El Tribunal Supremo de Rusia prohibió, este jueves 30 de noviembre, al movimiento LGBT en este país al considerarlo una “organización extremista” de injerencia extranjera, luego de que el Ministerio de Justicia de ese país haya elevado hace unas semanas su petición al máximo Tribunal.
El juez, Oleg Nefédov, dictaminó: “Reconocer el movimiento internacional cívico LGBT como una organización extremista y prohibir sus actividades en territorio de Rusia”. La medida tiene efecto de aplicación inmediato y prohíbe la propaganda, la publicidad, así como promover y generar interés a los ciudadanos del territorio ruso de integrar las filas del movimiento LGBT.
El magistrado aseguró que esta decisión “no afecta al derecho de los ciudadanos a la privacidad y no conllevará consecuencias jurídicas negativas”.
La demanda, presentada a la corte semanas atrás por el Ministerio de Justicia, sostuvo que las autoridades habían identificado “señales y manifestaciones de naturaleza extremista” por parte del movimiento LGBTQ que opera en Rusia, incluyendo la “incitación a la discordia social y religiosa”.
Por su parte, la directora de Amnistía Internacional para Europa Oriental y Asia Oriental, organismo británico con sede en Londres y de histórica injerencia en los distintos países, Marie Struthers, denunció que “se trata de un movimiento cínico cuyo objetivo es deshumanizar y perseguir a toda la comunidad LGBTI. Por desgracia, en el clima imperante en Rusia de homofobia generalizada promovida por el Estado, no resulta una sorpresa”. En igual sentido, el alto comisionado de la ONU para los derechos humanos, Volker Türk, condenó la decisión del Tribunal Supremo ruso y pidió a las autoridades de Rusia que reconsideren esa medida.
Russia has effectively outlawed any public LGBTI-related activity, calling the 'international public LGBT movement' as 'extremist'.
The decision is shameful and absurd.
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https://t.co/JozPXQNJ4X— Amnesty International (@amnesty) November 30, 2023
Sin embargo, nadie persigue en Rusia la vida íntima de sus ciudadanos, solo se impide la promoción pública de tendencias sexuales no reproductivas, un grave problema geopolítico en un país con el mayor territorio del mundo, bajísima densidad de población y bajas tasas de natalidad. Por dicho motivo, Vladimir Putin ha venido promoviendo y apoyando financieramente la constitución de familias tradicionales.
Por otro lado, ha venido siendo denunciado en Rusia la instrumentalización permanente de organizaciones LGBT con financiación desde el Reino Unido y los EEUU contra el gobierno de Vladimir Putin. Quizá uno de los ejemplos que más han trascendido a la prensa occidental haya sido el caso del grupo de punk-rock Pussy Riots, cuya “rebeldía” consistía en profanar iglesias cristianas ortodoxas, para luego ser públicamente respaldadas en los EEUU por Bill y Hillary Clinton.
