Para asegurar la supremacía del partido de Estado, se agita el fantasma de una ‘ultraderecha’ cipaya del atlantismo y el sionismo – Por Juan Manuel de Prada

A mamar doctor Sánchez
Por Juan Manuel de Prada

En un aquelarre o sarao reciente del partido de Estado, el doctor Sánchez ensartó una serie de preguntas retóricas que nos permiten hacer una reflexión sobre las mutaciones de la democracia: «¿Quién va a defender en este momento la democracia, si no somos los socialistas? ¿Quién va a defender la verdad frente a tanto bulo y desinformación, si no somos los socialistas? ¿Quién va a defender la causa de los jóvenes, que merecen vivir en un mundo habitable, con la justicia social por bandera, si no somos los socialistas? ¿Quién va a garantizar la dignidad de nuestros mayores y sus jubilaciones, si no somos los socialistas? ¿Quién va a garantizar que la sostenibilidad del planeta, la paz o la construcción de Europa, que es nuestra casa común, nuestra nueva patria, salgan fortalecidas de este embate que está planteando la ultra-derecha, si no somos los socialistas?».

Las preguntas retóricas del doctor Sánchez iban dirigidas a los ‘militantes’ del partido de Estado, que como los militantes de cualquier partido son personas, animales o cosas con el cerebro hecho fosfatina. Pero después fueron divulgadas orgullosamente por los órganos de propaganda del partido de Estado, de modo que puede afirmarse que fueron proclamadas ‘urbi et orbi’. Cualquier demócrata sincero (suponiendo que tal especie, más dudosa que el unicornio, exista) podría responder fácilmente a las preguntas retóricas del doctor Sánchez: «Aparte de los socialistas, la democracia y todos sus logros maravillosos, pueden defenderlos y garantizarlos también los liberales, los conservadores… y, en general, todos los partidos políticos que los recogen en sus programas electorales». Pues, en efecto, todas las birrias que según el doctor Sánchez sólo defienden los socialistas son en realidad defendidas con denuedo por todas las facciones ideológicas en liza, porque forman parte del mandato plutocrático que fundó el ‘consenso político’ del Régimen del 78.

El doctor Sánchez sabe, sin embargo, que el ‘consenso político’ ha sentado las bases y creado las condiciones para que los socialistas puedan gobernar autocráticamente y con poderes tan extraordinarios que no los soñó Licurgo. En efecto, el ‘consenso político’ ha ido erosionando, hasta destruir por completo, el ‘consenso social’, que era un ‘ethos’ católico y tradicional; y, destruido ese consenso social, los socialistas pueden llevar a cabo mucho más eficazmente el mandato plutocrático que cualquier otra facción ideológica (que, además, acaudillan gentes inanes y acomplejadas que se quitan las gafas y se cambian el peinado, por aparentar juventud). Y para terminar de asegurar esa supremacía del partido de Estado, se agita el fantasma de una ‘ultraderecha’ cipaya del atlantismo y el sionismo, que se pasea con el pecho abombado por los saraos de Trump, haciendo el ridi cosmopaleto. Pero que al menos sirve para asustar a las viejas.

Vamos a mamar doctor Sánchez hasta que San Juan baje el dedo, demócratas.