Alberto Fernández: “no es prioridad para la Argentina” tener un sistema de Defensa acorde a un país del G20 – Por Marcelo Ramírez

Por Marcelo Ramírez*

Como era de esperar, la Argentina finalmente desiste de comprar los cazas necesarios para mantener al menos un mínimo de poder de disuasión. El presidente Alberto Fernández, en una insípida entrevista al medio británico The Financial Times, sinceró lo que es la política argentina, carente de autonomía y decisión soberana. El presidente Fernández lo hizo con un simplismo habitual en esta clase de mandatarios que desconocen la realidad del mundo y se expresan con la liviandad de una figura del entretenimiento que reducen todo a vacías expresiones de paz. Por supuesto que esa es la meta, pero la historia resulta un maestro implacable para conocer como han sido las resoluciones de los conflictos. Es necesario entonces un mínimo de conocimiento y comprensión, más aún en un mundo en el que el poder de las armas nuevamente comienza a hacerse visible.

La compra de un número aún indeterminado de cazas, pero que se estima en no más de una docena, ha tenido una larga deriva desde el gobierno macrista que adquirió unos Super Etendard Modernisé (SEM) que, dada las condiciones de los mismos, no han podido volar aún y no sabemos si algún día lo harán. Las razones son las imaginables, aviones cuyo vida útil está en un final natural, pero que además provienen de una nación miembro de la OTAN como Francia. Un cartucho explosivo que permite la eyección en caso de emergencia del asiento del piloto, ha terminado por colapsar el precario sueño de la Fuerza Aérea de tener algo que al menos vuele en un aspecto disuasorio mínimo. Los cartuchos referidos son fabricados por la empresa Martin Baker, que como cualquier lector medianamente perspicaz imaginará, son fabricados por la empresa Martin Baker… británica. Sucedió entonces lo esperable, el gobierno del Reino Unido vetó la entrega de los repuestos y desde el 2019 las fuerzas argentinas buscan una solución con otro fabricante. Una solución hipotética, muy cara y que aún está pendiente de ser posible. Podemos también imaginar que si eso pasa con un cartucho para el asiento eyector, qué puede suceder con otras cuestiones aún más sensibles como la actualización de los sistemas de la aviónica del mismo o simplemente las armas que porta.

No es nada que es inesperado, en la Guerra de Malvinas hubo problemas con el suministro de misiles franceses Exocet, que de haberse contado con lo inicialmente previsto y creídos disponibles, tal vez el resultado del enfrentamiento pudo haber sido otro. Volviendo a la actualidad, ¿nadie en el gobierno argentino, en el momento de la compra presidido por Mauricio Macri, previó que esto podía suceder? Por lo visto no, o si, y no les importó. Esta sería una historia más de un gobierno liberal que ha destruido a la Argentina en todas las áreas posibles, si no fuera porque el mismo fue sucedido por un gobierno autodefinido como de izquierda y progresista. Esperable entonces que con la llegada del gobierno de los Fernández, la situación mereciera otro enfoque. No obstante, no fue así y la experiencia de seguir insistiendo con materiales occidentales volvería a repetirse.

El actual gobierno ha creado una construcción retórica en la cual su frente de actuación es una “opción antiimperialista” que desconfía del capitalismo y se alinea con China y Rusia contra los EE. UU. Por supuesto, cuando uno observa cómo la única estrategia es pagar la deuda externa, utilizar similares mecanismos financieros y alinearse contra Rusia en la ONU, la conclusión es evidentemente otra. El discurso antisistema se reduce a las políticas de género, que son impulsadas desde Washington de la mano de las grandes corporaciones, fundaciones y ONG. Esta sospecha de tener una apariencia distinta a la que en realidad presenta, es sostenida por Washington, despejando toda duda de simpatías. La cantidad de hechos que confirman que las izquierdas regionales no son más que una parte central de la estrategia del dominio atlantista, se acumulan.

Uno de los ejes es la economía y las finanzas, eso resulta obvio para poder establecer a qué obedece un gobierno. Pero existe otro eje determinante que es el marco de alianza militar. El Occidente atlantista exige la compra de cualquier material bélico de relevancia a sus corporaciones militares, las cuales limitarán las entregas a lo que el sistema estadounidense considere oportuno. No más, y de esta manera se garantiza un control real sobre las naciones sometidas, las cuales se verán indefensas en el caso de intentar modificar estas políticas.

Y allí comienza nuestra historia. Rusia consciente de la situación geopolítica y su enfrentamiento con el eje anglosajón, hace un importante ofrecimiento para la Argentina. La razón es fácil de comprender, la reconstrucción del poder militar argentino, aunque sea mínimamente, significa un serio problema para la retaguardia del Reino Unido y por ende, de la propia OTAN.

Rusia de esta manera, y aprovechando sus enormes reservas de equipos militares, puede obtener un espacio amigo, o al menos, generar complicaciones a sus enemigos. Por ello hizo un relevante ofrecimiento de SU 30 y otras variantes de cazas pesados. La actitud argentina de no invertir en Defensa los llevó a ofrecer los conocidos MIG 35, oferta que acompañó con otros equipos complementarios, que van desde sistemas Pantsir a submarinos, que podían ser construidos al menos parcialmente en el país.

El experto Alexei Leonkov, en una entrevista exclusiva a Humo y Espejos**, explicó las cualidades de esa aeronave, sus capacidades, y despejó muchas dudas sobre sus prestaciones y futuro, respondiendo así a la propaganda de la OTAN.

Los rusos, sabiendo que su oferta iba a ser rechazada utilizando como excusa la falta de un presupuesto acorde, ofrecen una larga lista de equipamientos que podría cerrar la brecha de las FFAA desde Malvinas hasta hoy. El pago de los mismos podría ser hecho con materias primas, alimentos o emprendimientos conjuntos. Rápidamente, prensa y actores políticos que responden a EE. UU. salieron a decir que Rusia quería quedarse con las riquezas de Argentina. No obstante, debemos señalar, que habitualmente los contratos para la adquisición de equipo militar se pagan en divisas. Ante la escasez de dólares que habitualmente tiene la Argentina, la oferta rusa le permitirían tener que disponer de esta moneda. Finalmente, siempre, la compra de armas se pagan de alguna manera, y esto solamente es matizado por intereses geopolíticos como es en el caso de la oferta mencionada.

El gobierno argentino hizo oídos sordos y desconoció esta propuesta que Leonkov explicó oportunamente. Luego de algún tiempo comenzaron a realizar un aterrizaje suave a la realidad de la visión geopolítica argentina, si se le puede llamar así sin un exceso de optimismo. Argentina buscó sumar a la ecuación los cazas JF 17 Block III. Aviones con prestaciones infinitamente menores, que aún estaban en fase experimental, diciendo que la financiación china era insuperable.

Desde nuestro lugar hemos advertido que es imposible que la oferta China, aun si fuera mejor que la rusa, sea aceptada. Este país es el principal rival estratégico del mundo anglosajón y bajo ningún concepto se les permitiría ser quienes provean de los nuevos aviones.
Podemos recordar, asimismo, que China ha sufrido demoras y ruptura de licitaciones ganadas en áreas importantes. Si eso sucedió en temas civiles, mucho menos EE. UU. iba a permitir que un gobierno apoyado por ellos tenga una cuota de autonomía semejante.

Por ello nos fuimos enterando de otra competencia como el coreano KAI T-50 Golden Eagle, el HAL Tejas de la India hasta que finalmente pudimos entrever el juego con unos F 16 estadounidenses de la FFAA danesa, con más de 40 años de servicio, uno de los modelos más antiguos y sin que sean modernizados a una estándar relevante. Estas máquinas habían sido rechazadas en su momento por la fuerza área de Colombia, solo para tener idea de lo que está siendo ofrecido.

Los cazan de Dinamarca comenzaron a ser favoritos para quienes desconfían de las verdaderas razones, las evaluaciones técnicas para tomar una decisión simplemente son una fachada para esconder las decisiones políticas. Resignados, muchos expertos argentinos terminaban por aceptarlos porque al menos esos aviones permitirían mantener los pilotos volando y no perder además el recurso humano como lógicamente está sucediendo. En este contexto es que el presidente Fernández dio su entrevista a Michael Sttot, editor del The Financial Times, donde decidió blanquear una situación ya extremadamente desprolija y decir que no era prioridad para la Argentina tener un sistema de Defensa acorde a un país del G 20, por ejemplo.

Por supuesto que lo hizo en medio de razones edulcoradas que justificaran las decisiones. Luego de múltiples viajes técnicos a distintos países y posteriormente a que el ministro de Defensa Taiana haya dicho qué aviones seguían en carrera en el Congreso, dejando constancia que nada ruso se adquiriría, sin dar razones atendibles, pudimos saber de qué se trataba. “Argentina tiene que destinar sus recursos a cosas más importantes que la compra de aviones militares hoy en día”, dijo el presidente, dejando en ridículo a los mandos de las fuerzas armadas y a su propio ministro. Si nuestro país simplemente no pensaba destinar fondos a recuperar en parte las capacidades aéreas, ¿por qué razón se hizo todo ese sainete de años para decidir qué iban a comprar? Se ha dedicado tiempo y recursos para algo que, por lo que dice el presidente, carece de sentido. Esto, en realidad, es solo parte del problema en ciernes porque podemos observar cuáles son los destinos de las inversiones argentinas para ver qué el presidente considera prioritario.

Una primera mirada de algo que nunca se preguntó a la ciudadanía y que se impuso por la fuerza, desconociendo la propia voluntad de la sociedad, es la política de género que le lleva el 3,4 % del PIB. ¿Es mucho o poco? Veamos, el portal Infobae hace la siguiente comparación: “La suma de las partidas permeadas por la perspectiva de género — que abarcan varias áreas del Presupuesto — duplica el monto asignado a Energía, Combustibles y Minería, triplica los gastos en concepto de Administración Gubernamental, cuadruplica el gasto en Defensa y Seguridad, es 10 veces superior al presupuesto asignado al Poder Judicial y 20 veces mayor al ministerio de Relaciones Exteriores”. Dejemos claro este punto, Argentina gasta 4 veces más dinero en “perspectiva de género” que en Defensa y Seguridad.
El Reino Unido ocupa las Islas Malvinas y otras del Atlántico Sur que le corresponden al país sudamericano, reclama el mismo sector antártico, es sede de la Mapuche-Nation, que reclaman territorios en la Patagonia Argentina y ha realizado dos invasiones a principios del siglo XIX y una batalla en 1982. Pese a todos estos antecedentes, el presidente considera que su prioridad no es la defensa contra el Reino Unido y sus múltiples agresiones, sino contra el Hétero Patriarcado promoviendo las “diversidades y disidencias”. El oficialista Página 12 titula en un sector llamado “mujeres y LGBTIQ+” lo siguiente: “Presupuesto 2022: $2 billones para políticas con perspectiva de género. La cifra representa el 15,4 % del presupuesto total y equivale a cerca del 3,4 % del PIB”. Estas son, entonces, las prioridades de la Argentina que no solo son anuncios, sino que ejecuta el gobierno del Frente de Todos.

Todo este absurdo en realidad esconde una poderosa razón. Agotada la sociedad de ajuste tras ajuste económico, de pagar deudas que nunca se reflejan en la mejora de las condiciones de vida, sin obras de infraestructura relevantes y sin planificación alguna que se conozca para el desarrollo científico, tecnológico o industrial, los gobiernos esconden su verdadera naturaleza. Lo hacen camuflándose simplemente detrás de una falsa dicotomía de izquierdas y derechas en las que todas hacen lo mismo, pero con cosméticas diferentes.

Vemos en consecuencia debates interminables sobre excentricidades y políticas ajenas al interés de las mayorías. Han cambiado el eje de los problemas reales como es el de la justa distribución de la riqueza, el desarrollo económico y tecnológico, por etéreas ideas de luchas de minorías, de minorías. No es redundante expresarlo así, porque estas políticas son solo para satisfacción de una pequeña y extravagante élite que se autoadjudica la representación de una minoría.

Esas minorías dan la idea de representar derechos y de avanzar en mejoras de condiciones de vida, cuando en realidad solo ocultan la realidad del desfalco social en el que vivimos. Por supuesto que si hoy vemos cómo en silencio la Argentina pierde médicos que se van por una mala planificación del sistema de salud y sueldos bajos, si los profesionales en tecnologías de punta se van por similares motivos o si cada vez hay más personas viviendo por debajo del límite de la pobreza, suena lógico no gastar en armas. Claro que habría que agregar que para reducir esos y otros problemas necesitamos políticas soberanas que velen por los intereses nacionales y populares y no de élites extranjeras.

No es que sea tan difícil hacer las cosas bien, simplemente es que hay una maraña de intereses extranjeros que impiden tomar las decisiones adecuadas.

Nadie puede dudar que un país con parte de su territorio ocupado por una potencia extranjera, debe tener FFAA confiables que sirvan para que dicha potencia se siente a negociar la devolución y no aspire a tomar más territorios ajenos. Sin embargo, vemos como en realidad se imponen políticas al servicio de esas potencias. Hemos presenciado a funcionarios argentinos una y otra vez pavonearse en la Embajada del Reino Unido con causas como la promoción de las políticas LGBTQI+. ¿Podrán creer que hay un país, entre muchos, que no acepta esas políticas? Ese país es Rusia y es quien nos ha ofrecido mejorar nuestro sistema de defensa a un costo accesible, mientras que Londres nos embarca en estas políticas queer.

Claro está que las decisiones autónomas, las políticas soberanas provocarán pérdidas de negocios y poder en quienes hoy controlan a nuestro país. Con ello apelarán al uso de la fuerza para impedirlo, es la historia del mundo.

No existe una nación del tamaño y las riquezas como la Argentina que pueda existir y ser soberana sin FFAA disuasivas. Sin embargo, el gobierno actual, prosiguiendo la línea real de su antecesor y no la enunciada, ha decidido que la prioridad es promover la cultura queer y no la defensa de la soberanía de su propio país.


 

**Entrevista a Alexei Leonkov: https://www.youtube.com/watch?v=BpIfg-zWyZQ

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