El presidente de El Salvador, Nayib Bukele, expresó este 1 de enero que el país centroamericano “cierra el año más seguro en toda su historia y se convierte en el país con la tasa de homicidios más baja de toda Latinoamérica”.
A su vez, el titular de la Policía Nacional Civil (PNC), Mauricio Arriaza Chicas, había anunciado en septiembre de 2023 que El Salvador registraba en ese momento una tasa de homicidios de entre 2,3 y 2,4 por cada 100.000 habitantes. En 2019 el país presentaba una tasa de hasta 109 homicidios por cada 100 mil habitantes, una de las más altas del continente y del mundo.
El Congreso de El Salvador decretó en marzo de 2022 el estado de excepción en el país en el marco del plan de seguridad llamado Control Territorial en el que suspendió una serie de garantías individuales a fin de combatir a las pandillas conocidas como maras y otros grupos del crimen organizado. El gobierno ha señalado que el plan ha logrado una disminución drástica de los homicidios en el país.
El ministro de Defensa, René Francis Merino Monroy, dijo que una de las claves del éxito del plan Control Territorial, fue la participación tanto de la Fiscalía como de la Dirección de Penales.
“De nada sirve que nosotros ubicáramos y agarráramos a los delincuentes, los entregáramos a la policía si en el lugar donde iban a estar recluidos no había ese orden que se necesitaba y que estábamos imponiendo en las calles”, afirmó el ministro.
“Entonces ahí estábamos todos los que teníamos que estar y se tomaron las decisiones que tomó el señor presidente del régimen de excepción”, agregó Merino Monroy.
Bukele, de 42 años, ganó las elecciones en junio de 2019 con un discurso de regeneración política que entusiasmó a una mayoría de votantes (el 53%). Su guerra abierta al narcotráfico se produjo después de que se rompiera la tregua con las maras, las pandillas de delincuencia organizada con las que su Gobierno había mantenido negociaciones secretas.
Las maras nacieron en Los Ángeles en los años 80 como un recurso identitario de los jóvenes migrantes salvadoreños que huían de la guerra civil en su país. La Mara Salvatrucha (M13) y Barrio 18 se disputaron la hegemonía en California y una década después esas pandillas ya estaban implantadas en El Salvador, desde donde han controlado el negocio del narcotráfico en el denominado Triángulo Norte centroamericano. La violencia ejercida por estas bandas, que reclutaron a miles de jóvenes desocupados, disparó la tasa de homicidios durante años y situó al país como uno de los más inseguros de América Latina.
Bukele ha logrado rebajar sensiblemente la cifra de homicidios (en 2022 hubo 496, según datos oficiales, frente a las 2.390 muertes violentas de 2019). La contraparte ha sido el aumento exponencial de presos. Con sus 96.000 reos, El Salvador es el país con la tasa de población reclusa más alta del mundo. Para alojar a tantos detenidos, el Gobierno inauguró en febrero pasado una gigantesca cárcel, bautizada como Centro de Confinamiento del Terrorismo, con capacidad para unas 40.000 personas.
Según la consultora CID Gallup, la aprobación del mandatario roza el 90%. El Latinobarómetro le otorga una adhesión similar. Índices de popularidad que le aseguran la reelección en febrero casi con toda probabilidad.
El Salvador cierra el año más seguro en toda su historia y se convierte en el país con la tasa de homicidios más baja de toda Latinoamérica. https://t.co/ReN0vJ9u2H
— Nayib Bukele (@nayibbukele) January 1, 2024
