completamente inaceptables para las corporaciones y los ricos, y el resultado fue el asesinato y el fin de la democracia. Y esto ha sucedido en muchos lugares del mundo. Por eso, una de las cosas que debemos entender sobre la relación entre la oligarquía y la democracia es que la democracia es posible en la medida en que la oligarquía no se vea amenazada.
- Entrevista del periodista Ángel Bermúdez de BBC Mundo a su autor Jeffrey Winters – Profesor de Ciencias políticas en la Universidad Northwestern y Director del programa Equality Development and Globalization Studies (Estudios de la Igualdad, el Desarrollo y la Globalización) de la misma institución. www.sinpermiso.info – 18/07/2024
[1] Filósofo griego seguidor de Sócrates y maestro de Aristóteles. En 387 a. C. fundó la Academia de Atenas, institución que continuaría a lo largo de más de novecientos años
[2] Amigo lector, como verá después, le anticipo mi sorpresa: ¿para quienes es polémico? Es un tema casi obvio. Las preguntas parecen ser muy ingenuas e inocentes. (¿¡?¡).
[3] Esta afirmación es inteligente, porque desenmascara un uso pobre, conceptualmente, del vocablo “democracia”.
[4] Citizens United (a veces traducido literalmente a Ciudadanos Unidos) es una organización estadounidense conservadora sin ánimo de lucro, establecida como grupo de interés o de defensa político, que tiene como objetivo traspasar funciones de gobernabilidad desde el Gobierno a la ciudadanía, o, según sus propios estatutos.
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