Extrema derecha caniche – Por Juan Manuel de Prada

Extrema derecha caniche
Por Juan Manuel de Prada

Algún lector de mi anterior articulo me ha pedido que explique con algún ejemplo la relación simbiótica entre la llamada «ехtrema derecha» y lo que nosotros hemos dado en denominar «izquierda caniche».

Tomaremos una cuestión de rabiosa actualidad para ilustrar nuestro aserto. Hace unos días, Trump anunciaba que Estados Unidos se iba a encargar de reconstruir Gaza, deportando a los palestinos alli residentes y convirtiendo la región en una nueva Riviera. Se trataba, desde luego, de una fanfarronada, pues los palestinos no se van a marchar voluntariamente de Gaza; y si Trump piensa desalojarlos por la fuerza, tendrá que perpetrar crímenes de lesa humanidad de proporciones ingentes, mucho mayores incluso que los crímenes perpetrados por Netanyahu con el apoyo de Biden (y, por supuesto, los palestinos se encargarían de regar a los turistas de esa nueva Riviera de metralla a cada poco). Trump sabe perfectamente que su fanfarronada es irrealizable; pero su frivolidad bravucona desprende un hedor emético que logró hacernos olvidar que ha sido Biden quien ha aprovisionado a Netanyahu con cientos de miles de bombas y permitido que ejecutase una limpieza étnica monstruosa. Frente a la descabellada masacre imaginaria que propone Trump, la execrable masacre concreta que auspició Biden se convierte en una «masacre moderada»; y la izquierda caniche puede seguir entonando las loas del criminal partido demócrata sin rubor.

A escala nacional, ante la masacre de los palestinos, el doctor Sánchez no ha hecho sino aspavientos retóricos, más falsorros todos ellos que Judas, mientras mantenía sus negocietes militares con el Estado de Israel; negocietes que la izquierda caniche ha legitimado desde el Consejo de Ministros, mientras se hacía selfies socarronamente con la kufiya, para engañar a su rebaño de zombis. Esta hipocresía socarrona de la izquierda caniche habría resultado a la larga inaceptable, incluso para su rebaño de zombis; pero entonces aparece en su auxilio nuestra derechita valiente, que corre a hacerse unos selfies grimosos con el carnicero Netanyahu y considera «razonable» la fanfarronada de Trump. Y, de este modo, la doblez y el fariseísmo de la izquierda caniche quedan por completo lavados, y las masas cretinizadas pueden adherirse a sus consignas hipócritas con la conciencia tranquila, porque enfrente se hallan unos bárbaros que chapotean orgiásticamente en la sangre.

En cierto modo, la izquierda caniche y la extrema derecha actúan como las dos primeras fases del proceso dialéctico descrito por Fichte (tesis y antítesis), para lograr la síntesis que favorece los designios del reinado plutocrático. Por supuesto, de la «implementación» de esa síntesis se encarga el capataz elegido por la plutocracia. En el caso español, el partido de Estado, que seguirá haciendo negocietes con Israel y se ofrecerá hipocritonamente a acoger palestinos mutilados por las bombas de Netanyahu.