Los líderes de los países y la sombría agenda de control de Davos. Parte VI. Dinero Digital e Identidad Digital – Por Alejandro Pagés

Parte VI
Dinero Digital e Identidad Digital
Por Alejandro Pagés

Otro de los temas al que se le ha dado un impulso acelerado a partir de la post-pandemia es a la implementación de monedas digitales, y en última instancia, una moneda digital global. Al mencionar la necesidad de “conectividad digital de alta calidad” necesaria para la “transformación digital” se alude seguramente a la conexión 6G, que sería necesaria para desarrollar la computación ultra-rápida, la red eléctrica inteligente, la Internet de las Cosas y la Internet del Cuerpo Humano, que por cuestiones técnicas, deben funcionar a esa frecuencia. El problema es que las frecuencias de las 6G podrían traer riesgos de salud importantes para seres humanos, animales y vegetales, pero naturalmente, eso no es causa de preocupación para la OMS ni para su enfoque One Health.

24. La pandemia de COVID-19 ha acelerado la transformación del ecosistema digital y la economía digital. Reconocemos la importancia de la transformación digital para alcanzar los SDGs (Objetivos de Desarrollo Sostenible). Reconocemos que la conectividad digital asequible y de alta calidad es esencial para la inclusión digital y la transformación digital. (…) Reconocemos la importancia de las políticas para crear una economía digital que fomente la aplicación de nuevas tecnologías. (…) Reconocemos la importancia de contrarrestar las campañas de desinformación, las amenazas cibernéticas (…).

La moneda digital, la economía digital y la producción digital, es decir en definitiva la digitalización ubicua, es la esencia del nuevo modelo propuesto, e implica toda una serie de reformas en los sistemas productivos, de comercio y financieros, cada una de las cuales debe digitarse desde una instancia supranacional correspondiente, dependiente de la élite financiera, previa ampliación de algunas de sus facultades: El FMI, la OMC, la OMS, el Banco de Pagos Internacional, y otras en proceso de creación actualmente.

La censura sobre cualquiera que pretenda poner en evidencia o contrariar la parte más negativa de estos planes, o la que se desea mantener en secreto por la razón que sea, se ha orquestado bajo el nombre orwelliano de “combate de la desinformación”. Facebook y las nuevas empresas de fact-checking desarrollan herramientas de I.A. para lograr la detección de cualquier publicación indeseada casi en tiempo real. Esta censura ya se ensayó durante la pandemia de Covid, cuando Facebook censuraba cualquier publicación que fuese en contra de la narrativa oficial o pusiese en duda la seguridad de las nuevas vacunas, aunque proviniese de autoridades médicas intachables, con inventivos carteles como “Va en contra de las políticas comunitarias” o “Es desinformación que podría causar daño físico”. Youtube levantó los videos que tocaban el tema sin explicación (aunque siempre se había mostrado tolerante con contenidos más censurables) y plataformas como Blogger hicieron lo mismo con artículos, aunque fuesen serios y provistos de referencias en publicaciones científicas. Mientras tanto Google se encargaba de dirigir todas las búsquedas hacia los nuevos sitios de fact-checkers financiados por los mismos Google, Facebook, la NED (CIA), fundaciones como la Open Society y otras de perfil similar, y embajadas de algunos países como Gran Bretaña (Chequeado) o centros de inteligencia militar como el Centro Europeo de Excelencia para Contrarrestar las Amenazas Híbridas (Maldita) o la CIA (Primer). En las oficinas de estas empresas, estudiantes de periodismo de menos de 30 años se dedicaban a “desmentir” a profesionales médicos con tantos años de trayectoria como los suyos de vida, luego de una búsqueda minuciosa en Google. Sin embargo eso no fue suficiente para evitar la circulación de información y de testimonios de quienes ponían en duda la pertinencia de las medidas tomadas, aunque atenuó bastante su alcance.

Dice la declaración del G20:

27. Apoyamos la implementación continua de la Hoja de ruta del G20 para mejorar los pagos transfronterizos. (…) Celebramos el informe del Comité de Pagos e Infraestructuras de Mercado (CPMI) del Banco de Pagos Internacionales (BPI) sobre la interconexión de los sistemas de pago y el papel de las interfaces de programación de aplicaciones (API)

30. Los bancos centrales del G20 están firmemente comprometidos con el logro de la estabilidad de precios (…) La independencia del Banco Central es crucial para lograr estos objetivos.

32. Celebramos la Visión Institucional revisada del FMI sobre Liberalización y Gestión de Flujos de Capital, y esperamos con interés que continúen las conversaciones con las organizaciones internacionales sobre la aplicación coherente de los marcos internacionales para el uso de medidas de gestión de los flujos de capital (…). Esperamos con interés que el FMI siga avanzando en la puesta en marcha del Marco Integrado de Políticas y acogemos con beneplácito el informe del Banco de Pagos Internacionales (BPI) sobre los marcos de estabilidad macrofinanciera. Damos la bienvenida a la exploración continua de cómo las CBDC (Moneda Digital de Banco Central) podrían diseñarse potencialmente para facilitar los pagos transfronterizos. Celebramos la finalización exitosa del TechSprint 2022 del G20, una iniciativa conjunta con BISIH (Banco de Transferencias Internacionales), que ha contribuido al debate sobre las soluciones más prácticas y factibles para implementar CBDC. Reiteramos nuestro compromiso de mantener una Red Mundial de Seguridad Financiera sólida y eficaz, con un FMI sólido, basado en cuotas y dotado de recursos, en su centro.

La liberalización de los flujos de capital, tema que el FMI viene proponiendo tímidamente al menos desde 2012 (1), implica la remoción de cualquier tipo de barrera para los flujos de capitales entre naciones. Esto, por supuesto, haría más vulnerable a cualquier economía en desarrollo frente a las inestabilidades financieras internacionales, pero sería un paso obligado para implementar una Moneda Global. Las crisis financieras (generalmente inducidas), a la vez que diezman las economías más dependientes, sirven como excusa para mostrar la “necesidad” de establecer regulaciones globales, que son un paso previo necesario para poder administrar una Moneda Digital Global centralizada.

La Moneda Digital de Bancos Centrales es una criptomoneda estatal, bajo control de los Bancos Centrales de cada país, pero como se encarga de resaltar el documento, la emisión de estos Bancos Centrales no debe estar regulada por los Estados nacionales.

El desarrollo de este sistema ha recibido un impulso acelerado a partir del 2020. Ya se han desarrollado reuniones de los Bancos Centrales más importantes para diseñarlo (la Reserva Federal de EEUU, los bancos Centrales de Europa, Suiza, Canadá, Inglaterra, Suecia, Japón y el Banco de Pagos Internacionales). A inicios de 2022 el gobierno de Biden emitió una orden ejecutiva para impulsar el lanzamiento de una CBDC oficial. En noviembre de 2022 la Reserva Federal realizó una primera prueba para un dólar digital realizando una transferencia internacional, y otra prueba fue realizada hace unos pocos meses por la fundación The Digital Dollar Project, ligada a Accenture, una empresa de consultoría y servicios tecnológicos del Foro Económico de Davos. Christine Legarde ha dado impulso al desarrollo de un euro digital en la reciente conferencia de alto nivel “Hacia un marco legislativo que permita un euro digital para ciudadanos y empresas”, realizada por el Banco de Pagos Internacionales en Basilea. El acento puesto en los pagos transfronterizos en la declaración del G20 evidencia que el objetivo final es una Moneda Digital de uso mundial controlada por la banca internacional a través de los Bancos Centrales.

Recordemos de paso una de las tantas excusas a la que dio lugar la declaración de las absurdas cuarentenas. Inmediatamente se usó la “situación pandémica” como excusa para estimular varios puntos de la Agenda, como el teletrabajo, la teleducación, el delivery con drones, así como la naturalización del rastreo de los movimientos ciudadanos (presentada como rastreo de “contactos”), e incluso se propusieron scanners faciales acompañados de detectores de fiebre en las estaciones de tren. Pero además de todo ello se instaló la idea, en diversas notas de prensa, de que el dinero físico transmitía virus, y era mejor reemplazarlo por dinero digital.

31. Estamos comprometidos con la rápida implementación del paquete fiscal internacional de dos pilares de la OCDE/G20. (…) También acogemos con beneplácito el progreso en las Reglas Modelo de Erosión Anti-Base Global (GloBE) del Pilar Dos, que allanan el camino para una implementación consistente a nivel global como un enfoque común.

El nombre completo del paquete mencionado es Enfoque de dos pilares para abordar los desafíos fiscales derivados de la digitalización de la economía, tratado por el G20 en octubre de 2021, con la intención de aplicarse rápidamente. Este paquete fiscal consiste principalmente en un impuesto de un 15% para las grandes empresas multinacionales cuyos ingresos superen los 750 millones de euros anuales, que se tributarían en el país donde operan, con un detalle nada menor: quedan excluidas las industrias extractivas, los servicios financieros y las AFJP. Además, el paquete busca impedir la evasión fiscal de las multinacionales mediante paraísos fiscales.

Esta es otra iniciativa que, al igual que las medidas “por el bien del planeta”, parece en principio simpática, y hasta revolucionaria y anti-imperialista. ¿Una cumbre del G20 y los banqueros tratando de terminar con los paraísos fiscales y el secreto bancario? ¿Y además son ecologistas y preocupados por la conservación de la biodiversidad? Esto le quema los libros a más de uno… El subtítulo “para abordar los desafíos de la digitalización y globalización de la economía” señala el propósito de estas innovadoras medidas. Lo esencial del acuerdo propuesto, si se leen sus artículos, consiste en que a la par que se graban las ganancias genuinas de las empresas multinacionales, se deben suprimir de forma completa los impuestos a los servicios digitales, obligando además a los firmantes a comprometerse a no reintroducir esas medidas en el futuro (2).

En el fondo es una maniobra de la cumbre del sistema financiero contra el industrial, para hacerlo partícipe de la construcción del nuevo sistema. Sólo alguien puede imponerle un impuesto así a los CEOs de las multinacionales a nivel global, y son los mandamaces que financian a esas multinacionales o son dueños accionarios de las mismas (aunque no dudamos de que se encontrarán formas creativas de encauzar ese impuesto con beneficios para todos).

Como decíamos antes, el sistema competitivo capitalista está llegando a su fin, para mutar en un sistema distributivo controlado por los dueños del capital. Klaus Schwab ha declarado en El gran Reinicio, entre otras tantas afirmaciones explícitas sobre el “nuevo sistema” post-pandemia y post-reinicio, que el control público de las empresas privadas aumentará en el futuro inmediato. ¿Esto implica que los estados nacionales resultarán fortalecidos? No puede ser esa su intención, ya que según el mismo autor los estados nacionales perderán casi todo su poder, este es un punto en el cual insiste varias veces. En consecuencia ese “mayor control público” debe ser puesto en relación con el nuevo paradigma de digitalización de la economía, gobernanza global de los bancos y sociedad de control. Un híbrido o síntesis hegeliana entre lo representado hoy por China y los EEUU, pero que pretende avanzar mucho más allá, y no pareciera que precisamente en los aspectos positivos.

“El control público de las empresas privadas aumentará (…) Los gobiernos alentarán decididamente las asociaciones entre el sector público y el privado a fin de que las empresas privadas puedan participar más en la mitigación de los riesgos mundiales. (…) En diversos grados, los dirigentes empresariales de todos los sectores y países tendrán que adaptarse a una mayor intervención gubernamental. Se procurará activamente la investigación y el desarrollo de bienes públicos mundiales, como soluciones para la salud y el cambio climático. Los impuestos aumentarán”. (Klaus Schwab, Covid-19: The Great Reset, p. 40)

Los “bienes públicos mundiales” mencionados parecen ser, por ejemplo, las vacunas de ARNm, que se fabricarán según el modelo de “transferencia de tecnología” que vimos en la parte anterior de esta serie, y además serán consideradas un “bien público”, es decir un “derecho” que debe otorgarse a la mayor cantidad posible de gente (en realidad impuesto).
“Las empresas no se adherirán necesariamente a estas medidas porque las consideren “buenas”, sino más bien porque el “precio” por no hacerlo será demasiado alto en términos de la ira de los activistas, desde los inversores activistas hasta los activistas sociales.” (Ibidem, p. 74)

Lo que parece desprenderse claramente de declaraciones como estas es que los banqueros arquitectos del Gran Reseteo ejercerán una presión extorsiva creciente sobre las grandes y medianas empresas para dirigir sus inversiones hacia la construcción del nuevo sistema. Si no es suficiente con la presión directa, se recurrirá a los manifestantes movilizados como títeres y a los escraches mediáticos.

Naturalmente, si se busca crear un sistema digital de Moneda Global, el secreto de las transacciones y la misma privacidad serán cosa del pasado. Los dueños de los bancos podrán seguir todas las transacciones de cualquier individuo sobre el globo, y podrán bloquear el acceso a sus ahorros con diferentes excusas (por ejemplo, sanitarias) o hacerlos desaparecer con un simple click. De hecho, no sólo podrán seguir cada transacción, sino que se verán obligados a hacerlo, pues en principio no habrá otra forma de validar las transacciones con un dinero sin existencia física que verificarlas y autorizarlas en el medio virtual teniendo acceso a todos los datos. Los grandes bancos no solo conservarán, sino que acrecentarán su poder de crear dinero de la nada. Su poder de controlar y rastrear todas las transacciones, hasta la compra de un caramelo, será total, una verdadera tiranía de la cual casi no habrá escape. Este enorme peligro ya ha sido alertado por muchos analistas.

En un contexto semejante, los paraísos fiscales y el secreto bancario perderán su razón de ser. Quienes controlen las transacciones controlarán todo, no les serán más necesarios esos trucos para blanquear sus ingresos ilegales, y les convendrá poder restringirlos para que otros actores no los tengan a su disposición. Por otra parte, se busca desacelerar el crecimiento económico. Pero si les resulta más tranquilizador, pueden preferir creer que esta clase de gente busca limitar la avaricia de las multinacionales por el bien de la humanidad.

34. Acogemos con satisfacción el informe del FSB (Consejo de Estabilidad Financiera) (3) y la Red para un Sistema Financiero más Verde (NGFS) sobre el análisis de escenarios climáticos por jurisdicciones.

La Red para un Sistema Financiero más Verde reúne a 108 Bancos Centrales comprometidos en el desarrollo de un modelo económico global “sustentable”, teniendo en cuenta los “riesgos climáticos”.

De lo que se trata básicamente nuevamente, para no resultar redundantes, es de ver cómo se contribuye desde el sector bancario y financiero a la construcción del nuevo modelo económico, social y productivo que ya hemos visto a rasgos generales, uno de cuyos rasgos es la restricción del consumo y de algunas actividades de la población, y el control digital centralizado de todo. Esta “pata” financiera del sistema se encargaría principalmente de canalizar las inversiones.

35. Damos la bienvenida al trabajo en curso por parte del FSB y los emisores de estándares internacionales para garantizar que el ecosistema de criptoactivos, incluidas las llamadas criptomonedas estables (4), sea monitoreado de cerca y sujeto a una regulación. (…) Damos la bienvenida al informe consultivo del FSB (…) para la regulación, supervisión y vigilancia de los acuerdos de “criptomoneda estable global”. (…) Damos la bienvenida al plan de trabajo sobre la nueva Iniciativa de brechas de datos (DGI) preparado por el FMI, FSB y el Grupo Interinstitucional sobre Estadísticas Económicas y Financieras (IAG) en colaboración con los miembros participantes. Solicitamos al FMI, el FSB y el IAG que comiencen a trabajar para llenar estos vacíos de datos e informar sobre el progreso en la segunda mitad de 2023 (…) Celebramos el progreso de la labor sobre la revisión de los Principios de Gobierno Corporativo del G20/OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos) (…) y esperamos con interés nuevas actualizaciones sobre la revisión.

Por supuesto, se ha dejado a la estafa proxy de las criptomonedas tener su verano para instalar la idea en la población, sobre todo en los jóvenes, a quienes se les ofreció dinero fácil y hasta la idea (qué ilusos) de una moneda que no fuera controlada por nadie. Ahora se las regulará, naturalmente.

Se insiste en una moneda estable global, y en una digitalización creciente y centralizada, con un flujo de datos encriptados controlado por instancias supranacionales. El Gi Hub está ligado directamente al G20, y su objetivo es centralizar, recabar y compartir la mayor cantidad de data posible con todos los países, y desarrollar una infraestructura para potenciar estos intercambios, en vista a las aplicaciones más diversas.

El Jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, anunció en 2022 la creación del programa Identidad Digital Autosoberana, consistente en una Identificación Digital, que integraría en la misma plataforma la partida de nacimiento, certificado de vacunación, resultados de testeo de Covid, y hasta otros 10 documentos de datos personales. A través de una app los ciudadanos podrían autenticar su identidad digitalmente. Ya desde 2011 existe el programa SIBIOS, inaugurado por decreto por la entonces presidente argentina Cristina Fernández de Kirchner, que almacena los datos biométricos de la población, algo que en muchos países está prohibido. Si este sistema de digitalización no ha avanzado más probablemente se deba a la poca seguridad que se ha podido lograr para salvaguardar los datos. Desde diciembre de 2022 se haya en marcha el proyecto del Banco Mundial Fortaleciendo la infraestructura de datos para cerrar la brecha digital en la Argentina.

Resumiendo, el panorama al que hemos echado un vistazo a lo largo de esta serie, y poniendo en orden y uniendo todos los conceptos desarrollados, podemos arribar a la siguiente conclusión: el previsible agotamiento del petróleo y las fuentes de energía barata está poniendo en jaque el demencial estilo de vida consumista e hipertecnificado de la civilización moderna, el cual hemos construido durante años sobre la base inestable de esos recursos finitos. Hace 200 años, la economía mundial dependía sólo de 9 metales, mientras que hoy en día no hay un elemento de la tabla periódica que no tenga una aplicación industrial. Las jubilaciones, pensiones, gastos superfluos, todo ello es posible gracias a la energía barata, pero en menos de dos siglos hemos agotando todos los recursos sobre los que se basa la misma, desde el petróleo hasta el oro. Sin embargo estamos fatalmente acostumbrados a un modo de vida basado en esa abundancia de energía, hasta el punto de que en cierta manera lo hemos identificado con la esencia misma del progreso y de nuestra superioridad como civilización.

La salida más ordenada del atolladero consistiría en reconocer el fin del experimento, retroceder en esta comodidad costosa, volver a estilos de vida más sencillos, menos consumistas, como lo fueron siempre los de la humanidad, revalorizar la vida rural, y dejar de rendir un culto exagerado a la tecnología, sin dejar de aprovecharla para lo que es útil, pero ocupando un lugar más modesto. A la par, buscar algunas otras opciones de energía barata, que las hay. Pero este retroceso no resultaría nada fácil de lograr, salvo que se realice una campaña sostenida desde los centro de poder para modificar la mentalidad colectiva y hacerla aceptar esos cambios, campaña que incluso debería ser mundial, ya que ningún país querrá renunciar solo a esas ventajas.

Lo que hemos dado en llamar “la élite” bancaria, que opera visiblemente desde Davos, podría hacer eso si quisiese. Y si quisieramos opinar bien de ellos, hasta podríamos creer que la coartada de “salvar al planeta de las emisiones de CO2” es en definitiva una mentirilla urdida con buenas intenciones, para inducir a la población al abandono de algunas comodidades en su modo de vida demasiado onerosas y ya insostenibles. Pero el análisis en conjunto de su accionar, que hemos realizado someramente en esta serie, revela otras intenciones.

¿Qué es lo que ocurre?. Que esa solución que acabamos de proponer al problema, la más sensata, choca de frente con planes de larga data para establecer un sistema mundial de gobierno asentado firmemente en el dominio mediante la tecnología, diríamos incluso en el control de cada aspecto de la vida de los individuos, de la manera más “invisible” que sea posible, mediante el uso de una potente Inteligencia Artificial conectada a todo, sueño que por primera vez parece poder hacerse realidad. Más aún, se busca la “superación” de las barreras naturales y del orden natural mediante esa tecnología, dejando la administración del nuevo mundo creado en manos de una élite que pretenderá dominar todo sin que su poder sea ostensible.

Es por ello que la parte más consciente que desarrolla ese modelo futuro (reprsentada visiblemente en Davos) busca realizar el “recorte” indispensable de gastos sólo para la masa humana mundial, en aspectos como el consumo cotidiano, los viajes, los lujos, la cantidad de seres humanos, pero no quiere tocar la muy onerosa infraestructura tecnológica necesaria para establecer, por ejemplo, un sistema digital de moneda global y vigilancia, que podría incluso evolucionar hasta fusionar datos biométricos y transacciones, en algo que ya no sería siquiera una moneda, sino un flujo de información biológica/económica/mental centralizada y manejada por una Inteligencia Artificial. Se debe poner el énfasis en los gastos vitales de la masa, que para ellos al parecer es casi ganado, realizar el “ajuste” allí, pero no tocar nada de la alucinante infraestructura que se desea construir. Luego, una vez obtenido al menos el andamiaje técnico y legal de la misma, la crisis que se avecina permitirá justificar un control cada vez más creciente, prometiendo “eficiencia” en la asignación de “recursos”, al eliminar el error y la corrupción de los seres humanos, y ser límpidamente ejecutado (supuestamente) por un sistema automático e “inteligente”.

Cuando consideramos así las cosas, comprendemos por qué vemos movimientos contradictorios que resultan difíciles de justificar. Mientras esa “élite” de financistas lanza a los centros de investigación aparentemente a la búsqueda desesperada de nuevas fuentes de energía, explorando inclusive el nivel cuántico (energía del vacío y similares, aunque sospechamos que esas exploraciones pueden tener otras aplicaciones), al mismo tiempo boicotea la energía nuclear barata, y otras opciones aún teóricas pero mucho más factibles y prometedoras que las “energías verdes”. Por ejemplo, se han desarrollado experimentos exitosos para utilizar la energía generada por el calor del interior del planeta, luego de lograr microperforaciones del manto rocoso mediante nuevas tecnologías, lo cual podría brindar energía casi ilimitada, pero sin embargo no sabemos que se haya vuelto a hablar de ello, ni existen que sepamos grandes consorcios gubernamentales/privados financiando desarrollos como ese. Por otro lado se generan crisis agrícolas inducidas, que en lugar de mitigar los problemas económicos los aceleran, como si el objetivo final fuera desestabilizar al sector y al resto de la economía para introducir más rápidamente el nuevo paradigma en la agricultura y la actividad industrial, con nueva nanotecnología, sin mano de obra y acaparado por pocos dueños.

Sumado a todo esto, la insistencia en inyectar a toda la población periódicamente, y que se comience a hablar abiertamente de hibridaciones humano-máquina, interfaces cerebrales, medicina mediante nanopartículas controladas remotamente o nanobots, hace sospechar que la conexión de los seres humanos a esa red digital omnipresente es parte fundamental del plan. El lanzamiento post-pandemia de ChatGPT y otros avances en Inteligencia Artificial demuestran que ese campo también se desarrolla a pasos muy acelerados. Por su parte, se instalan nuevas antenas 5G en todas partes en pleno comienzo de la pandemia de 2020, y Elon Musk lanza su red de satélites de baja altura, en vistas a esa misma interconexión digital ubicua. No estamos hablando de un futuro muy lejano de ciencia-ficción. Todo parece irse desarrollando de forma independiente, pero con miras a confluir al final en un mismo modelo lo más rápido que se pueda, antes de que la escasez de energía, real o provocada, nos alcance.


(1) FMI: La liberalización y la gestión de los flujos de capital: una visión institucional (URL: https://www.imf.org/en/Publications/Policy-Papers/Issues/2016/12/31/The-Liberalization-and-Management-of-Capital-Flows-An-Institutional-View-PP4720)

(2) OECD (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) y el G20: Enfoque de dos pilares para abordar los desafíos fiscales derivados de la digitalización de la economía, p. 10.

(3) Organismo con sede en Suiza, fundado luego de la cumbre del G-20 en Londres (2009) como sucesor del Foro de Estabilidad Financiera. Su presidente es el anglocanadiense Mark Carney, ex-gobernador del Banco de Inglaterra y ex–empleado de Goldman Sachs.

(4) Criptomoneda respaldada por algún activo más estable, como dinero físico o commodities.

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