Por Ricardo Vicente López
“Las leyes guardan silencio cuando suenan las armas”.
Marco Tulio Cicerón (106-43 a. C.)
jurista, político y filósofo romano.
Doy continuación, en esta nota, al tema comenzado en la anterior. Ud., amigo lector, debe haber sentido una especie de escalofrío al leerla. (Si no lo ha leído, le sugiero hacerlo antes de comenzar con esta). Algo que me es difícil de digerir es el volumen de las cifras de dinero que estos investigadores manejan con toda naturalidad, cifras que podrían calificarse de astronómicas. Supongo que Ud. debe haber sentido lo que yo sentí: ¡cuánta frialdad! semejante a la de los astrónomos cuando nos hablan de distancias en el espacio. Pero en esos casos no hay vidas humanas en juego.
La página https://www.forbes.com/sites publica un artículo del William Hartung (autor ya citado anteriormente), que lleva por título: “Gastar más inteligentemente en defensa significa gastar menos”, el título se nos hace más amable, en tanto demuestra una consideración que parece poco usual entre ellos:
«Estados Unidos se encuentra en medio de la mayor concentración militar desde la Segunda Guerra Mundial, y muy pocas voces en Washington cuestionan su propósito, necesidad o eficacia potencial. ¿Todo este gasto logrará lo que debería ser su objetivo principal?: hacer de Estados Unidos y del mundo un lugar más seguro. David Rothkopf ha abordado algunos de estos puntos en un nuevo ensayo publicado en el Daily Beast titulado “Si vamos a gastar más en defensa, gastemos de manera más inteligente».
Este título contiene ya una denuncia grave, que acompaña a la recién citada y hace suponer que hay muchísimo dinero que “se está escapando por alguna rendija”. Esto no parece justificable [[1]]. Sobre todo en un país que se dice el inventor de las Ciencias de la Administración. Uno de los conceptos mencionados es el dinero que ganan los contratistas [[2]]. Un sistema que debe ser modificado es la forma en que se maneja el secretismo de los temas y personas participantes: funcionarios, militares de alta graduación y contratistas [[3]].
Aparecen preguntas que se las deja de lado: ¿Qué temas se tratan en esas reuniones que habían sido anunciadas como «una reunión extraordinaria entre funcionarios del Pentágono, que celebraron con ocho importantes contratistas de armas». Un ejemplo claro de lo dicho es que el Pentágono la anunció como extraordinaria y, después, intentó restarle importancia a esa reunión. Estos temas, que no llegan a la información del ciudadano de a pie, da lugar a manejos de cifras importantes de dinero que no son revisadas, verificadas o justificadas por ningún funcionario importante. La utilización del Top Secret [[4]], muchas veces sólo tapa lo que no se quiere informar. Todo ello, amigo lector, está manifestando un grado de corrupción que ya no se puede ocultar. Que aparezca en la prensa especializada lo demuestra.
Amy Goodman en su famoso programa Democracy Now (“Democracia ahora”) invitó al mencionado William Hartung a reflexionar sobre estos temas. El invitado, haciendo malabarismos con el lenguaje, aporta sus ideas:
«Bueno, sí, quiero decir, que es rutinario en “el sentido” de que es el complejo militar-industrial en acción. Pero es extraordinario en “el sentido” de que fue muy específicamente para coordinar cómo armar a Ucrania y cómo esas empresas se beneficiarían de ello. Entonces, el Pentágono ha estado entregando misiles: misiles antitanque, antiaéreos y otros equipos a través de las existencias que evidencian sus stocks, luego les pagará a estas compañías para que repongan esas existencias. Y así, la discusión fue: ¿Qué tan rápido pueden producir estas armas? ¿Necesitan nuevas líneas de producción? ¿Necesitan más dinero para que suceda más rápido? Entonces, en realidad se trataba, en parte, de cómo estas empresas podrían beneficiarse mejor de la guerra».
William Hartung muestra que es un tema muy preocupante porque se debería manejar por “otras vías”. El titubeo que trasunta la transcripción demuestra que el invitado se siente muy incómodo en el tratamiento de un tipo de temas que, según se supone, debería ser resguardado para una circulación más privada. Su comentario intenta no parecer que esquiva el tema, pero tampoco profundiza en él. Continúa con su análisis:
«¡Bueno, esto es un tiempo de bonanza para las empresas! ¡Se sabe que se van a beneficiar de esto de tantas maneras que ¡me da vueltas la cabeza! Porque tienes los 3.000 millones de dólares en armas directas, que es una cantidad sustancial para estas empresas. Luego tienes países como Alemania que está aumentando su Pentágono: presupuestos militares para comprar cosas como Lockheed Martin F-35 por miles de millones de dólares, o Polonia comprando tanques de General Dynamics. Y luego tienes varios flujos de dinero. Hay un programa del Pentágono para armar a Ucrania. Hay un programa de ayuda del Departamento de Estado para ayudar a armar a Ucrania. Y luego, como es de rigor, está el presupuesto del Pentágono. Y estas empresas y el Pentágono argumentan que Ucrania es una razón para llevarla a niveles récord: más de $ 800 mil millones en la propuesta de Biden, que es $ 100 mil millones más que en el pico de la Guerra Fría».
Amigo lector, Ud. percibirá la incomodidad que demuestra William Hartung para tratar estos temas, lo cual pone en evidencia que, no sólo, sabe mucho más de lo que dice. Pero, además es consciente que este tipo de temas no deberían, ser tratados por fuera de los círculos de los especialistas. Sabe que está transgrediendo reglas implícitas: toda aquella información que debería quedar reservada para personas calificadas como secreto profesional. Entonces, entre las armas a Ucrania, armando la acumulación europea, el Pentágono siendo reforzado mucho más de lo que se necesita incluso para abordar la crisis de Ucrania, más estas empresas, que ya obtienen $ 150 mil millones al año del Pentágono. Y eso solo va a seguir subiendo. La incomodidad se trasluce en el comentario que agrega en voz más baja «¡Esto es un poco desafortunado para el mundo, pero es una buena noticia financiera para estas empresas!»
Amigo lector, le voy a proponer una reflexión de mi autoría (sólo para circular entre amigos): Todo lo que queda dicho es más que suficiente para afirmar que no hay razones para prolongar en Ucrania una guerra que, en opinión de varios militares de alta graduación ya retirados, «estaba perdida en las primeras semanas de la invasión». Que la prolongación no tiene otras razones defendibles más que la de vender armas para satisfacer las demandas de los contratistas.
[1] Cualquier ciudadano de a pie, con algo de experiencia de la calle, puede entender que ese “dinero no se escapa”, pasa a bolsillos muy seguros de los amigos del círculo de los contratistas.
[2] “En blanco o más o menos grises”.
[3] El lenguaje que utilizan es muy claro, lo sorprendente es que se lo exprese de ese modo.
[4] Top Secret es el término en inglés utilizado para designar la información altamente clasificada.
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