Rusia denuncia que EE.UU. intenta crear insectos portadores de enfermedades y drones para diseminarlos

El gobierno de Rusia, por medio de su jefe de las Tropas de Defensa Radiológica, Química y Biológica de las Fuerzas Armadas, Ígor Kirílov, denunció que Estados Unidos inició una serie de experimentos en laboratorios con insectos para que los mismos sean portadores de enfermedades cuyos patógenos no se propagan a través de ellos en la naturaleza, como el ébola, el HIV y la hepatitis B.

Ya se han obtenido cultivos de mosquitos infectados con el virus de la hepatitis B. Esto permite mantener e infectar 89 especies de mosquitos y 12 especies de garrapatas con arbovirus en condiciones de laboratorio”, advirtió este lunes el alto oficial. Además, señaló: “EE.UU. pretende utilizar el territorio de otros Estados como campo de pruebas para posibles escenarios”.

Y agregó: “La patente de un vehículo aéreo no tripulado diseñado para propagar mosquitos infectados por el aire demuestra el alto nivel técnico de preparación de EE.UU. en la utilización de vectores infectados”. Asimismo, alertó que las investigaciones de Washington con insectos portadores de enfermedades “tienen un marcado carácter militar y aplicado”.

El funcionario ruso recordó que la inundación de los territorios en la provincia de Jersón luego de la ruptura de la presa de la central hidroeléctrica de Kajovka “podría complicar la situación, incluso en el caso de infecciones por arbovirus” e insistió en que “tras la bajada del nivel del agua, pueden aparecer brotes de enfermedades transmitidas por mosquitos, especialmente la fiebre del Nilo Occidental. Esto explica el empeoramiento de la situación epidémica en las zonas donde se encuentran y la aparición de enfermedades y vectores poco habituales en estas regiones”, concluyó Kirílov.

Cabe remarcar que en marzo de este año, Kirílov, dio detalles sobre los proyectos que se ejecutaron en laboratorios biológicos en Ucrania con financiamiento del ministerio de Defensa de EE.UU., entre ellos el proyecto UP-4 que se realizaba en laboratorios de Kiev, Járkov y Odesa hasta el 2020. “Los patógenos que se estudiaban en los laboratorios ucranianos en el marco de un proyecto de EE.UU. eran autóctonos y su propagación podría hacerse pasar por un brote surgido de manera natural“, reveló entonces Kirílov.

También dio a conocer datos sobre el proyecto P-781, en el marco del cual se investigó el uso de murciélagos como agentes de armas biológicas.

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