Reforma en Israel: “un Estado racista y violento que no podrá ‎sobrevivir” – Por Thierry Meyssan

El golpe de Estado de los straussianos en Israel
Por Thierry Meyssan

Los observadores pronosticaban una guerra de Israel contra uno de sus vecinos. Pero ‎nadie ataca al Estado hebreo. Israel tiene adversarios pero su enemigo es… Israel. ‎Al carecer Israel de una Constitución que defina su orden político, este ‎último resulta ser extremadamente vulnerable. Los discípulos del filósofo Leo Strauss, que han ‎tomado el poder en el Departamento de Estado y las riendas de la Casa Blanca, están ‎dirigiendo un cambio de régimen en Israel. En todo el país se multiplican las ‎manifestaciones de quienes quieren impedir que Israel se convierta, según palabras de ‎un ex director del Mosad, en «un Estado racista y violento que no podrá ‎sobrevivir». Probablemente ya es demasiado tarde. ‎

Hace 2 años que la división reinante entre los israelíes les impide designar gobierno. Al cabo de ‎‎5 elecciones generales, los israelíes renunciaron al gobierno del tándem Lapid-Gantz y otorgaron ‎el poder a una nueva coalición conformada alrededor de Benyamin Netanyahu. Pero sólo ‎dos meses después de la formación del nuevo gobierno, los israelíes han cambiado nuevamente ‎de opinión. La mayoría de los israelíes ya no quiere el nuevo gobierno de Netanyahu. ‎

Es que, para sorpresa de todos, Benyamin Netanyahu instaló en el gobierno una coalición ‎conformada con pequeños partidos supremacistas judíos y les prometió:
-retirar de las Leyes Fundamentales la 7ª cláusula‎, que prohíbe la participación en las elecciones a ‎los partidos abiertamente racistas;‎
-modificar la ley antidiscriminación para poder financiar eventos o estructuras que practican la ‎separación de sexos y para poder autorizar la negación de servicios por razones religiosas;‎
-obligar las autoridades locales a financiar las escuelas ultra ortodoxas, incluso las que no estén ‎bajo control de la administración central, que no siguen los programas y que se niegan a enseñar ‎las materias laicas básicas, como las matemáticas y el inglés;
-quitar al ministerio de Ayudas Sociales el otorgamiento de bonos de alimentación y poner esa ‎prerrogativa en manos del ministerio del Interior, que aplicará como criterio de otorgamiento el ‎no pago de impuestos, sabiendo que los ultra ortodoxos están eximidos del pago de impuestos, ‎independientemente de sus recursos. ‎

Pese a esas promesas, Netanyahu ha tenido la precaución de desmarcarse de sus aliados, llegando ‎a declarar que nunca autorizaría que alguien pueda escudarse tras sus creencias religiosas para ‎negar algún servicio a un ciudadano de Israel. «Habrá electricidad durante el Shabbat. Habrá ‎playas [mixtas]. Mantendremos el status quo. No tendremos un país gobernado por la halaka ‎‎[la ley judía].» «No habrá enmienda de la ley del regreso», agregó. Benyamin Netanyahu contradijo ‎además a su hijo, Yair Netanyahu, quien había declarado que los jueces que lo llevaron ante los ‎tribunales son traidores y que debían ser castigados como tales. Y, finalmente, hizo elegir como ‎presidente del parlamento a Amir Ohana, el único diputado israelí abiertamente gay. ‎

Por muy chocante que pueda parecer el programa de la coalición de gobierno, lo más importante ‎es que Benyamin Netanyahu anunció una reforma del sistema judicial que viene a modificar el ‎equilibrio de poderes que sostenía las instituciones de Israel, país que carece de Constitución. Esa ‎reforma es tan significativa que la oposición la considera un golpe de Estado. ‎

Y en este momento las manifestaciones contra esa reforma son cada vez más numerosas y más ‎multitudinarias. Inicialmente, los manifestantes eran sobre todo de izquierda y centristas. Pero ‎ahora varios ex aliados de Benyamin Netanyahu se han sumado a ellas, así como varios grupos ‎de derecha y, finalmente, algunos árabes. ‎

De hecho, el general Moshe Ya’alon, ex jefe del estado mayor, incluso comparó el actual ‎gobierno de Netanyahu con el régimen nazi al declarar que «el pueblo judío pagó muy caro ‎el hecho que, mediante elecciones democráticas, en Alemania llegara al poder un gobierno que ‎eliminó la democracia. Y lo primero que eliminó fue el principio democrático fundamental de la ‎independencia del poder judicial.»‎

Moshe Ya’alon es un viejo adversario de Benyamin Netanyahu. Pero, en pocas semanas, varios ‎ex aliados del primer ministro se pronunciaron en el mismo sentido. ‎
‎• El ex ministro de Justicia y ex viceprimer ministro del propio Netanyahu, Dan Meridor (Likud), dijo ‎el 20 de febrero, ante los participantes en la principal manifestación realizada ante la sede del ‎parlamento israelí: «¿Quién habría creído que tendríamos que defender la democracia en Israel? ‎‎Sin embargo, ¡hoy está siendo atacada!» ‎
‎• Tamir Pardo, quien fue en su momento director del Mosad, designado por Benyamin Netanyahu, ‎está ahora entre los coordinadores de las manifestaciones contra la coalición gubernamental. En ‎entrevista concedida a una radio pública, Pardo acusó a Netanyahu de querer reformar el sistema ‎de justicia sólo para poder huir de ella. Y también acusó a varios elementos de la coalición ‎gubernamental de pretender construir «un Estado racista y violento que no podrá sobrevivir». ‎
‎• Por su parte, Yoram Cohen, el ex director del Shin Bet (el servicio de inteligencia y seguridad ‎interior de Israel), también designado en su momento por Benyamin Netanyahu, declaró en una ‎manifestación de derecha: «La reforma propuesta cambiará la estructura gubernamental en ‎Israel, ya que el poder ejecutivo –encabezado por el primer ministro– tendrá un poder ilimitado. ‎Desaparecerán los frenos y contrapesos necesarios en una sociedad democrática. Todos ‎los ciudadanos deben sentirse afectados por esta situación, sea cual sea su tendencia política. ‎La reforma, en su estado actual, [impuesta] brutalmente y [elaborada] sin diálogo entre todos los ‎componentes de la nación, puede llevar al desastre.»‎

Varias peticiones firmadas por economistas y empresarios del sector de la high tec también han ‎tocado las alarmas señalando que las reformas anunciadas harán huir a los inversionistas ‎extranjeros. En ese sentido, 56 economistas internacionalmente reconocidos, incluyendo ‎‎11 premios Nobel, publicaron una carta abierta donde escriben: ‎

«La coalición en el poder en Israel plantea una serie de actos legislativos que debilitarían ‎la independencia del poder judicial y su poder para oponerse a las acciones ‎gubernamentales. Numerosos economistas israelíes han expresado en una carta abierta –a ‎la que varios de nosotros nos hemos unido– su inquietud ante el hecho que esa reforma ‎perjudicaría la economía israelí, debilitando el estado de derecho y desplazando así Israel ‎hacia Hungría y Polonia.»‎

El plan de reforma de la justicia se desarrollará en 4 fases. Por ahora, sólo la primera ha sido ‎presentada al público. ‎
‎• Esa Fase I incluye:
1. Adoptar una disposición de derogación que permitiría al parlamento adoptar por segunda vez ‎‎–por mayoría simple– una legislación anteriormente invalidada por el Tribunal Supremo.‎
2. Eliminar la norma de razonabilidad de las decisiones judiciales.‎
3. Reforzar el poder de la coalición gubernamental en el seno de los Comités de Nominaciones ‎de jueces.
4. Debilitar el estatus de los consejeros jurídicos dentro de los ministerios. ‎
‎• La Fase II convertirá la Ley Fundamental sobre la Dignidad Humana y la Libertad en un texto sin ‎más valor que el de cualquier otra ley, lo cual permitirá sustituirla fácilmente.‎
‎• La Fase III limitará el derecho de recurrir al Tribunal Supremo. ‎
‎• La Fase IV dividirá los poderes actuales del Fiscal General. En segunda instancia, un «fiscal ‎en jefe» será la única autoridad con poder para enviar a los políticos antes los tribunales. ‎

Esta reforma cambiará totalmente Israel. Dos think thanks, el Kohelet Policy Forum y el Law ‎and Liberty Forum la defienden abiertamente. ‎

Es importante saber que el Law and Liberty Forum israelí se inspira en uno de los grupos de la ‎Federalist Society estadounidense, la asociación que redactó secretamente la USA Patriot Act –la ‎también llamada “Ley Patriota”– y que la impuso en el momento de los atentados del 11 de ‎septiembre de 2001 [1]. El ‎Law and Liberty Forum está financiado por el Fondo Tikvah, que tiene como presidente al ‎neoconservador israelo-estadounidense Elliott Abrams (tristemente célebre por su papel en la ‎escándalo Irán-Contras y por haber orquestado numerosos golpes de Estado en Latinoamérica) ‎‎ [2]. ‎

La estrategia de la Federalist Society estadounidense y del Law and Liberty Forum israelí consiste ‎en modificar la jurisprudencia mediante el cambio de jueces [3]. ‎En alrededor de 30 años, la Federalist Society ha logrado justificar legalmente el neoliberalismo, ‎limitar las posibilidades de enfrentar legalmente a las grandes empresas, desmontar la visión que ‎el Partido Demócrata estadounidense tuvo en algún momento sobre la lucha contra las ‎discriminaciones y el derecho al aborto. También ha impedido que Estados Unidos se sumara a ‎numerosos tratados internacionales y, finalmente, logró transformar el equilibrio de poderes de ‎forma tal que el presidente de Estados Unidos puede desatar guerras y recurrir a la práctica de la ‎tortura [4].‎

La originalidad del método de la Federalist Society ha consistido en imponer su reinterpretación ‎del derecho anglosajón. Basándose en los escritos del filósofo Leo Strauss, la Federalist Society ha ‎reemplazado el «derecho positivo» por el «derecho natural». Por ejemplo, en los años 1980, ‎el presidente Ronald Reagan quería desregular la economía pero el derecho le impedía hacerlo. ‎Un teórico de la Federalist Society, el profesor Richard Epstein, planteó entonces que ‎la propiedad no dependía del derecho positivo –o sea, de las convenciones concebidas por los ‎legisladores– sino del derecho natural –o sea… que era cosa de Dios. ‎

Pero toda regulación de una actividad económica apunta a establecer límites a los posibles ‎comportamientos de ciertos propietarios. Eso implica que cualquier regulación es una forma de ‎expropiación que implica la creación de indemnizaciones. De esa manera, en interés de la ‎colectividad, se impone a los industriales –por ejemplo– la obligación de respetar normas de ‎calidad en la fabricación de sus productos, se limita su derecho de propiedad, y se hace necesario ‎establecer la manera de indemnizarlos. La nueva interpretación del derecho permitió al presidente ‎Ronald Reagan desmontar el sistema de regulaciones económicas que ya existían. ‎

La mayoría de los integrantes de la Federalist Society son sólo juristas conservadores o ‎libertarianos, dedicados únicamente al derecho de la familia o al derecho en materia de ‎economía. Sin embargo, un reducido grupo de miembros de la Federalist Society está ‎incursionando en la política internacional. Ese es el grupo que está influyendo en Israel. En ‎Estados Unidos, ese grupo logró imponer el «excepcionalismo estadounidense» [5].‎

Esa escuela de pensamiento se niega a aplicar los tratados internacionales en el derecho interno ‎estadounidense y juzga con la mayor severidad los comportamientos de los demás pero absuelve ‎por principio a los estadounidenses que hacen lo que ellos considerarían censurable en gente de ‎otras nacionalidades. Dicho claramente, esa escuela de pensamiento estima que, por razones de ‎orden religioso, Estados Unidos no puede ser juzgado como otros países y que no debe ‎someterse a ninguna legislación internacional. ‎

Esta “ideología” estadounidense es perfectamente compatible con la interpretación política de la ‎teoría teológica del «pueblo elegido». Desde un punto de vista religioso se trata de afirmar que ‎quienes se vuelven hacia Dios son elegidos de Dios, lo cual implicaría que la igualdad no existe ‎y, por ejemplo, que los judíos están por encima de los no judíos –de los «Goy». ‎

El otro gran combate de ese grupo de la Federalist Society ha sido echar por tierra la «doctrina ‎de la no delegación». Los juristas estadounidenses consideraban que la separación de poderes ‎impedía que el Ejecutivo interfiriese en los privilegios del poder Legislativo y que definiera por ‎sí mismo los criterios de aplicación de la ley. Ahora sucede lo contrario: la separación de poderes ‎prohíbe al poder Legislativo oponerse a las actividades del Ejecutivo. El Congreso pierde así todo ‎su poder de control sobre los actos de la Casa Blanca. Basándose en ese acto de prestidigitación, ‎el presidente George Bush hijo emprendió una serie de guerras y hasta generalizó la tortura. ‎

Los vínculos entre ese grupo de la Federalist Society estadounidense y el Likud israelí no son ‎recientes. En 2003, Elliott Abrams organizó la Cumbre de Jerusalén, con la participación de casi ‎todos los grupos políticos israelíes. El estadounidense Elliot Abrams afirmó en ese encuentro que ‎no habría paz en el mundo hasta que Israel aplastara las demandas de los palestinos [6].‎

Siguiendo esa lógica, después de la formación del gobierno de Netanyahu, el general Avi Bluth, ‎jefe de las tropas israelíes en la Cisjordania ocupada, distribuyó a sus oficiales el libro ‎Ours in Tabu: The Secrets of Land Redeemers From Our Father Abraham to the Young ‎Settlements, donde la ocupación de Palestina es presentada como fruto de la voluntad divina, ‎desde los tiempos de Abraham hasta la época de las colonias ilegales y sin importar los medios ‎utilizados –ya sea la compra de tierras o la violencia.‎

La primera consecuencia visible de ese viraje y de esta propaganda pudo verse la semana pasada ‎en Cisjordania, cuando 400 colonos de Har Bracha atacaron la localidad de Huwara para vengar ‎el asesinato de 2 colonos, supuestamente perpetrado por palestinos de Huwara. Durante ‎‎5 horas, los colonos israelíes apedrearon a los habitantes de Huwara e incendiaron 32 viviendas y ‎cientos de autos. Ese día 400 palestinos fueron heridos y uno fue asesinado bajo la mirada ‎impasible del ejército israelí. Lejos de condenar la violencia, el ministro israelí de Finanzas, deploró ‎que los colonos tuvieran que hacer lo que, según él, tendría que hacer el Estado de Israel: ‎‎«arrasar» Huwara. ‎

Por boca de algunos de sus líderes, la coalición de Netanyahu, ya cómplice de esos hechos de ‎violencia, anuncia que va a utilizar los medios del Estado para arremeter contra toda la población ‎árabe, o sea no sólo contra los palestinos sino contra todos los árabes israelíes. ‎

Mientras las manifestaciones se hacen cada vez más frecuentes y multitudinarias, los políticos ‎extranjeros proisraelíes están lanzando numerosas advertencias a la nueva coalición. Pero esta ‎sigue adelante. Bezalel Smotrich ve a los árabes como bestias a las que hay que domar por la ‎fuerza. Pero el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben-Gvir, aborda la cuestión desde un ‎punto de vista diferente. Según Ben-Gvir, Dios dio la tierra a los judíos y estos deben expulsar a los ‎árabes, que según él no tienen ningún derecho a estar allí. ‎

En definitiva, aunque esgrimen puntos de vista diferentes, todos los miembros de la coalición de ‎Netanyahu están de acuerdo en una cosa: para ellos el gobierno es soberano y nadie debe ‎limitar su acción recurriendo a las leyes. Y esa visión es perfectamente conveniente para el primer ‎ministro, Benyamin Netanyahu, quien tiene numerosas cuentas pendientes con la justicia. ‎

Lo que está en juego en Israel no concierne sólo a los israelíes y los palestinos. Elliott Abrams es ‎un straussiano histórico, peor que el secretario de Estado Antony Blinken y su segunda, la ‎subsecretaria Victoria Nuland. Así que es previsible que el nuevo régimen israelí adopte ‎totalmente las posiciones de los straussianos estadounidenses. Hasta ahora, Israel se ha negado ‎a enviar armamento a Ucrania, según el principio enunciado por el general Benny Gantz: «Ningún ‎arma israelí debe llegar a manos de quienes han masacrado judíos.». Pero eso puede cambiar con ‎la coalición de Netanyahu. ‎

Nunca antes ha sido tan grande el peligro de que se establezca una alianza entre los ‎‎«nacionalistas integristas» ucranianos, los «straussianos» estadounidenses y los «sionistas ‎revisionista» israelíes [7]. Por ahora, la administración Biden acaba de prohibir al ministro de Finanzas, Bezalel ‎Smotrich, viajar a Estados Unidos. Washington todavía lo castiga por sus declaraciones racistas y ‎homófobas… pero ¿por cuánto tiempo?`‎

[1The U.S. Right-wing Group Behind a Conservative Legal Revolution in ‎Israel”, Nettanel Slyomovics, Ha’arets, 30 de enero de 2023.

[2«Elliott Abrams, el “gladiador” convertido ‎a la “política de Dios”», por Thierry ‎Meyssan, Res Voltaire, 24 de mayo de 2005.

[3«La Federalist Society al asalto de la Corte Suprema de Estados Unidos», Réseau Voltaire, 6 de febrero de 2006.

[4The Federalist Society: How Conservatives Took the Law Back From Liberals, Michael ‎Avery y Danielle McLaughli, Vanderbilt University Press.

[5Actes du ‎colloque organisé par le Carr Center for Human Rights Policy: American Exceptionalism and ‎Human Rights, Michael Ignatieff, Princeton University Press, 2005.

[6«Sommet ‎historique pour sceller l’Alliance des guerriers de Dieu», Red Voltaire, 17 de ‎octubre de 2003.

[7«La unión de ciertos gobernantes hace que la ‎Guerra Mundial sea posible», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 6 de diciembre ‎de 2022.

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