Los líderes de los países y la sombría agenda de control de Davos. Parte III – Por Alejandro Pagés

Los líderes de los países y la sombría agenda de control de Davos
Parte 3

Por Alejandro Pagés

Continuamos con nuestro análisis de la agenda implícita en la declaración de los líderes mundiales en la cumbre del G20 de 2022. Es ahora el momento de poner la lupa sobre los puntos
referidos a la agricultura.

AGRICULTURA:

6. Estamos profundamente preocupados por los desafíos a la seguridad global de los alimentos exacerbada por confictos y tensiones concurrentes (…) Teniendo en la memoria los esfuerzos del G20, como el Programa de Seguridad Alimentaria y Agricultura Global, damos la bienvenida a las iniciativas globales, regionales y nacionales en apoyo de la seguridad alimentaria, y en particular el Grupo de Respuesta a la Crisis Global en Alimentos, Energía y Finanzas de la secretaría General de la ONU (1) (…) Trabajando juntos para producir y distribuir comida de manera sustentable, asegurándonos de que los sistemas alimentarios contribuyen mejor a la adaptación y mitigación del cambio climático (…) También implementaremos el enfoque Una sola Salud (One Health), intensificaremos la investigación en ciencia y tecnología de la comida (…)

9. Estamos comprometidos a apoyar la adopción de prácticas y tecnologías innovadoras, incluida la innovación digital en la agricultura y los sistemas alimentarios para mejorar la productividad y la sostenibilidad (…) Fomentaremos inversiones responsables en investigación y ciencia agrícola y enfoques basados en la evidencia (…) Seguiremos fortaleciendo el Sistema de Información del Mercado Agropecuario (AMIS) (2)

En aras de la comprensión hemos suprimido todas las vagas generalidades donde se manifiesta preocupación por los pequeños agricultores, el hambre, la malnutrición, la pérdida de biodiversidad, los jóvenes y las mujeres, y hemos dejado las frases donde se mencionan cuestiones concretas. Ya sabemos por experiencia desde la Revolución Verde hasta ahora, pasando por las semillas modificadas genéticamente, los pesticidas de Monsanto y los insumos químicos en general, que esa preocupación ha sido siempre funcional a la concentración de la administración de insumos y semillas en cada vez menos manos, detrás de las cuales está principalmente la Fundación Rockefeller. Es un tema sumamente discutido si la productividad lograda con todas estas técnicas fue realmente mayor, o si se lograrían mejores resultados y una menor pérdida de diversidad de cultivos manteniendo muchos de los métodos tradicionales (que no excluyen la mecanización, obviamente), como parece estarse logrando en la India. Sin embargo ya es muy difícil salir del esquema armado sin implementar algún tipo de política coordinada desde los gobiernos nacionales.

La “tecnología innovadora” e “innovación digital” para “mejorar la productividad” que se mencionan, no son otra cosa que la iniciativa Ag One, programa lanzado por la Fundación Bill Gates, que
durante junio de 2020, en plena pandemia y calladamente, desembarcó en nuestro país como Ag Tech, para que sirvamos junto a Brasil como prueba piloto para Latinoamérica. Recordemos que Bill Gates, además de ser el principal financista de la OMS y mantener su participación en Microsoft, se ha transformado en pocos años en el mayor propietario agrícola de los EEUU. Ag One es también un “nuevo paradigma” en agricultura, una intensificación del ya existente, con más organismos genéticamente modificados, más monitoreo digital, más drones, más pesticidas y casi nada de mano de obra.

A largo plazo, prescindir completamente de la mano de obra parece ser un objetivo primario del modelo hiper-tecnificado al que se quiere arribar, ya que hay muchos indicios que señalan que uno de los objetivos de los promotores de la Agenda, además de adueñarse de las tierras cultivables, es despoblar el campo y los parajes salvajes todo lo posible, y que la gente viva en “ciudades inteligentes”, donde podrá operarse la deseada interconexión de los individuos al mundo digital. La digitalización extendida a todos los ámbitos es el corazón del sistema de la Cuarta Revolución Industrial.

Naturalmente los efectos perjudiciales para la salud de la población y la biodiversidad, tanto de los potentes pesticidas de Monsanto como de los organismos modificados genéticamente, seguirán
siendo ignorados como hasta ahora. El enfoque One Health impulsado por la OMS sigue el mismo principio engañoso que todas las apelaciones al cuidado de lo “global”. Es presentado como un enfoque holístico y multidisciplinario aplicado a la resolución de los problemas (por ejemplo, una infección viral, no sólo es un problema de salud del enfermo, sino que se relaciona con un entorno, un ecosistema donde ciertos animales transmiten virus, etc), pero pronto puede verse que en realidad es una excusa para intervenir en los ámbitos más variados desde instancias internacionales. Por ejemplo, los programas PREDICT y PREVENT, de la USAID (pantalla de la CIA) son presentados dentro del enfoque One Health, y se encargan de vigilar especies animales para detectar la “mutación” de algún virus antes de que ocurra, lo cual sirve de pretexto para establecer todo un sistema de monitoreo sobre animales e insectos, recolectar toda clase de virus, diseñar sus posibles mutaciones con I.A. en laboratorios, e incluso intervenir “preventivamente” sobre especies animales (3) . Fue el programa PREDICT el que identificó en 2018 un
coronavirus en murciélagos de Uganda que luego sería presentado como el posible origen del SARS-Cov2. Además de por la USAID, este programa es financiado por EcoHealth Alliance, ONG que tuvo un papel que nunca quedó claro en torno al “descubrimiento” del virus SARS-Cov2. Su director, Peter Daszak, colaboró asiduamente con el laboratorio de virología de Wuhan, donde recolectó junto a la Dra. Shi-Yeng-Li la mayor colección de coronavirus del mundo, y diseñaron 8 virus, dos de ellos infectivos y uno muy parecido al SARS-Cov2. Daszak fue luego uno de los directores del equipo comisionado por la OMS para investigar el origen del Sars-Cov2 en China, descartando de pleno su origen artificial. El tercer financista del programa es Metabiota, una startup con sede en San Francisco que recolecta datos de todo el mundo para predecir brotes de enfermedades (4).

Naturalmente sería muy candoroso, sobre todo cuando está involucrado el ámbito militar, suponer que muchas de las herramientas en las que se invierten millones de dólares con la supuesta
buena intención de prevenir un desastre natural muy improbable, no se desarrollan en realidad para saber cómo producirlo deliberadamente. La apelación continua a “crisis globales” y la “seguridad global” siempre sirven para justificar procedimientos sumarios, poco transparentes y centralizados propios del ámbito militar.

26. Descubrimos que la tecnología digital se convierte en la clave para la recuperación y el empoderamiento en varios sectores, incluso en la construcción de un sistema alimentario y una agricultura resilientes y sostenibles (…), soportar un comercio inclusivo (…) abriendo el potencial de la economía futura, especialmente para pequeñas y medianas empresas y start-ups.

Los únicos a quienes sin duda “empoderará” la intromisión excesiva de la tecnología digital y nanotecnología dentro de los alimentos es a los dueños de esa tecnología. Pero, ¿a qué se refiere
exactamente con “tecnología digital” aplicada a la construcción de un “sistema alimentario”?. La expresión “sistema alimentario” abarca toda la cadena de producción y comercialización del alimento, con lo cual se alude a una digitalización de toda la cadena de suministro, dentro del modelo que se busca extender con smart grid, economía on-demand y economía 4.0. En este modelo los dueños de las apps, sin aportar siquiera bienes de capital tangibles, se benefician del trabajo de miles de empleados remotos sobre cuya salud y seguridad no tiene de momento responsabilidad alguna.

Pero es probable que la frase “sistema alimentario” y la insistencia en la adopción de “nuevas tecnologías” en la agricultura se refiera a algo más. Algunos proyectos recientes dentro del paradigma de Agricultura 4.0 y de Internet de las Cosas, buscan insistentemente introducir en los cultivos nanopartículas de diseño realizadas con nuevos materiales versátiles como el grafeno, con la excusa de utilizarlas para monitorear en tiempo real su crecimiento, plagas, nutrientes, etc. Por las propiedades excepcionales de este material en cuanto a conductividad eléctrica, estabilidad, maleabilidad, propiedades térmicas, mecánicas y propiedades únicas a nivel cuántico, simples partículas microscópicas del mismo pueden servir como antenas, sensores, transmisores, electrodos, circuitos inteligentes y moduladores de fase de un sistema de internet inalámbrica que podría fusionarse y funcionar dentro de cualquier organismo vivo. Obviamente se le ofrecerá al productor una mayor comodidad y productividad, pero en definitiva se abrirá la posibilidad de monitorear remotamente enormes cantidades de cultivos sin necesidad de recorrerlos físicamente, con la utilización de Inteligencia Artificial, lo cual naturalmente a la larga llevará el proceso de concentración, mecanización, digitalización y utilización de venenos potentes (pues casi no será necesario recorrer los campos) cada vez más lejos.

En los trabajos que exploran las posibles aplicaciones de esta tecnología se menciona que las nanopartículas continuarían incorporadas a los alimentos elaborados con posterioridad y podrían servir para monitorear su “estado de frescura” durante la comercialización, siendo ingeridas finalmente por los consumidores (5) . Es notable que los mismos trabajos analizan la aplicación de exactamente la misma tecnología dentro del cuerpo humano para la “medicina de precisión” (monitoreo de marcadores vitales, entrega localizada de drogas), la Internet del Cuerpo Humano y las interfaces cerebro-máquina, que permitirían crear un entorno de Realidad Aumentada o manipular máquinas con la mente (6) (uno de los temas predilectos de Klaus Schwab). Esto ¡a pesar de la indiscutible toxicidad del grafeno! De manera que, ¿por qué no seguir aprovechando estas partículas ya introducidas en los alimentos para que sigan cumpliendo sus funciones una vez ingeridas, sin necesidad de introducirlas en el cuerpo humano mediante otros medios como inyecciones? Eso sería lo más lógico. Si se logra realmente implementar en la vida cotidiana algunas de estas innovaciones, como la medicina invasiva generalizada o las interfaces cerebro-máquina, serán estas nanopartículas ubicuas capaces de transmitir datos a una red wi-fi 5G o 6G e interactuar con los organismos sin duda la verdadera CLAVE tecnológica para concretar el objetivo de máxima de un mundo completamente “interconectado” a una capa de realidad digital que lo atraviesa transversalmente en todos sus ámbitos.

Esto implicaría desgraciadamente que quienes logren, con esfuerzo, quedar libres de la intromisión de ARN extraño o nanopartículas tecnológicas en su cuerpo mediante las inyecciones de la
“nueva medicina”, probablemente no puedan escapar a ingerirlas involuntariamente en los alimentos de la “nueva agricultura”.

Lo terrorífico del asunto es que partículas de grafeno similares han sido encontradas por el Dr. Pablo Campra en viales de vacunas Covid de las principales marcas comercializadas, junto a otros
elementos no declarados, luego de someterlos a análisis bajo microscopio utilizando diversas técnicas, según sus estudios publicados y autentificados en Researchgate. Otros equipos alrededor del mundo como los del Dr. Robert Young, Carrie Madej, Poornima Wagh, Walter Lang, Daniel Nagase y en nuestro país la Dra. Lorena Diblasi afirman haber encontrado elementos similares.
Todo indica entonces, al menos hasta que alguien lo desmienta, que las vacunas anti-Covid no son tales. De hecho, su publicitada efectividad para evitar contraer la enfermedad es en realidad bajísima, (6) al punto que se puede dudar de que tengan alguna efectividad realmente. Los mismos ensayos clínicos fueron falseados, y sus resultados presentados de manera engañosa (7).
Pero si no son vacunas (o son algo más además de vacunas), ¿qué son? Serían en realidad un ensayo a nivel global de una plataforma tecnológica para múltiples usos, concretamente un ensayo de
funcionamiento de la Internet del Cuerpo Humano. Esta intranet, utilizando solamente partículas de grafeno, a las que eventualmente se puede agregar ADN de diseño, nanobots de hidrogel y otros nanoelementos muy sencillos y factibles de producirse en gran escala (muchos de ellos ya presentes oficialmente en el compuesto, como el ARNm o el hidrogel) es capaz de recibir señales inalámbricas remotas en la frecuencia 5G y 4G, convertirlas a 6G, modularlas para transmitirlas dentro de los fluidos en movimiento del cuerpo, y hasta producir operaciones con una serie de circuitos lógicos, recabando información de diferentes órganos del cuerpo. Lo más preocupante de todo es que estas partículas también tienen la capacidad de traspasar la barrera hematoencefálica y llegar al cerebro, donde el grafeno se logra integrar perfectamente, aunque con efectos tóxicos, al tejido neuronal, como ha demostrado el Dr. Charles Lieber, entre otros, funcionando como electrodo de las glidas neuronales, y siendo capaz de transmitir señales a las neuronas y recibirlas a su vez de ellas. Luego pueden transmitir la información fuera del cuerpo mediante alguna interfaz sencilla, que podría potenciarse con el uso de un pequeño chip subcutáneo (curiosamente se ha propuesto un chip de ese estilo para almacenar el “pasaporte Covid”, lo cual es una excusa a todas luces). Estas redes pueden ser alimentadas por el calor y vibraciones de los mismos procesos corporales, sin necesidad de otra fuente de energía. La tecnología descripta no es algo para un futuro de ciencia-ficción, ya se encuentra desarrollada en todos sus detalles técnicos, en trabajos de acceso público, cuya cantidad ha aumentado notablemente a partir de 2020.

La presencia de partículas de grafeno en al menos algunos lotes de los viales explicaría perfectamente muchos de los efectos secundarios letales observados, como trombosis diseminada y
coágulos cerebrales. Inclusive pueden causar cuadros muy similares al cuadro Covid, al depositarse en los pulmones, o al diezmar los glóbulos rojos (produciendo hipoxia silenciosa) gracias a la gran capacidad de ese material de atraer compuestos orgánicos (8) . Todo este asunto da naturalmente para un trabajo aparte, si queremos tratarlo como es debido, aquí no podemos más que hacer una mención de los puntos principales en relación a nuestro análisis. En conclusión: Se busca introducir estas mismas nanopartículas capaces de transmitir señales wi-fi en los vegetales como parte de la nueva “tecnología del conocimiento”, avanzando en el modelo de digitalización ubicua.

7. Reafirmamos la necesidad de actualizar las normas mundiales del comercio agroalimentario y facilitar el comercio de productos agrícolas y alimentarios, así como la importancia de no imponer prohibiciones o restricciones a la exportación de alimentos y fertilizantes.

Este artículo probablemente se debe a cuestiones más inmediatas, buscando desmantelar medidas proteccionistas. La alusión a los fertilizantes va dirigida especialmente a Rusia, en el marco del actual conflicto armado con Ucrania, ya que se la menciona explícitamente en el punto 8.


(1) El Grupo de Respuesta a la Crisis Global en Alimentos, Energía y Finanzas (GAFSP) es financiado con sumas millonarias por la
Fundación Bill y Melinda Gates, Canadá, España, Alemania, Australia, EEUU, el Reino Unido, Japón y algunos países más.

(2) El Sistema de Información del Mercado Agropecuario (AMIS) fue creado por el G20 en 2011, y depende de la FAO. Se ocupa de
recabar datos sobre el comercio mundial de alimentos y coordinar políticas, especialmente “en tiempos de crisis”.

(3) El programa PREEMPT de DARPA se encarga de las mismas actividades, y también otros financiados por la Fundación Bill y
Melinda Gates, como los que experimentan con la edición genética de mosquitos.

(4) Metabiota se llamó antes Global Viral, y fue fundada en 2007 para estudiar las enfermedades virales, su transmisión entre humanos y animales y su posible expansión mundial. Su director y fundador, Nathan Wolfe, egresado de la Universidad de Stanford, fue uno de los “clarividentes” que venía alertando sin mucha base fáctica sobre la inminencia de una pandemia similar a
la del Covid-19 desde años antes. Trabajó en el Consejo Editorial de EcoHealth Alliance y es miembro del Consejo de Investigación Científica de DARPA. Wolfe ha recibido más de 40 millones de dólares en fondos del Departamento de Defensa de los Estados Unidos, Google, los Institutos Nacionales de Salud, la Fundación Bill y Melinda Gates y la National Geographic Society. En 2018
Metabiota y la aseguradora alemana Munich Re se asociaron para ofrecer a las grandes empresas un seguro contra las pérdidas económicas originadas por pandemias, pero la idea parecía entonces exagerada (lo era) y no tuvieron mucho éxito.

(5) Jorge Saenz Fernández: Pronto consumiremos alimento con grafeno comestible, en El Pais, suplemento LifeStyle, 2/3/2018.

(6) Ke Yang, Dadi Bi, Yansha Deng, Rui Zhang y equipo: A Comprehensive Survey on Hybrid Communication in Context of Molecular Communication and Terahertz Communication for Body-Centric Nanonetworks, p. 3 (doi: 10.1109/TMBMC.2020.3017146) Recomendamos la lectura de este trabajo para comprender el funcionamiento de la Internet del Cuerpo Humano, que es abordada en todos sus detalles técnicos. Existen otros trabajos similares, y todos insisten en las mismas aplicaciones para estas nanopartículas: Medicina personalizada, Internet del Cuerpo Humano, monitoreo de la Agricultura y Realidad Aumentada (en este último caso estas partículas funcionarían como electrodos neuronales).

(7) Gracias a una demanda judicial en EEUU se supo que Pfizer ocultó graves efectos secundarios en los voluntarios de los ensayos, y manipuló los números para mostrar una mayor efectividad que la real. Pero además la eficacia de sus productos fue presentada al público de manera engañosa, dando a conocer los números de Reducción de Riesgo Relativo (RRR) en lugar de la Reducción e Riesgo Absoluto, que son los que verdaderamente permiten saber la efectividad del producto para inmunizar a la población. Si se hace esa simple sustitución, la efectividad cae del cacareado 95% al 0,84%, completamente insuficiente para alcanzar la inmunidad de rebaño por ese medio.

(8) Según otros investigadores, la proteína espiga artificial producida en el cuerpo oficialmente por las vacunas también podría causar muchos de esos efectos, aunque no estamos seguros de si a la escala en que se han registrado en algunos pacientes. No hay por qué excluir ninguna opción como posible causa, sino simplemente investigarlas.

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