Las armas que ha enviado Occidente han sido un fiasco que ha decepcionado hasta a los propios ucranianos – Por Marcelo Ramírez

Por Marcelo Ramírez

Yaakov Kedmi es un ex diplomático israelí nacido en Moscú que se desempeñó como director de Nativ, un grupo de Inteligencia que cumplía el enlace de Israel con los judíos en la ex Unión Soviética. Por su trabajo ha tenido contacto tanto con rusos como estadounidenses con alto poder de decisión y afirma conocer su forma de pensar, actuar y las razones por las cuales lo hacen, y en consecuencia, qué se puede esperar de ellos.

Kedmi es uno de los tantos judíos nacidos en la URSS que mantienen un fuerte lazo con su país natal y con el Estado de Israel. Moscú posee un poder poco conocido en función de la enorme población israelí de origen ruso o soviético. Los rusos cuentan con una carta poco conocida en Occidente, que tiene influencia en Israel y que muchos presumen que puede emplear solo en caso extremo. No en vano uno de cada cinco israelíes provienen de las tierras rusas y soviéticas.

Yaakov Kedmi no solo cuenta con una trayectoria política digna de ser tenida en cuenta, sino que tiene apariciones frecuentes en los medios rusos con explosivas declaraciones. En una aparición en la televisión estatal de este país, Kedmi, afirmó que Rusia podría desplegar el misil hipersónico Tsirkon contra el Reino Unido.

“Alrededor de 50 o 60 de las centrales eléctricas de Gran Bretaña se apagarán en 10 minutos y todo el país volverá a la Edad de Piedra”. Pese a la ola de críticas que se produjeron, Kedmi no faltó a la verdad y Rusia bien puede hacer eso y bastante más con el Reino Unido sin demasiado esfuerzo. Los misiles Tsirkón mencionados tienen ese potencial y mucho más si sumamos los Avangard e inclusive Iskander dotados de cabezas nucleares. Occidente aún necesita muchos años para desarrollar tecnologías similares y más aún para lograr sistemas efectivos contra misiles de este tipo como el planeador hipersónico Avangard mencionado.

Kedmi parece no importarle lo que piensen de él y continúa con sus advertencias, a pesar de que la UE lo sancionó al comienzo de la Operación Especial Militar en Ucrania por sus posiciones prorrusas. Eso no lo amilanó y ha seguido denunciando el peligro de las erráticas políticas occidentales fruto de las diferencias internas dada la lucha entre facciones por imponer su modelo.

Las polémicas son terrenos fértiles para que Kedmi se desenvuelva, en una entrevista en un medio búlgaro para Vasil Vassilev, expresó con contundencia “Los intentos de imponer la homosexualidad y otras perversiones son la mayor amenaza contra la humanidad. Este es el final del futuro humano”

En esa misma nota, analizó las posibilidades de Occidente en una guerra con Rusia y fue determinante expresando que hay dos partes enfrentadas, una que quiere una guerra y no tiene formas de ganarla, por lo tal no puede realizar un enfrentamiento directo (EE. UU.) y otra que podría técnicamente efectuar esa confrontación directamente, pero no tiene voluntad.

Este razonamiento se basa en que Rusia ha desarrollado una capacidad militar tecnológicamente superior a los EE. UU., especialmente en el área estratégica. Las posibilidades de victoria rusa han sido retomadas en una reciente entrevista para los medios de este país, donde expresó que EE. UU. puede ser llevado a la Edad de Piedra simplemente con destruir sus 170 principales centrales de energía de alto nivel operativo. Bastaría apenas tres salvas lanzadas por submarinos con misiles hipersónicos con cargas nucleares tácticas, para que las mismas fueran alcanzadas y colapsaran todos los sistemas, generando un caos interno que evitaría la necesidad de un ataque generalizado contra grandes centros urbanos.

Los centros de mando estratégicos son, según Kedmi, menos de una docena y pueden ser dejados fuera de combate de la misma manera. Los añejos sistemas de silos nucleares estadounidenses en tierra no son un problema para Rusia y la fuerza de bombarderos estratégicos sería reducida a escombros en sus bases. El mayor desafío son los submarinos estratégicos, 14 en total, de los cuales no todos están operativos y muchos expertos militares creen que con cargas nucleares en áreas determinadas que Rusia puede saber, serían eliminados. El mismo Kedmi señala la antigüedad de los misiles Trident que portan los submarinos, que serían derribados por los sistemas rusos antimisiles.

Esta podría ser una opinión más de un experto o un acto de propaganda rusa, si no fuera porque muchas de las cosas que afirma sabemos que son ciertas y hasta tal vez se haya quedado corto en sus afirmaciones. Rusia ha conseguido una notable ventaja militar, pero que se extiende a los sistemas convencionales, los sistemas no nucleares. Podemos observar cómo cada una de las Wunderwaffen que ha presentado Occidente, han sido un fiasco que ha decepcionado inclusive a los propios ucranianos.

Los maravillosos y superpoderosos tanques occidentales que iban a causar las diferencias que significaría la derrota de los rusos han sido extremadamente vulnerables. No solamente no son armas fantásticas con capacidades extraordinarias, sino que parecen revelar graves falencias de diseño, como sucede con los Leopard II en todas las versiones enviadas a Ucrania. Las armas rusas y sus estrategias han frenado los ímpetus occidentales y es notable cómo los británicos ordenaron que sus tanques Challenger II no sean enviados a zonas de alto riesgo y los Abrams estadounidenses aún brillan por su ausencia. Francia no se queda atrás y sus Leclerc están a salvo de los rusos bien lejos de su alcance.

Es notorio entonces que Occidente no está preparado para un choque con Rusia y menos aún si esta cuenta con el apoyo de China, Irán o Corea del Norte. Occidente confió en sus armas clásicas y preferidas, el ahogo financiero, el bloqueo económico, la desestabilización interna y la propaganda. Esto sin olvidar el papel del terrorismo que hemos visto. Nada de eso puede cambiar la voluntad de una potencia militar como Rusia, son apenas molestias para las cuales se ha preparado estos años y hoy ha neutralizado con éxito.

El camino militar convencional se ha revelado demasiado duro, tal vez inesperadamente árido para la OTAN, pese a la propaganda que no se cansó de decir a través de sus medios especializados que Moscú enviaba hombres sin preparación adecuada, con raciones vencidas, munición y combustibles para tres días apenas y varios sinsentidos de ese tipo. Quienes repitieron esas versiones apoyadas en una jerga técnica que perseguía dar respaldo a sus conclusiones al estilo que los vehículos rusos eran abandonados porque usaban neumáticos chinos de mala calidad que estallaban, han sido premiados con recursos financieros y espacios en los medios tradicionales.

Sin embargo, la verdad se termina imponiendo y simplemente la propaganda se cae y muestra la realidad. Pero esto apenas es una muestra porque comienza a hablarse en voz alta de temas tabúes como la cuestión nuclear. Durante años hemos escuchado que las armas nucleares son de disuasión y nos cuentan por qué nunca se emplearán dado que el mundo se terminaría. Algunos hemos tratado de explicar, bastante en soledad, que eso se basa en conceptos de los años 50 o 60 donde el uso y la propia tecnología era muy diferente.

Hoy la precisión de los misiles portadores de las bombas son extremadamente altos y en el caso de los misiles hipersónicos, se le suma una fuerza cinética que amplía su capacidad destructiva. Con estos datos, podemos advertir que para destruir una fortificación estratégica no es necesario una bomba de cientos de megatones, sino pequeños artefactos que harán su trabajo con menos efectos colaterales indeseables.

Esta evolución tecnológica también es acompañada por mejoras en los procesos que se producen para liberar la energía destructiva, aprovechando al máximo sus capacidades de rendimiento y no perdiendo material radiactivo en la misma proporción, es decir, mejorando la transformación en energía se consigue una menor contaminación radiactiva. Este conjunto de hechos hace que deje de ser un tabú el empleo de armas nucleares y debe ser puesto en el menú de las opciones en los análisis porque de hecho ya ha sido contemplado en el esquema de posibilidades por los expertos militares que toman las decisiones.

En este punto debemos señalar que es imprescindible que el análisis geopolítico contenga estos elementos propios del análisis militar. De esta manera se podrá contemplar todas las opciones y sopesar las posibilidades para que el análisis sea lo más realista y evitar la manipulación a través de opiniones infundadas o malintencionadas que aprovechan ese vacío de conocimientos para instalar ideas sobre la supremacía militar de EE. UU. solamente basándose en su presupuesto militar gigantesco, fruto de una enorme corrupción.

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