José Costales y Carlos X. Blanco*: España: Historia de una demolición controlada
El Reino de España va en camino de su extinción, que corre pareja con una pérdida progresiva de su soberanía. Al ser intervenida España desde 1973, y al instaurarse el nocivo Régimen del 78, todos los males que aquejan a un Estado se acumulan en nuestra patria. Se implanta una economía neoliberal e improductiva, subordinada a intereses extranjeros. Se incentiva un sistema centrífugo, en el que resulta imposible remar todos juntos en una misma y sensata dirección. Se hace escarnio de la familia y de las instituciones tradicionales que garantizan la reproducción del pueblo español, todo encaminado a una sustitución por contingentes extranjeros y exóticos. Nuestra adscripción a las instituciones internacionales del “Occidente colectivo” juega en contra de los intereses nacionales, separándonos de las áreas tradicionales de influencia española. La economía, la diplomacia, la defensa, se subordinan al hegemón norteamericano y a sus prolongaciones (OTAN, UE). De otra parte, aumenta la putrefacción social, y con ella la partitocracia no ha hecho más que saquear los recursos del pueblo. Un futuro de guerra, esclavitud y degradación nos aguarda a los españoles como no seamos capaces de tomar el mando de la nave y desalojar a las oligarquías y poderes financieros mundiales.
Prólogo
Por Guillermo Rocafort
La humanidad se adentra en uno de los períodos más convulsos de su historia. Y ello principalmente por tres razones: porque el sistema económico ha alcanzado el límite de su expansión, por el resurgimiento de la multipolaridad y por la privatización de las naciones de occidente.
En este terrible contexto llega a mis manos este libro en un momento en el que acabo de llegar de participar en Rusia en el II Congreso sobre Multipolaridad y Rusofilia, con una ponencia sobre la necesidad de integrar a las Naciones Hispanas en el ámbito de BRICS y la Multipolaridad.
Aunque el libro contiene una serie de visiones sobre nuestro pasado sobre las que no es necesario confluir, conviene resaltar que su valoración sobre el momento presente es muy acertada a mi juicio y con un fuerte arraigo histórico.
Respecto al colapso del sistema económico se hace patente la quiebra de uno de los dogmas del capitalismo: el del crecimiento infinito, dado que el mismo ya no tiene más espacio en el planeta para su expansión. Esta situación en otra época se hubiera solucionado con un gran conflicto militar pero la aparición de las armas nucleares ha hecho que esta vía sea suicida. Al final va a resultar que el economista Schumpeter tenía razón en su predicción y estamos en la antesala del fin del Capitalismo que nos quiere arrojar al abismo ante su fracaso.
Totalmente entremezclada con el dilema económico la situación geopolítica añade también gran incertidumbre. El mundo anglosajón gozó de una ventana de tiempo desde la caída del muro de Berlín y de la URSS para implantar un proyecto civilizatorio unipolar, pero no fue capaz y el resurgimiento de Rusia y el ascenso meteórico de China, Brasil e India como grandes superpotencias han supuesto un freno radical a dicha aspiración. Dichas naciones encabezan la alianza “BRICS” que aglutina a una parte mucho más cuantiosa de población que la que tienen las naciones occidentales y avanzan con paso firme en los ámbitos económico y tecnológico amenazando con desbordar por completo a las mismas. Por lo demás van camino de implantar su propio sistema de asistencia financiera para países en dificultades financieras, alternativo al FMI y Banco Mundial, y un sistema original de divisas monetarias basadas en economía real: materias primas y/o metales preciosos, lo cual sería letal para el sistema económico de las élites del mundo anglosajón y occidental y su status. Esta intención acrecentará todavía más las rivalidades geopolíticas.
La gran privatización de Occidente ha venido de la mano de las élites del mundo anglo, que han sido las grandes dominadoras del planeta en los últimos 300 años. Lo han conseguido a través de la creación de organizaciones supranacionales, aparentemente neutrales como la Unión Europea, pero al servicio de dichas oligarquías y a través de la infiltración de las distintas naciones con políticos de cariz “globalista” y también por medio de las cadenas financieras de los Fondos Buitre y los Paraísos Fiscales. Esto ha producido una contienda con tres dimensiones: un frente geopolítico, en el que esta plutocracia anglo y sus acólitos dentro de las distintas naciones, chocan con la estructura y los valores de estados-nación clásicos, como Rusia o China. Un frente económico donde por la vía de las sanciones y de la desglobalización entramos en un contexto de nueva guerra híbrida. Y un frente social e intra-nacional: en el que colisionan con las élites locales (sobre todo en el propio Estados Unidos) y en el que se sirven de la ingeniería social basada en la ideología de la secta “Woke” para doblegar a las sociedades destruyendo sus valores e instituciones tradicionales y combinando herramientas económicas eliminando a la propia clase media.
En este sentido conviene destacar que la Unión Europea, por medio de los rescates económicos de las Naciones que fueron hundidas por la implantación del euro (Grecia, Portugal, Irlanda y España), ha conseguido esclavizarlas por medio de una deuda abusiva y condiciona al desmantelamiento de nuestras soberanías, de lo cual sólo se ha conseguido salvar Hungría gracias al patriotismo y clarividencia de su líder Víctor Orban.
En este contexto hay que entender la posición de España en las últimas décadas y en el momento presente. Una España que otrora forjadora de Imperios se ve zarandeada e incluso vapuleada en este trepidante devenir de acontecimientos. Las susodichas élites globalistas anglos han sido inmisericordes con la misma subyaciendo posiblemente un temor atávico a la misma por sus glorias pasadas, por su envidiable situación geográfica, sus capacidades de producción agrícola y por su especial relación con el mundo hispanoamericano.
Es cierto que, en la vorágine de la ofensiva del mundo anglo para destruir la alianza estratégica entre Rusia y Europa, los países de esta última han salido terriblemente perjudicados, particularmente Alemania. Pero a España además se la ha forzado a reconocer la soberanía marroquí del Sáhara, rompiendo su tradicional alianza con Argelia, que ahora mira a Italia. Este tipo de decisiones suicidas y políticas seguidistas de las directrices del núcleo anglo-otanista sería imposible si no fuera por la existencia de la infiltración de los políticos globalistas en varios países europeos, incluido el nuestro. En este sentido especialmente dolorosa es la situación de Gibraltar, por ser la última colonia existente en el contexto europeo, territorio que según Naciones Unidas debería ser revertido a España y que sólo conseguiremos reintegrar en la Nación española insertándonos en la Multipolaridad.
Así se entiende la aplicación de la agenda 2030 en España y en el continente europeo que apunta a la destrucción del sector primario, el constante encarecimiento de la energía, la destrucción del tejido socioeconómico basándose en la sostenibilidad y el decrecimiento, la privatización de lo público a través organismos “publico”-privados, la privatización y mercantilización de recursos esenciales como el agua, la apertura de fronteras a la inmigración ilegal, el fomento de las sexualidades no reproductivas y la cultura de la muerte, basada en el aborto y la eutanasia y en relación a todo lo anterior, la persecución del disidente. Una auténtica demolición controlada de nuestro mundo tal y como lo conocíamos.
El ex-ministro de asuntos exteriores José Manuel García-Margallo ha manifestado que la agenda 2030 es el evangelio. Ciertamente es el evangelio de la élite, de sus políticos y de la Masonería y es la ruina absoluta para las poblaciones en las que se implanta.
A España y a sus Naciones hermanas nos interesa integrarse lo antes posible en la Multipolaridad para reivindicarnos como una Civilización autónoma e independiente, de las que cita Alexander Duguin en su obra sobre la Cuarta Teoría Política, porque eso es lo que somos, una Civilización con nuestra propia lengua, derecho, cultura, religión, tradiciones e historia, una gran Civilización que lleva más de dos siglos siendo esclavizada por la Dictadura Anglo.
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*José Costales nació en Gijón (1966). Es funcionario del Estado. Licenciado en derecho por la Universidad de Oviedo. Diplomado en la Escuela de Práctica Jurídica del Principado de Asturias. Carlos X. Blanco nació en Gijón (1966). Es doctor y profesor de filosofía, Diplomado en Estudios Tomistas, en Derecho Natural y DDHU, en Psicología y en Pedagogía. Ha publicado numerosos ensayos en Letras Inquietas. También colabora de manera habitual con diferentes medios de comunicación digitales.
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