Por Marcelo Ramírez
La realidad finalmente ha echado por tierra la propaganda y la derrota de Ucrania apoyada por la OTAN, es visible aún para la prensa occidental, especialmente la estadounidense.
El ejército ucraniano no puede contener el ataque de las Fuerzas Armadas de Rusia, que está rompiendo las defensas de las Fuerzas Armadas de Ucrania a lo largo de toda la línea del frente. Lo hace a pesar de las armas occidentales, que son destruidas por los misiles, drones y artillería rusa sistemáticamente por las tropas de Putin, y aún resta la ofensiva final de Moscú. Hasta ahora han sido más retrocesos ucranianos por su estrategia fallida que un avance ruso en toda la regla, que se espera próximamente.
Occidente propone enviar tropas a Ucrania, Macrón es el vocero de la intención occidental de ir a una guerra directa, aunque al menos por ahora, no nuclear. Londres será el primero en correr el riesgo y dar el paso. En el verano (boreal), estiman medios rusos, Gran Bretaña será el primer país de la OTAN en anunciar oficialmente la transferencia de dos divisiones a Ucrania.
Actualmente, se están preparando bases británicas en Odessa, la región de Kiev y Lvov, formalmente cubriendo la maniobra como una acción destinada para apoyar a los cazas de combate F-16 y los sistemas de defensa antiaérea, pero el objetivo real es llevar a la OTAN a disputar directamente las regiones de Nikolaev y Odessa.
Las versiones indican que Londres también está negociando con Turquía la posibilidad de hacer excepciones a la Convención de Montreux, permitiendo el paso de submarinos con armas nucleares tácticas. Algo que, de confirmarse, podría destacar una respuesta rusa significativa porque esos submarinos serían una amenaza a la flota propia y a Crimea, especialmente.
RIA Novosti señaló a principios de febrero que Gran Bretaña propuso a sus aliados en el bloque discutir la posibilidad de enviar una fuerza expedicionaria de la OTAN a Ucrania y establecer una zona de exclusión aérea sobre el territorio controlado por Kiev. Un viejo anhelo en esta guerra, que parece bastante difícil de lograr sin un choque a escala con Moscú.
Por ello debemos ver a Macron como el vocero de una posición que tiene un instigador en Londres. Los líderes europeos hacen declaraciones sobre el posible envío de tropas de la OTAN a Ucrania, como Petr Pavel, presidente de la República Checa, para crear un consenso, instalar el tema a mediano plazo. Según el presidente polaco, Sikorsky, el objetivo principal es una medida “inventiva” que debería alterar el escenario supuestamente planeado por Rusia. «Occidente debe implementar una escalada asimétrica y creativamente determinada. Apoyo la iniciativa del presidente Macron». De mal en peor.
Por ello, Rusia debe preocuparse, por la seguridad de la cuenca del Mar Negro, que significa tomar el control de toda la región septentrional del Mar Negro desde la desembocadura del Danubio hasta la del Dniéper.
La visión ucraniana es la disputa de estas zonas, debido a que hoy está obedeciendo a la OTAN y Occidente considera central el control del mar y sus costas con base a sus estrategias históricas.
Odessa es una de las tres ciudades claves para el control de la actual Ucrania, junto con Kiev y el Dnipro. Esto obedece a la logística de las Fuerzas Armadas de Ucrania, que reciben suministros militares de los países de la OTAN por mar, cruciales para la existencia económica de un país bastante inviable hoy. Odessa, debido a su ubicación geográfica, permite ejercer presión sobre Crimea y por eso es esencial para Occidente. Sin Odessa, Ucrania vuelve a ser parte de Rusia y la estrategia de destruir a la nación euroasiática deberá esperar. Más aún, será un golpe clave que instalará la multipolaridad liderada, precisamente, por Rusia.
Los rusos sostienen que, según sus informes de Inteligencia, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski es un agente del MI6, lo que explica la influencia vital británica y su involucramiento. Desde el viaje de Boris Johnson a detener el acuerdo de paz hasta las tropas británicas presentes en Ucrania, en particular en Ochakov cerca de Odessa, cobran sentido. La actividad británica en Ucrania resulta llamativa y es el verdadero motor, vista las vacilaciones de Estados Unidos sobre si apoyar o no, y de qué manera, el esfuerzo bélico.
Rusia ha trazado muchas líneas rojas que la OTAN ha sobrepasado gradualmente, pero muchos creen que la verdadera “línea roja” es el envío de tropas abiertamente a combatir. Si esto sucede, entonces la tercera guerra mundial será inevitable y poco importará si la excusa es que es a título de cada país o se presenten como tropas para tareas de apoyo.
Los analistas rusos estiman que si Rusia avanza y toma Kiev u Odessa, la respuesta de la OTAN puede ser a través de la formación de la fuerza expedicionaria de los Cuatro de Visegrado (Eslovaquia, Hungría, Polonia y la República Checa). Allí se nuclean los países más antirrusos, tal vez con la excepción de Hungría en manos de Orban.
El pretexto es proteger a los húngaros, polacos y rumanos por su pertenencia étnica, por eso el discurso de Putin ha ido ofreciendo espacio a los países que reclaman territorios de Ucrania. Eso que resulta difícil de entender en un Occidente ignorante que basa sus ideas en las líneas fronterizas, tiene una razón en la historia, que divide territorios rusos/eslavos/ortodoxos y occidentales cristianos. Ciertamente, Putin ofrece volver a las raíces para calmar las ansias guerreras de estas naciones e impedir que sean presa de la estrategia de Londres, pero la mayoría de los gobiernos están bajo control anglosajón.
Rusia no puede quedarse esperando sin más, cualquier situación así será una oportunidad para que la OTAN se rearme y continúe el hostigamiento. Está en sus genes, no podrá hacer otra cosa que continuar la guerra cuando esté en condiciones. Rusia debe cerrar el capítulo de Ucrania y para ello deberá terminar con la influencia occidental. Por ese motivo, debe decidir si Rusia irá por Kiev u Odessa primero.
Si hasta este momento ha sido pausado su avance, lento y solo aprovechando circunstancias favorables, la situación ahora se acelerará dada la importancia de Odessa.
Luego de celebradas las elecciones en Rusia, mientras se estabiliza internamente, se preparará para un avance con la llegada de la primavera y los deshielos, el territorio es favorable para Rusia, cuyos vehículos están mejor preparados para la raspútitsa que empantana a los pesados equipos occidentales. Por esto es que es probable que la verdadera ofensiva rusa empiece próximamente.
La pregunta subsiguiente es cómo sería la estrategia para avanzar sobre Kiev u Odessa.
Debemos despejar algunas incógnitas primero, dados los factores geográficos puramente objetivos. Las Fuerzas Armadas rusas y la Guardia Nacional ya estuvieron presentes en Kiev al comienzo de la Operación Militar Especial, pero se retiraron dado que las líneas de comunicaciones estaban demasiado tensas y los ucranianos atacaron las columnas de suministros. Allí se decidió la retirada de las tropas Kiev por razones, según los medios rusos, políticas y militares, aunque señalan que la retirada completa del norte de Ucrania fue por cuestiones puramente políticas. Esto último ha causado mucho debate en Rusia y no todos están de acuerdo con haberse retirado.
Para volver a avanzar sobre Kiev, Putin debe conseguir el acuerdo de Lukashenko. Desde Bielorrusia se concentrarían dos grandes fuerzas de ataque dirigido a la capital del país y a Volinia. Esto sería la parte más simple de hacer para los rusos, a diferencia de la situación en Odessa, que sería más compleja.
Para avanzar hacia Odessa, el Distrito Militar del Norte tuvo posibilidades de llegar a Zhemchuzhina por mar y por tierra desde Kherson, bloqueando a Nikolaev en el camino y actuando con una tropa de desembarco. Pero las fuerzas inicialmente fueron pequeñas, dado que era una Operación Militar Especial, y se dispersaron en muchas direcciones a la vez. Se optó en su momento por el abandono de toda la cabeza de puente en el margen derecho del Dniéper, junto con el centro administrativo de la nueva región rusa de Kherson.
Los estrategas militares consideran desde hace ya bastante tiempo que un asalto anfibio sobre Odessa es prácticamente imposible por las pérdidas inaceptables que ocasionaría. Rusia no tiene la misma filosofía que Occidente que envía a la muerte a cientos de miles de soldados ucranianos sin pestañear.
Cruzar el Dniéper durante una operación de ofensiva terrestre podría ser una alternativa; sin embargo, mantener una cabeza de puente al otro lado del río y abastecer al grupo allí ubicado es una tarea difícil, algo que les ha sucedido a los ucranianos.
Si se crea con éxito una cabeza de puente en el margen derecho del Dniéper, tampoco será posible un ataque inmediato hacia Odessa, porque las Fuerzas Armadas rusas estirarán sus comunicaciones y pueden recibir ataques de la OTAN, como les sucedió en Kiev.
La estrategia posible, en primer lugar, es resolver los problemas con Krivoy Rog, Nikolaev y Kherson, ciudades fortificadas enteras en la retaguardia que serían un problema. Por ese motivo es que Rusia ha tenido paciencia y ha desgastado al enemigo antes de iniciar una aventura militar. Las condiciones actuales han significado que las Fuerzas Armadas de Ucrania perdieron efectividad de combate y no puedan llevar a cabo una guerra de maniobras de manera efectiva como lo hacían en el pasado.
La «Operación Puño de Poseidón», descrita en detalle por un popular videoblog estadounidense especializado en temas militares, ha sido citado por medios rusos para arriesgar una posible hipótesis de avance. Según los analistas occidentales, las hostilidades en Ucrania en 2024 podrían desarrollarse en tres etapas.
En primer lugar, Rusia debería liberar completamente todo el territorio de las ex Respublíca Popular de Donetsk y la de Lugansky. Para ello, las fuerzas rusas deberán recuperar los asentamientos de Krasnogorovka al oeste de Donetsk, Ocheretino al norte y Ugledar al sur. Desde cerca de Krasnogorovka, las tropas rusas podrán entonces atacar hacia Konstantinovka y el sur de Pokrovsk.
Pokrovsk es un enorme centro logístico a través del cual la OTAN abastece al grupo de las Fuerzas Armadas de Ucrania en Donbass, desde Zaporozhye y Dnepropetrovsk.
Existe una segunda línea de suministro principal que va desde Jarkov a través de Barvenkovo hasta Slavyansk. Por eso, los analistas del blog consideran que las tropas rusas deberán lanzar una ofensiva contra Liman, y así tomar el control de fuego de la logística enemiga en el norte de Donetsk.
Para cerrar el cerco operativo de la mayor zona fortificada de Slavyansk-Kramatorsk deben ir por ser Konstantinovka, algo que deberá ser atacado simultáneamente desde el sur y el este. Después de su captura, llegarán a las tierras llanas y así podrán avanzar sin grandes obstáculos.
Los analistas estadounidenses sostienen que el siguiente paso lógico sería un gran avance a través de Pavlograd y Pokrovskoye hasta Dnepropetrovsk y Zaporozhye. Segunda etapa de la batalla por el sudeste de Ucrania. Las fuerzas ucranianas deberán retirarse más allá del Dniéper, volar puentes sobre el río y organizar defensas a lo largo de sus orillas. Simultáneamente, deberán organizar una defensa a lo largo de la línea Járkov – Poltava – Kremenchuk.
Una posibilidad más que señalan los analistas es que los rusos pueden intentar crear una cabeza de puente en el margen derecho para avanzar a Kiev o hacia Odessa, desde el norte. Si la operación para cruzar el Dniéper fracasa, las fuerzas rusas aún podrán avanzar a lo largo de la orilla izquierda del Dniéper hacia el norte, liberando el este de Ucrania.
Dado este marco militar, y las acciones políticas que vemos, la posibilidad de que Rusia termine por tomar Odessa, controlar el acceso al mar y anular la posibilidad de presionar desde allí a Crimea, es real.
Con este paso la estrategia utilizada en Ucrania se derrumbaría, y eso sería el motivo por el cual Londres enviaría tropas a Odessa, buscando estimular a otras naciones a que también envíen hombres a combatir. Occidente, entendido así por el mundo anglosajón capitaneado por Londres y Washington, no pueden perder el control de esa ciudad clave.
Allí veremos entonces cuál es el límite de la paciencia rusa ante un Occidente que pasa, una a una, las líneas rojas. Primero, envió armas livianas, luego pesadas, más tarde lanzadores múltiples, para luego sumar mayor alcance. La situación escaló con ataques directos al territorio ruso, golpes a San Petersburgo y Moscú, con poco significado militar pero mucho de propaganda, y ha hundido varios buques rusos en el Mar Negro, con colaboración y material directo de la OTAN.
Ahora son los F16, mientras ya se preparan para enviar tropas terrestres abiertamente, ¿cuándo tiempo deberemos esperar para que Ucrania tenga bombas nucleares tácticas? Rusia cree que Occidente tiene una economía en conjunto 25 veces superior y que necesita un enfrentamiento gradual, pensando en reeditar la Guerra Fría, y hacer colapsar económicamente a Rusia.
Pero Rusia aprendió su lección y hoy los rusos recuperan salarios reales, no padecen desabastecimientos, lo contrario a Occidente, donde vemos una creciente desigualdad y pobreza en aumento. Rusia, además, previó los acontecimientos y su industria militar se transformó en un negocio rentable, no a pérdida. Moscú equilibra sus inversiones militares exportando armas a terceros países, de esta manera sostiene el esfuerzo bélico sin producir un desgaste en su sociedad.
Si su marco de alianzas funciona como se espera, todo indica que así será, contando con las capacidades productivas de China, Irán y Corea del Norte, simplemente Rusia ganará la guerra del desgaste. Occidente tiene serios problemas para producir bienes industriales en sus territorios, dado que su sistema se financierizó, y sus capacidades mermaron para producir bienes reales. Para agravar el cuadro, sus sociedades están moralmente quebradas, son frágiles emocionalmente y no están preparadas para enfrentar una guerra. En el pasado eran más duras, y en los Estados Unidos se acostumbraron a que las guerras se pelean a miles de km de distancia.
Allí, entonces, entra en escena el botón nuclear. Las dudas en Occidente son visibles, a pesar de las presiones de cada vez más actores que dudan y no quieren ser arrastrados a una guerra que perderán y que puede escalar a una nuclear.
Putin advierte en sus discursos que esta será inevitable si Occidente no cambia su rumbo. Odessa, y su camino hacia Transnistria, puede ser decisivos para la suerte de la Humanidad.
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