Marcos mentales de serie: la democracia existe para conservar los intereses creados de una revolución consumada – Por Juan Manuel de Prada

Marcos mentales de serie
Por Juan Manuel de Prada

A los jaques (y jacas) derechoides les gusta repetir mucho que «no compran el marco mental de la izquierda». Pero luego hacen como el gallego Feijoo, a quien preguntaron en una entrevista por la «mesa bilateral» que el doctor Sánchez montó para chulear a los indepes (mientras los indepes chulean a España) y respondió, tan valeroso como siempre: «No tengo interés en ir contra ninguna mesa si está constituida y tiene como objetivo fundamental tratar asuntos que no afecten a los demás». Aquí vuelve a probarse aquel axioma enunciado por Balmes: «Los partidos de instinto moderado y sistema conservador se convierten en conservadores de los intereses creados de una revolución consumada y reconocida, resultando a la postre más útiles a la Revolución que los propios partidos revolucionarios».

Luego la donosa respuesta del gallego sería rectificada a toro pasado en un comunicado del partido. Y es que el gallego Feijoo respondía a su entrevistador atenazado por ese «terror antropológico» del que hablaba Carl Schmitt. En efecto, la derecha en democracia sólo tiene dos salidas: o se echa al monte con armas y bagajes o vive atenazada por el ‘terror antropológico’. La democracia entendida como fundamento de gobierno, bajo el dengue retórico del ‘pluralismo’, posee un ‘ethos’ progresista; pues el concepto de naturaleza humana que postula (siempre ávida de ‘nuevos derechos’ que son infaliblemente aberraciones políticas y antropológicas) es progresista. Y ese ‘ethos’ democrático se establece como verdad incontrovertible que nadie puede discutir, bajo amenaza de ser expulsado a la tiniebla fascista.

Al pobre Feijoo le habría bastado con responder que, por supuesto, iba a desmontar esa «mesa bilateral» porque se trata de una engañifa de la peor calaña, montada por el doctor Sánchez para marear a los indepes, ofreciéndoles lo que no puede darles; y aceptada por éstos, para sablear y chupar del bote, mientras hacen creer a sus incautos votantes que están «luchando por la independencia». Puesto a responder a la gallega, Feijoo podría haber respondido que estaba pensando en otro formato para esa «mesa bilateral», que podría ser, por ejemplo, el formato de camilla con brasero de picón, que estaría regido por las reglas de la concordia aristotélica. Frente a la «mesa bilateral» fundada en el engaño mutuo, en el soborno y la anfibología, en el apaño y la vaguedad, una mesa camilla con brasero de picón en la que los indepes pudieran discutir sobre cualquier asunto, menos sobre la permanencia de una Cataluña distintiva en una España indivisible.

Pero el ‘terror antropológico’ puede con Feijoo, que sabe que la democracia existe para conservar los intereses creados de una revolución consumada. Y sabe también que la democracia sólo aceptará que gane las elecciones si se compromete a ‘conservar’ esos intereses creados. No tiene que comprar ningún ‘marco mental de la izquierda’ por la sencilla razón de que lo lleva incorporado de serie.

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