¿A qué viajó a la Argentina la ucraniana Darya Gerasymchuk? – Por Marcelo Ramírez

Por Marcelo Ramírez

La llegada de Darya Gerasymchuk, comisionada por los derechos de los niños de la presidencia ucraniana a Buenos Aires, pasó casi desapercibida para el público en general. Si bien mantuvo reuniones con representantes del gobierno, del Congreso Nacional y con ONGs, las conclusiones de la visita deben ser analizadas cuidadosamente.

En primer lugar, debemos destacar que estas noticias son ajenas al público en general y solo responden a los intereses de la coalición occidental que busca crear presión política contra la Federación de Rusia.

La prensa argentina no dio mayor importancia al hecho, excepto el portal Infobae, una de las principales espadas comunicacionales de las embajadas de EE. UU., el Reino Unido e Israel. Haciéndose eco de la propaganda ucraniana, publicó una nota señalando el objetivo de involucrar a Argentina en “una coalición internacional para el regreso de los niños ucranianos”.

La autora fue la periodista Andrea Bonzo, quien se dedicó en la nota a trazar una pieza de propaganda a medida de lo que ordenan sus jefes. Allí publicó que la comisionada ucraniana expresó que “hay 36 países que se sumaron a esta coalición y esperamos que el próximo sea Argentina”, en un encuentro con un reducido grupo de medios, entre ellos Infobae, organizado por la embajada de la Unión Europea en Argentina. Allí destacó la existencia de “campos de reeducación” donde se maltrata sistemáticamente a los niños y se les prohíbe hablar de su identidad ucraniana.

Asimismo, según informa la propia información ucraniana, Daria Gerasymchuk, junto con el Embajador de Ucrania en la Argentina, Yurii Klymenko, se reunieron con representantes del gobierno argentino. En particular, destacaron al secretario de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia de la Nación, Alberto Julio Baños, un polémico ex juez, y a la Subsecretaria de Cultura Ciudadana y derechos humanos del Gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Pamela Malewicz.

Este dato no es menor, dado que ambos funcionarios tienen sus orígenes en el PRO, el partido del expresidente Mauricio Macri, con profundos nexos con los EE. UU.

Paralelamente, un joven diputado de 32 años, Damián Arabia, también proveniente de esa fuerza política, convocó a los diputados Gerardo Milman, Silvana Giudici, Sergio Capozzi, José Nuñez, Verónica Razzini, María Florencia De Sensi, María Sotolano, Martín Yeza, Sofía Brambilla, Sabrina Ajmechet, Silvia Lospennato, Laura Rodríguez Machado y Marilú Quiroz a presentar un proyecto de declaración apoyando el ingreso de Argentina a la “Coalición Internacional para facilitar el regreso de los niños ucranianos”.

Textualmente, la declaración dice que se hace “bajo el liderazgo de los gobiernos de Ucrania y Canadá, cuyas acciones miran a continuar y potenciar a nivel internacional el programa ‘Bring kids back UA’, para facilitar el regreso y la reintegración del gran número de niños desplazados y deportados forzosamente por las fuerzas de ocupación rusas desde el reconocido territorio de Ucrania”.

Todos estos personajes son miembros de una misma fuerza política, el PRO, que mencionamos con anterioridad y hoy en un proceso de división con Macri, por un lado, y Patricia Bullrich por el otro. El esposo de Bullrich, Guillermo Yago, es un conocido lobbista sionista que ha participado en el comercio de armas entre Israel y Argentina. Extrañamente, el partido La Libertad Avanza del presidente Milei se ha mostrado ausente. Seguramente esto responde a que los vínculos reales con los EE. UU. están en el PRO, mientras que en LLA impera el desorden y la falta de conocimiento real de los vericuetos del poder. De esta manera, los políticos “profesionales” del PRO dejan marginados ante los ojos de los EE. UU. a los “amateurs” del LLA en temas de interés para Washington.

Un detalle no menor es que, según informa la propia presidencia de Zelensky, quien recordemos, no ha llamado a elecciones y se ha transformado en un usurpador de la presidencia, la campaña de información «Voces robadas» se da con un apoyo que no debemos olvidar.

El impulso de esa campaña recayó en la Renaissance Foundation, que forma parte del plan de acción Bring Kids Back UA. Esta Fundación tiene sede, cuando no, en Londres, y demuestra los vínculos de la misma con la campaña occidental.

De la misma manera, los medios argentinos, así como los políticos locales, todos están profundamente ligados al mundo anglosajón. Carecen, por lo tanto, de la más mínima objetividad.

Las declaraciones del embajador ruso en la Argentina sobre el tema, explicando las razones reales, que incluyen 5 millones de refugiados ucranianos y setecientos mil niños, han sido ignoradas por la prensa y la dirigencia política. Simplemente, se puede observar la forma en que funciona la propaganda occidental.

A espaldas de la población en general, entonces, se instituye una adhesión de un país como la Argentina, que se sumará a otras conseguidas de forma parecida en otras naciones, para construir una idea de un repudio mundial. Simplemente, no representan la voluntad del pueblo argentino, que ni siquiera tiene conocimiento de lo que sucede. No obstante, esta realidad se presentará a la opinión pública mundial como un apoyo, que no es tal, a la causa ucraniana.

Así Occidente construye su relato.

 

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