¿Quién es ultraderechista?
Por Juan Manuel de Prada
En una entrevista radiofónica reciente, Felipe González afirmaba que la italiana Meloni se había alineado con «los principios básicos de la política exterior de la Unión Europea» y estaba logrando una «estabilidad gubernamental» insólita en su país. De inmediato, en las cochiqueras mediáticas del ‘sanchismo’ se promovió un aquelarre contra quien fuera gran timonel del Régimen del 78, tildándolo de ultraderechista rebozado en cal viva.
Pero, en realidad, González no hacía sino describir a la italiana Meloni, quien ha demostrado ser una sistémica de tomo y lomo, sionista a machamartillo, otanista de comunión diaria, cipaya genuflexa de los Estados Unidos y partidaria de una Unión del Pudridero Europeo bajo la batuta de Ursulina Von der Leyen. Todo ello, por supuesto, aderezado con algún aspaviento o gallofa ultraderechista que arroja a sus parroquianos más lerdos o ingenuos, para mantener prietas sus filas y asegurar esa «estabilidad gubernamental» que celebraba González. Y que, desde luego, el doctor Sánchez no ha logrado, porque en Puigdemont ha encontrado la horma de su zapato.
Pero, en lo demás, el doctor Sánchez se comporta exactamente igual que la sistémica Meloni, aunque por supuesto las gallofas que arroja a sus parroquianos más lerdos o ingenuos no se revisten de una retórica ultraderechista, sino progresista. El doctor Sánchez, como Meloni, es partidario de una Unión del Pudridero Europeo bajo la batuta de Ursulina Von der Leyen, que asegure nuestra conversión en una colonia desindustrializada a merced de avalanchas migratorias y turísticas. El doctor Sánchez, como Meloni, es un cipayo de los Estados Unidos, que entrega el Sahara a Marruecos y desvía miles de millones del erario público al régimen de Zelenski, que ha ilegalizado todos los partidos políticos, a excepción de los más desaforadamente ultraderechistas. El doctor Sánchez también es, como Meloni, un otanista de comunión diaria, que ha aumentado el ‘gasto en Defensa’ en un 62,4 por ciento, para satisfacción del complejo industrial militar. El doctor Sánchez, en fin, mantiene como Meloni contratos de compra y venta de armas con Israel, mientras entretiene a sus masas cretinizadas con la gallofa del reconocimiento retórico de Palestina. Y todas estas barrabasadas las hace el doctor Sánchez mientras España encabeza los índices de inflación, caída adquisitiva de los salarios y pobreza infantil de la Unión del Pudridero Europeo.
Pero las distorsiones cognitivas que fomenta la demogresca hacen creer a las masas cretinizadas del negociado de izquierdas que el ultraderechista es González, por elogiar a la sistémica Meloni, que actúa como el doctor Sánchez. Y, para que las masas cretinizadas adscritas al negociado de derechas tampoco adviertan que el doctor Sánchez actúa como un ultraderechista fetén, llega la garrida moza Ayuso y suelta por su frutal boquita que el «sanchismo es chavismo». Claro que sí, guapi, y yo soy una sílfide.
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