La propaganda de la OTAN es insuficiente y Ucrania está siendo derrotada en toda la línea – Por Marcelo Ramírez

Por Marcelo Ramírez*

Finalmente se hace evidente que la propaganda es insuficiente para sostener la realidad que indica que Ucrania está siendo derrotada en toda la línea. Los primeros días del enfrentamiento militar significaron una aplanadora de noticias negativas sobre el ejército ruso, al cual los medios occidentales declararon como corrupto, atrasado e incompetente.

No solo las fuerzas militares fueron acusadas, el propio Vladimir Putin fue señalado de ser un líder sanguinario que había cometido el peor error de su vida al desafiar a Occidente, todo esto mientras cíclicamente recrudecen noticias inverosímiles sobre el estado de salud terminal del presidente ruso.

Pocos espacios de comunicación se atrevieron a denunciar, o al menos percibieron, la falsedad de la situación mientras que Moscú recalculaba sus acciones ante la negativa de Zelensky para sentarse a negociar. En realidad, en las primeras rondas bilaterales se habían conseguido acuerdos que hacían pensar que era viable un entendimiento, sin embargo, el asesinato de negociadores ucranianos acusados de traidores por los grupos neonazis y la presión de la OTAN fue suficiente para desbaratar esas iniciativas y sumergir a Ucrania en el caos actual.

No vamos a abordar las razones históricas y actuales que han impulsado a Rusia a tomar las medidas que está llevando a cabo, dejemos por el momento si es justa o no su intervención y enfoquémonos en las perspectivas que se han abierto.

La ofensiva de la OTAN se basó en dos ejes, el económico y el militar. Alrededor de medio centenar de países autodefinidos como la “comunidad internacional” se coaligaron para aplicar durísimas sanciones económicas, ilegales pues emanan de su propia voluntad y no cuentan con el aval del Consejo de Seguridad de la ONU, único organismo legítimo para aplicar sanciones. Sea justo o no, el actual derecho internacional tiene esas premisas que los EEUU y los países que lo siguen simplemente han pasado por alto.

Estas sanciones se presentaron como un golpe a la economía rusa que significaba el aislamiento y la pobreza, augurando una caída mínima del 35% del PIB ruso en el presente año, lo que iba a forzar a Moscú a negociar, barajando Occidente en sus fantasías que Putin iba a ser depuesto por un Golpe de Estado apoyado en una revolución de color motorizada por los elementos pro occidentales en ese país.

Putin parece haber imaginado los pasos del Occidente Colectivo y desarticuló la maniobra simplemente no aceptando dólares o euros de los países hostiles, desde ese momento el rublo no paró de subir su cotización contra las monedas occidentales. La pretensión de Washington de arrastrar tras de sí al resto de los países no funcionó, China gradualmente fue mostrando su apoyo cada vez más firme a Rusia, India jugó sus cartas en beneficio propio, Indonesia, Brasil, México, países que se creían bajo la esfera de EEUU se mantuvieron al margen. El desconcierto ante el fracaso diplomático de la “comunidad internacional” es tal que hasta Turquía expresó a través de los labios de su presidente Erdogan, que Occidente no es confiable en materia política.

El fracaso de la presión económica es más que visible, más aún, la reciente visita a Kiev de los jefes de Estado de Francia, Alemania e Italia son leídos como una muestra de preocupación por la situación de estos países que enfrentan un desabastecimiento energético y un rebrote inflacionario que ha llegado en Europa Occidental al punto en que 1 de cada 4 ingleses y 1 de cada 6 alemanes deben saltarse comidas debido al alto costo.

La UE no está en condiciones de seguir subiendo la apuesta y más allá de las ridículas presiones de Von der Leyen o Josep Borrell, la situación se torna crítica y no tardarán en estallar protestas sociales si no hay una solución antes del invierno.

El plano militar era el otro eje, un inagotable río de armas, “inagotable” aparentemente porque ya vemos que el cauce se está secando, no ha sido suficiente para revertir la situación. Rusia sistemáticamente destruye las armas enviadas, la gran mayoría aún antes de que entren en combate y las fábricas militares occidentales no están en condiciones de sostener el envío de materiales por faltantes de materias primas y componentes.

Lo que hemos visto es la entrega de material obsoleto, vencido, los remanentes de la época soviética y algunas armas de alta tecnología como los sistemas Switchblade, cuya ineficiencia ante las interferencias electrónicas rusas, los hace fallar en el 80% de los casos. Los mentados obuses M777 Howitzer han demostrado su escasa eficiencia siendo presas fáciles para Rusia, pero además exhibiendo problemas de diseño que los hacen extremadamente sensibles para las condiciones del campo de batalla ucraniano, necesitando constante reparaciones mayores que solo puede realizar el fabricante.

Entre otras cosas, las fuerzas ucranianas están prácticamente inmóviles debido a las pérdidas que sufrieron, carecen de municiones, armas modernas y entrenamientos para su uso. Las tropas mercenarias de apoyo enviadas por Occidente han sufrido cerca de 2 mil bajas, otro número similar ha huido y los pocos que quedan luchando son insuficientes y son cazados por los rusos, no dejando esperanzas de que el curso de la guerra pueda cambiar.

En definitiva, los dos planos sobre los cuales giraba la estrategia de Occidente se encaminan rápidamente al fracaso y son insostenibles en el tiempo. El pintoresco primer ministro británico Boris Johnson habla de prepararse para una guerra prolongada, pero parece ser que, contra todo pronóstico previo, eso fue lo que hizo Rusia seguramente con el acuerdo chino, y la guerra de desgaste parece más un problema para Occidente que para Rusia. El bloqueo de energía y materias primas no solo está afectando la capacidad productiva de Occidente, sino que con el correr del tiempo iremos viendo efectos inesperados.

Un ejemplo de ello es el uranio, que hasta el momento nadie había tenido en cuenta, aparece con algo central para afectar los reactores nucleares de EEUU debido a que no solo procede de Rusia, sino que las tecnologías necesarias para crear las barras de combustibles, que incluye su enriquecimiento, dependen en buena medida de Rosatom, la agencia rusa de energía nuclear.

¿Qué sorpresas más nos aguarda el bloqueo? Alemania no puede entregar tanques a Ucrania simplemente porque carece de titanio para su fabricación, por eso escuchamos promesas y excusas por las cuales no se cumplen los compromisos. Hiere el orgullo de Occidente tener que admitir que dependen del titanio ruso para sus blindados. La economía de papel occidental empieza a mostrar su vulnerabilidad, los elementos claves para la producción de bienes están en manos de Rusia y sus aliados.

Ante este cuadro vemos una división en Occidente, empresarios y políticos que pretenden una solución ya porque sus negocios se van a pique por la locura belicista de un grupo que impulsa la guerra mientras que hay otro sector que parece tener como único objetivo la guerra total y nuclear.

Las declaraciones de funcionarios polacos llamando a entregar armas nucleares a su país para desafiar a Rusia junto a la ambición de apoderarse del territorio ucraniano occidental, demuestran la peligrosidad del asunto.

En estos días Varsovia ha tenido el coraje de amenazar a Rusia, con decretar una zona de exclusión aérea en el Occidente ucraniano empleando la excusa de que los misiles rusos caen cerca de sus fronteras. Si Rusia sufre derribo de sus aviones por sistemas polacos antiaéreos, es altamente probable que la respuesta sea la destrucción de los mismos. 

¿Intervendrá la OTAN porque Polonia pertenece a esa organización o simplemente mirará para otro lado considerando que eso fue una acción unilateral polaca?

Pero esta no es la única noticia preocupante que empuja a la guerra entre la OTAN y Rusia. Lituania ha dado un paso extraño y peligroso al decidir impedir que Rusia envíe materiales bajo sanción europea a su región de Kaliningrado.

Vilna considera que las sanciones unilaterales la habilitan a bloquear el acceso a elementos básicos para la vida, desconociendo los acuerdos limítrofes en los cuáles Rusia aceptó los límites geográficos de ese país mientras que Lituania se obliga a permitir el normal abastecimiento y tránsito de bienes y personas desde y hacia Kaliningrado.

Rusia de momento aún no ha reaccionado, pero las autoridades de Kaliningrado han dicho que han traído un nuevo ferry y un nuevo buque carguero para mantener el abastecimiento, en prevención por si Lituania decidía tomar esas medias como definitivamente lo ha hecho.

¿Qué hará luego la OTAN? ¿Impedir la navegación para estrangular a Kaliningrado y cerrar el acceso ruso al Báltico?

Una vez más Occidente coquetea con la guerra, el Corredor Suwalki que une Bielorrusia con Kaliningrado hace que el Estado de la Unión, el supraestado formado por esos tres países, se vea gravemente afectado. 

Este corredor es uno de los blancos en una guerra hipotética entre Rusia y la OTAN, Moscú tomaría el control de los pocos kilómetros que están fuera de su dominio y seguramente ocuparía los países bálticos en caso de guerra. Su importancia estratégica es central.

Lituania, o al menos sus dirigentes cooptados por la OTAN han decidido un peligroso paso hacia la guerra.

Rusia necesita que la situación se retrotraiga a 1995 evitando de esa manera la presión directa de la OTAN como esta que vemos y ese es el reclamo que viene haciendo Putin desde antes del inicio de la crisis actual.

Ucrania fue apenas el comienzo, luego de la amenaza de atacar la población rusoparlante del Donbass y Crimea, la OTAN utiliza a Polonia y ahora suma a Lituania. No sabemos qué otros pasos darán, pero sí sabemos que hay un sector que ha decidido que la guerra es impostergable. Una guerra sobre Rusia y también sobre China, cuando vemos que se multiplican las voces que llaman a prepararse para una guerra contra China y Rusia simultáneamente.

Biden enfrenta en pocos meses las elecciones de medio término en las que se espera una aplastante derrota, y algo debe hacer. La economía en caída libre, sus socios europeos al borde de la desesperación, Japón enfrentando inflación en un hecho inédito.  

Malas y peligrosas señales que indican que la guerra puede ser una gran tentación.

 


*Marcelo Ramírez es analista en Geopolítica. Director de AsiaTV.

 

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