El Capitalismo y la reescritura de la Historia: El control cultural del Globalismo – Por Marcelo Ramírez

El Capitalismo y la Reescritura de la Historia: El Control Cultural del Globalismo
Por Marcelo Ramírez

El modelo globalista, tal como lo conocimos, está en crisis. No significa que haya desaparecido por completo, pero sí que su vigencia ha quedado atrapada en la mentalidad de los grandes negocios y en una cosmovisión que va más allá de lo meramente económico. El capitalismo, desde su origen, se basó en la explotación del trabajo ajeno y en la extracción de riquezas de los países más débiles. Este no es un juicio de valor, sino un hecho histórico que marcó la identidad del mundo moderno.

El consumo y la explotación han sido los motores del capitalismo. Durante años, se trabajó para poder consumir, y a medida que la acumulación de capital crecía, la explotación laboral se refinó en métodos más sofisticados y menos evidentes. El capitalismo dejó de mostrar su rostro más crudo y pasó a disimularse bajo discursos sobre derechos y evolución social. Sin embargo, la esencia depredadora se mantuvo, erosionando valores éticos y morales que podrían desafiar este sistema de producción.

El cristianismo, en su versión más ortodoxa, siempre tuvo problemas con el capitalismo. La doctrina protestante anglosajona, al separar la fe de las obras, permitió una integración más cómoda con este sistema económico. Cuando las obras dejan de tener peso en la salvación, la explotación y la usura dejan de ser vistas como un problema moral. En este punto, la usura fue clave: las sociedades que penalizaban el préstamo a interés dificultaban el crecimiento del capitalismo financiero. En cambio, aquellas que lo permitieron, facilitaron su expansión hasta convertirlo en el eje central del sistema actual.

Con el tiempo, el capital financiero desplazó al capital productivo. Hoy, el sector financiero especulativo domina la economía global, dejando en un segundo plano a la producción industrial. La idea de que el desarrollo se sostiene en una moral cuestionable es evidente: la explotación de trabajadores y naciones enteras es la norma, y la competencia extrema se ha convertido en un principio incuestionable. El neoliberalismo ha impulsado la idea de la autosuperación individual como única solución, eliminando cualquier sentido de comunidad o solidaridad.

La reescritura de la historia es una de las herramientas más poderosas del globalismo. A través de la educación y los medios de comunicación, se han modificado hechos históricos para ajustar la narrativa a los intereses del sistema. Esto no solo ha cambiado la forma en que entendemos el pasado, sino que también ha redefinido las luchas políticas y sociales. Se han reemplazado conflictos de clase por luchas identitarias atomizadas, que fragmentan cualquier posibilidad de resistencia real. Movimientos feministas, ambientalistas y de género han sido cooptados por el poder financiero global para desviar la atención de los problemas estructurales del capitalismo.

La historia ha sido manipulada para justificar proyectos geopolíticos. La narrativa de que Rusia es un país opresor, por ejemplo, se ha construido sobre una interpretación sesgada de su historia multiétnica. Se ha impuesto la teoría crítica de la raza para dividir a la sociedad rusa y justificar su fragmentación, una estrategia que se puede aplicar a cualquier nación que desafíe el orden globalista.

El derribo de estatuas, la deconstrucción de símbolos nacionales y la imposición de una historia alternativa son parte de esta estrategia de desarraigo. Sin una identidad clara, los pueblos son más fáciles de manipular. El objetivo final del globalismo es la eliminación de los estados nacionales y la imposición de un gobierno corporativo global.

Frente a esto, es fundamental recuperar la historia real y comprender los mecanismos de dominación cultural. Sin este conocimiento, cualquier intento de cambio estará condenado al fracaso. La historia es más que un relato del pasado: es una herramienta para entender el presente y proyectar el futuro. Por eso, el globalismo ha hecho de su manipulación una prioridad absoluta.

Fuente: https://www.youtube.com/watch?v=HjPbFJleQm8

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