Washington, Londres y Tel Aviv, atascados en Palestina – Por Thierry Meyssan

Por Thierry Meyssan

Estados Unidos, que había decidido provocar elecciones anticipadas en Israel y ejercer su influencia para poner al general Benny Gantz en el poder, está probablemente desilusionado [1].

Durante su visita en Washington, Benny Gatz se mostró menos sumiso que lo previsto. Es verdad que reconoció el derecho de los árabes a vivir en sus tierras, disociándose así de los sionistas revisionistas encabezados por Benyamin Netanyahu. Pero al mismo tiempo el general Gantz mostró la misma determinación en cuanto a “erradicar” el Hamas. Sin embargo, el Hamas sólo es la rama palestina de la Hermandad Musulmana, un instrumento de dominación del Reino Unido.

Es importante recordar esto. Desde 2017, el Hamas se retiró oficialmente de la Hermandad Musulmana, pero sus principales jefes siguen siendo miembros de esa cofradía y siguen aplicando su estrategia a largo plazo. Durante la guerra contra Siria, el Hamas luchó junto a la OTAN e Israel tratando de derrocar la República Árabe Siria.

La corriente del Hamas que realmente rompió con la Hermandad Musulmana acordó la paz con Siria. El 19 de octubre de 2022, el presidente sirio Bachar al-Assad recibió en Damasco al líder de esa corriente, Khalil Hayya. Sin embargo, el presidente Assad no tiene intenciones de conversar con la corriente del Hamas que sigue siendo fiel a la Hermandad Musulmana, representada por Khaled Mechal.
Desde el inicio de la operación israelí “Espada de Hierro”, Israel persigue y asesina a los miembros del Hamas que se han unido a la resistencia palestina, pero no persigue a los que siguen siendo fieles a la Hermandad Musulmana. Por ejemplo, el estado mayor israelí asesinó en Beirut al número 2 del ala política del Hamas, Saleh al-Arouri [2], quien había sido expulsado de Qatar porque se oponía a la Hermandad Musulmana.

De regreso de Washington, el general israelí Benny Gantz hizo una escala en Londres. Ahora se sabe que la decisión de detenerse en Londres fue una iniciativa del propio Benny Gantz y que el primer ministro israelí Benyamin Netanyahu incluso lo privó de inmunidad diplomática en Reino Unido, a pesar de que Gantz se exponía a ser arrestado allí como cómplice de crímenes contra la humanidad [3].

En todo caso, Benny Gantz repitió en Londres lo que ya había dicho en Washington: se mostró tan preocupado por detener la masacre contra los palestinos en Gaza como por continuar las acciones militares contra el Hamas, confirmando así a sus sorprendidos interlocutores que temía tanto como ellos las amenazas que el rabino Uzi Sharbaf profirió en la “Conferencia por la Victoria de Israel” [4], pero que él lucharía también contra la Hermandad Musulmana.

Digan lo que digan en público, los británicos siguen controlando la Hermandad Musulmana. Eso ha podido verse claramente durante las guerras de Occidente contra Libia y contra Siria. En ambos casos, los británicos se encargaron de garantizar la propaganda de la Hermandad Musulmana y de todos los grupos yihadistas vinculados a esa cofradía. Los británicos también aportaron a veces armamento y datos de inteligencia.

Así vemos como los anglosajones descubren ahora que han regresado al punto de partida. En 1915, en el momento del memorándum sobre El Futuro de Palestina de lord Herbert Samuel –o sea, antes de la Declaración Balfour–, los anglosajones querían respaldar la creación de un Estado judío independiente en Palestina, pero que no fuese lo suficientemente fuerte como para para defenderse por sí mismo. Posteriormente, los discípulos de Zeev Jabotinsky, aliado histórico del Duce Benito Mussoloni, y por consiguiente un fascista en todo el sentido de la palabra, rompieron con Londres y trataron de perseguir su propio proyecto colonial, como lo haría Rhodesia poco después. Durante la guerra fría, los británicos, y también los estadounidenses, tuvieron que recurrir a sus antiguos enemigos de la Segunda Guerra Mundial y “reciclarlos”.
Hoy, 75 años después, la situación es exactamente la misma. Israel no es lo suficientemente fuerte como para defenderse sólo, pero los anglosajones se niegan a aprobar la masacre de palestinos que el Estado hebreo está perpetrando ante los ojos del mundo entero. Si los anglosajones siguen armando a Israel, se hacen cómplices de la masacre; si no lo hacen, pierden lo único que queda del Imperio Británico [5].

Aunque casi todos creen que sí, la Hermandad Musulmana nunca trató de fundar un Estado palestino independiente de un Estado judío –como propuso la comisión colonial de lord William Peel, variante popularizada como la «Solución de los Dos Estados»–, ni tampoco un Estado palestino federado con un Estado judío dentro de un Estado binacional –como se decidió en las Naciones Unidas-. La diferencia entre esos dos proyectos reside en que la «Solución de los Dos Estados» sólo asegura, por separado, la igualdad entre los árabes y la igualdad de los judíos entre sí, mientras que el plan de la ONU garantiza la igualdad entre todos los ciudadanos del Estado binacional, sin importar que sean árabes o judíos.

En carta a Mustafá el-Nahhas Pacha (1879-1965), el primer ministro egipcio de la época (probritánico), el fundador de la Hermandad Musulmana, Hasan al-Banna, solicitaba la preparación de «la restauración del Califato, en aplicación de la unidad que exige el islam».
Exactamente de la misma manera, durante su primer periodo, el Hamas proclamaba en su Carta su voluntad de construir un Estado para los musulmanes –el Califato. Pero en 2017, cuando parte de su base popular rechazó a la Hermandad Musulmana –derrotada en Siria–, el Hamas adoptó una nueva Carta, donde se pronunciaba por un Estado palestino independiente –en el sentido de la Comisión Peel y de la «solución de los dos Estados».
Pero el texto más reciente del Hamas –Our narrative… Operation Al-Aqsa Flood [6]– marca una regresión cuando retoma los 8 reclamos del Hamas histórico. En ese texto se afirma que el Hamas rechaza la ocupación israelí, pero no se menciona la creación de un Estado palestino porque el objetivo de la Hermandad Musulmana no es lograr la independencia de los palestinos sino que se reinstaure un Califato, o sea un Estado supranacional para todo el mundo musulmán.

Israel también está en un callejón sin salida y no sabe qué hacer. Su “gabinete de guerra”, donde tratan de convivir los supremacistas judíos de Benyamin Netanyahu y los demócratas de Benny Gantz, pretende destruir el Hamas, aunque eso implique invadir Rafah. Pero los expertos, incluyendo ex dirigentes del Shin Beit (la seguridad interna israelí) y del Mosad, estiman casi unánimemente que el problema no es una organización en particular sino el conjunto de la situación política que sirve de caldo de cultivo a la resistencia. En esas condiciones, incluso suponiendo que el Hamas llegase a ser totalmente liquidado, su liquidación misma sólo estimularía la aparición de una nueva red de resistencia, que podría reeditar lo sucedido el 7 de octubre.

En todo caso, los sionistas revisionistas no han renunciado a su proyecto de expulsión de los árabes de Palestina –para concretar a posteriori la engañosa doctrina de «una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra». Desde el punto de vista de los sionistas revisionistas, la instalación –anunciada por el Pentágono– de una isla artificial frente a la costa de Gaza permitiría reactivar ese plan. El muelle destinado a recibir la ayuda humanitaria podría convertirse en punto de embarque hacia el exilio, posibilidad que el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) no tardó en denunciar. No podemos olvidar que desde el inicio de esta crisis, la presidente de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, anunció en El Cairo que la Unión Europea estaba dispuesta a recibir un millón de gazauitas. Por su parte, la oficina de Benyamin Netanyahu se puso en contacto con varios países africanos –la prensa mencionó específicamente Chad, Ruanda y el Congo, pero esos tres países lo desmintieron [7].

Si esa posibilidad llegara a concretarse, quedaría anulada la utilidad del paso fronterizo de Rafah, entre la franja de Gaza y Egipto. Israel aprovecharía la coyuntura para excluir a Egipto de toda decisión política –Egipto se ha negado por mucho tiempo a convertir el paso de Rafah en una vía de salida hacia el exilio y durante el mes pasado cerró una vasta extensión de terreno en suelo egipcio para instalar allí al menos un millón de gazauitas [8].

En la práctica, el cambio de actitud de Estados Unidos ha obligado a Israel a suspender su proyecto de limpieza étnica para la franja de Gaza y a aceptar el paso de la ayuda humanitaria. Es un progreso enorme. Pero Washington sigue sin abrir el camino a la paz porque eso significaría no sólo la expulsión de los fascistas judíos sino también el fin del proyecto colonial británico en Palestina.

[1«El balbuceo final del fascismo judío», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 12 de marzo de 2024.

[2«0001 Convertir el conflicto entre Israel y el Hamas en conflicto entre Occidente y el Eje de la Resistencia», Voltaire, Actualidad Internacional – N° 68-69, 12 de enero de 2024.

[5«¿Quién es el enemigo?», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 4 de agosto de 2014.

[6Our narrative… Operation Al-Aqsa Flood, Hamas, febrero de 2024.

[7Rwanda, Congo deny talks with Israel to welcome Palestinian migrants”, James Tasamb, agencia Anadolu, 6 de enero de 2024.

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