España: un respiro para Feijóo – Por Juan Manuel de Prada

Un respiro para Feijóo
Por Juan Manuel de Prada

En su clásico libro ‘Propaganda’, Edward Bernays afirma que «la manipulación consciente de los hábitos y opiniones de las masas es un elemento importante en la sociedad democrática». Algo de esto ha sucedido durante la campaña de las elecciones gallegas, que se ha caracterizado por el empeño recurrente de los medios de cretinización de masas del negociado de izquierdas en presentar a la candidata del BNG, Ana Pontón, como una lideresa pujante y carismática que se había ganado las simpatías de los gallegos y encarnaba una irresistible forma de hacer política. Por supuesto, este ‘relato’ no era sino un intento de «manipulación consciente» que lograra una concentración del voto ‘progresista’, mitigando el descalabro socialista en la región. Pero en el negociado de derechas este ‘relato’ llegó a causar zozobra, porque de repente Feijóo empezó a decir melonadas sobre la amnistía al errabundo Puigdemont.

A la postre, el BNG no ha hecho sino aprovechar la sangría socialista, gracias a la construcción de ese delirante ‘relato’ que convertía a Ana Pontón en una síntesis de María Pita, Concepción Arenal y Rosalía de Castro, más alguna otra gallega eximia que me deje en el tintero. Pero el BNG no ha provocado ninguna convulsión en la política gallega, ni parecidas zarandajas; pues todo su éxito se ha fundado en la debacle del partido de Estado, que desde el comienzo de la campaña se mostró encantado del ascenso del BNG y puso a todos sus loritos de guardia a entonar las loas de esta Ana Pontón, una candidata tremendamente mediocre, que no decía sino ensartar simplezas y eslóganes prefabricados, con un ramalazo ‘woke’ sumiso a la agenda que la plutocracia turbocapitalista trata de imponer, utilizando a la izquierda caniche como banderín de enganche.

El golpeteo mediático y el plácet del partido de Estado lograron que los votos socialistas que se iban a perder en el marasmo de la abstención se desviasen hacia el BNG; y también lograron reducir drásticamente el porcentaje de abstencionistas, maniobra con la que se aspiraba al vuelco electoral. Pero la operación ha constituido un sonoro fracaso, porque el gallego es escamón y desconfía de las taumaturgias. A la postre, sobre el ‘relato’ que se había urdido triunfó la actitud reservona del gallego, que siempre prefiere lo malo conocido a lo bueno por conocer, sobre todo si lo bueno es trampantojo y humo de pajas, como el encumbramiento de la mediocre Ana Pontón. Con la victoria de Rueda, su mentor Feijóo respira aliviado y se asegura cierta paz interna durante una temporada, con un poco de suerte hasta las próximas elecciones generales. Suerte, desde luego, para él; no tanto para la derecha española, que sigue en el alambre. Pues, como todos sabemos, no existe ninguna posibilidad de proyectar los resultados de unas elecciones gallegas sobre el resto del territorio español, como ya demostró el propio Feijóo, ganando tantas elecciones en Galicia por mayoría absoluta.

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